© Foto Album Desierto
Hace algunos días estuve en el Liceo la Portada (A-22) en La Bandera, Antofagasta, presentando la historia del turismo en el norte de Chile visto desde los hoteles y en su principal agente territorial el Consorcio Hotelero Nacional, la HONSA. Estuvo dirigido a la carrera de Servicios Hoteleros, y gestionada por el profesor Pedro Claveria.
En esa visita conocí un nuevo Museo del Salitre dentro de ese liceo. Un espacio de exhibición de objetos y documentos organizado con la ayuda de la comunidad que busca mantener la memoria de la vida entorno al nitrato. El líder de esta obra es Celestino Araya, quien vivió en la oficina salitrera Santa Luisa.
Sin duda ese detalle hace que esta muestra se constituya en una novedad, el hecho de estar organizada en torno a Santa Luisa, una salitrera del Cantón de Taltal, parte de una red de pueblos industriales, actualmente abandonados o desmontados, sobre la cual se conoce muy poco.
Sin duda entre las redes o Cantones más famosos están: Tarapacá, vinculado a Iquique, el Central de Antofagasta y el Toco de Tocopilla, pero el de Taltal, que fue muy potente y con una gran inversión inglesa, es menos reconocido. Entre las imágenes que muestra don Celestino extraídas de la destacada revista "Pampa", está el Quiosco o Odeón de la Oficina Santa Luisa, una obra de la década del 30 que sorprende por su modernismo náutico.
Dejo a continuación artículo de el periódico digital El Nortero sobre el Museo, escrito por Víctor García y publicado el 8 de Junio de 2010.
Notable Iniciativa: Museo del Salitre en Liceo la Portada
A sus 75 años don Celestino se niega a dejar en el olvido, los recuerdos de su pampa querida, y día a día trabaja para implementar de mejor manera lo que el denomina “ el sueño de su vida”. Por Víctor García
Don Celestino Araya, vivió gran parte de su vida en distintas oficinas salitreras de la región. Nació en 1935 en la Oficina Salitrera Santa Luisa, en las cercanías de Taltal. En 1947 cerró Santa Luisa y junto a su familia tuvieron que partir a Chacabuco, donde duraron poco tiempo, para luego llegar a la Oficina Vergara y posteriormente ser trasladados en forma definitiva a la Oficina Pedro de Valdivia.
A los 15 años comenzó a trabajar de mensajero en el área de la granuladora donde duró dos años. Después lo trasladaron a la maestranza, de aprendiz. Luego estuvo de mecánico y terminó de secretario estadístico. "Esa fue mi última pega en la Pampa. En la oficina uno aprendía a hacer de todo, no te podías quedar con un solo oficio porque eso te quitaba posibilidades de pega" comenta don Cele, que además pituteaba en sus ratos libres proyectando las películas en el teatro.
A mediados de 1973, don Celestino decidió dejar la Pampa. "Me fui dando cuenta de algunas situaciones en el trabajo, y decidí partir a la gran ciudad: Antofagasta".
Según cuenta, fue una decisión difícil allí había pasado los mejores momentos de su vida.
Con el tiempo se acostumbró a la urbe, pero nunca pudo desligarse por completo de su Oficina Salitrera y una vez en la ciudad fue presidente de la junta de vecinos de la Eduardo Frei, población donde llegaron la mayoría de las familias Pedrinas. En ese lugar todavía se mantienen algunas tradiciones, los desfiles del 21 de mayo y del 18 de septiembre se realizan calcados a como se hacían en la oficina. Y periódicamente se juntan las familias en un almuerzo para rememorar sus anécdotas e historias.
No conforme con esto, Celestino Araya, comenzó a formar "a puro ñeque" un museo para rescatar la cultura Pampina en las inmediaciones del Liceo A-22 La Portada. La infraestructura corrió por cuenta de la administración municipal anterior y gran parte de lo que hay en el museo son donaciones de familias pampinas, que hacen entrega de sus recuerdos para de esta forma colaborar en esta notable iniciativa.
"Estoy muy conforme con lo que he logrado hasta ahora, pero esta tarea no terminará nunca. Este será mi legado para las futuras generaciones y espero que muchos puedan aprender la hermosa historia de la Pampa Salitrera".
Quienes quieran visitar o cooperar con el museo deben dirigirse hasta el Liceo La Portada ubicado en el sector norte de la ciudad, ya que, el museo se enmarca dentro de una política de puertas abiertas que aplica dicho establecimiento para poder acercar la cultura a quienes lo deseen.
Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
29.11.10
24.11.10
23.11.10
"De las conversaciones intuitivas al arte" Universidad Santo Tomás martes 23 de noviembre
De las conversaciones intuitivas al arte fue organizado por la Universidad Santo Tomás en la Semana de la Carrera de Diseño Gráfico, por el artista Alexis Diaz, con la participación del artista Salvador Lauriani, el diseñador Claudio Cárdenas (revista Fauna), los videoartistas Jorge Wittwer y Claudio Galeno.
15.11.10
CHILE MIRA BARCELONA: 8 PROPUESTAS
Xile mira Barcelona, arquitectes catalans a Xile: 8 propostes
XVIII Bienal de Arquitectura de Chile
Primera intervención: 16 de noviembre de 2010 a las 11:00 horas en el Pabellón Mies van der Rohe en Barcelona.
XVIII Bienal de Arquitectura de Chile
Primera intervención: 16 de noviembre de 2010 a las 11:00 horas en el Pabellón Mies van der Rohe en Barcelona.
EXPOSICIÓN "TATUANDO LA CALLE", GALERÍA CHELA LIRA UCN, INAUGURACIÓN MARTES 16
Una muestra de street art en la Galería Chela Lira de la Universidad Católica del Norte, entre los artistas expone Walter Mora, más conocido como IZAK.
13.11.10
Fundadores de la Sociedad de Bellas Artes de Antofagasta (actualizado al 2017)
El libro Pintura Antofagastina desde Cesar Soto Moraga hasta nuestros días, publicado en noviembre de 1968 por Ibar Mebdez Trujillo, el artista Osvaldo Ventura López y el crítico y escritor Danilo Tacussis Estay, fue editado a propósito de una investigación y muestra de arte regional efectuada en el Club Antofagasta entre el 25 de noviembre y 2 de diciembre de 1968, una exposición que componía una historia del arte antofagastino proveniente de colecciones privadas y de la Pinacoteca Municipal [¿?].
En este ejercicio de componer la historia del arte de esta joven ciudad, se publicó una fotografía de los "socios fundadores de la Sociedad de Bellas Artes", donde aparecen quince personas, ocho de pie y siete sentadas, y a pesar de ser mayoritariamente masculino está integrado por tres mujeres.
Como se indica en ese libro, la Sociedad de Bellas Artes se había fundado el 28 de diciembre de 1942 por un grupo de 24 personas: Elvira Espinoza de Fernández, Jorge Tarbuskovic (arquitecto), Pedro Ariel Olea, Enrique de la O Aymar, Julio Hermosilla (pintor), Nicolás González (constructor, dibujante y pintor), Tomás Barahona (fotógrafo), Andrés Surgioca, Elba de Droguet, Odette Eaglehurst, Frida Ramirez, Hilda Borda, Walter Eaglehurst, Danilo Tacussis (escritor, poeta, crítico de arte, especialista en arte y fotografía), Arturo Ramírez, Fernando Morrás (pintor), Humberto Palma, Mario Vidal, Manuel Casanova, José Astudillo, Percy Eaglehurst (pintor), John Harris Lopez (pintor), Charles Weelhan y Felindo Torres. Cinco mujeres y diecinueve hombres.
Según el libro la Pintura Antofagastina, el primer directorio se formó con Elvira Espinoza de Fernández como presidente; Felindo Torres, secretario de relaciones; Andrés Surgioca, secretario de actas; Julio Hermosilla, secretario de organización interna; Pedro Ariel Olea, prensa y propaganda; Danilo Tacussis, secretario de biblioteca y museo; y Walter Eaglehurst como tesorero.
Sin embargo las notas de prensa de la época difieren radicalmente con el libro, en una nota de El Mercurio de noviembre de 1942, coinciden con Elvira Espinoza, pero de vice presidente mencionan al arquitecto Jorge Tarbuskovic, y de secretario a Nicolás González, mientras que como secretario especial de la organización se indica a Pedro Ariel Olea, tesorero fue Tomás Barahona, a cargo de las actas a Andrés Sugioka, y como directores a Julio A. Hermosilla, Enrique Aymar y Mario Vidal.
Pero volviendo sobre la foto de los socios fundadores publicada por Mabdez, Ventura y Tacussis, lamentablemente es bastante anónima, relativo a que no indica quienes son las quince personas que aparecen en el grupo, ya que en realidad el grupo fundador estuvo formado por veinticuatro personas. ¿Quienes son las personas de la imágen? ¿Sería una especie de grupo selecto? ¿Serán los primeros que se juntaron el Domingo 22 de noviembre de 1942 a las 11 de la mañana en la Escuela Técnica Femenina?
A la foto le he agregado números a las personas para hacer el ejercicio de ponerle nombre a los protagonistas de la escena. El único que he identificado inmediatamente es al arquitecto Jorge Tarbuskovic, el número 11. Podría aventurarme a decir que la número 12, al estar al centro y sentada, debe ser Elvira Espinoza de Fernández, la presidente. El 14 es Nicolás Gonzáles, ya que que el libro sale una foto suya y coincide con ese caballero, distiguido con el Ancla de Oro entregada por la Ilustre Municipalidad de Antofagasta en 1955. El número 10 podría ser Danilo Tacussis, comparándolo con la foto de una publicación de cuentos de 1972 denominada "Los espejos del hombre", pero no estoy seguro.
¿Pero quienes son los otros?
11. Jorge Tarbuskovic
12. Elvira Espinoza de Fernández
14. Nicolás Gonzáles
El post ha dado resultado y me han enviado más información, con lo cual incorporo una actualización (13.12.2010) enviada por Sergio Gaytan con la colaboración de su tia Haydee Gaytan Calderón:
2. Podría ser Percy Eaglehurst, pero tienen sus dudas...
3. Odette Eaglehurst
4. Tomás Barahona
7. Danilo Tacussis Estay
8. Manuel Casanova
13. Walter Eaglehurst ("Pichicho", en los tiempos que hacía clases en el comercial)
15. Elba Valdivia de Droguett
Ahora gracias a la colaboración de Maike Sierra, me indican que el número 10 es su abuelo Enrique de La O Aymar.
11.11.10
TSONAMI, FESTIVAL DE ARTE SONORO EN VALPARAÍSO, CON RENZO FILINICH
Tsonami es una plataforma de difusión y desarrollo de arte sonoro experimental. Enfocada a proyectos que exploren el sonido desde campos como la improvisación, el ruidismo, el paisajismo sonoro, el radioarte, la instalación, la performance etc. Nos interesan aquellas propuestas que busquen generar preguntas más que respuestas, que privilegien el proceso de investigación y la generación de un conocimiento libre. En términos tecnológicos buscamos el desarrollo de la contracultura Hazlo tu Mismo y el Software Libre aplicado a la creación.
Tsonami es un proyecto de gestión independiente, con origen en la ciudad de Valparaíso, Chile (el 2008 y 2009 se realizó una versión en Buenos Aires, Argentina), y desde el año 2007 trabaja en la generación de un espacio de intercambio en arte experimental en la región sudamericana.
En esta versión está participando Renzo Filinich, un buen amigo dedicado al arte sonoro, entre cables, ruidos y performances:
Renzo Filinich (Perú)
Ludofonía es el nombre de la instalación que Renzo Filinich presentará en Tsonami. El montaje consiste en el mapeo de una plaza con juegos infantiles, utilizando micrófonos de contactos que capturen el sonido de las maquinas y juegos mecánicos, para la generación de un paisaje sonoro en tiempo real. Este paisaje sonoro será la mezcla de micro-sonoridades antes imperceptibles que formarán una composición continuamente actualizada con los actos de los niños al jugar.
Renzo Filinich(Lima - 1978) - musico e ingeniero en sonido, a partir del 2003 me avoco al estudio formal del sonido, en esa fecha obtengo una beca por el Goethe para cursar un taller de composición musical y efectos sonoros para cine con el compositor Andreas Weidinger y Mathias Rebstock. En el 2004 participe en la organización del primer festival internacional de musica electrónica en Lima Contacto, ese mismo año presente mi obra Formaciones para cuarteto de cuerdas en la bienal de arte contemporáneo de esa misma ciudad,en Antofagasta ciudad donde residí del 2005 al 2010 lleve a cabo algunas presentaciones presentando una obra para piano preparado y live electronics y una pieza Fluxus en la plaza de la ciudad con una duración indeterminada para cello maquina de escribir y un orador. Actualmente soy miembro de la CECH (comunidad electroacústica de chile) y trabajo con procesamiento de sonidos e instrumentos en tiempo real(Live Electronics), de igual forma con el lenguaje de la improvisación. Llevo realizados 7 discos hasta la fecha los últimos en netlabels de Pueblo Nuevo-Chile y Sudamérica Electrónica- Argentina, he presentado mis obras en diferentes festivales de arte sonoro como Tsonami 2007-2009, Fundación Telefónica en el 2006, Centro Cultural Español en el 2005, Ai maako 2010 y festivales de musica improvisada y electrónica. En 2004 la fundación Daniel Langlois de Canadá eligió mis obras para un compilado de música electroacústica latinoamericana. Ahora mi principal interés es la difusión de la música electroacústica y la improvisación a personas o lugares que no tienen ningún contacto con este entorno y colaborar con festivales como Tsonami.
www.myspace.com/renzofilinich
http://soundcloud.com/renzo-filinich
Escuela de Arquitectura inaugura hoy nuevas dependencias
Vía UCN al Día
Moderna infraestructura fortalecerá la docencia.
En una ceremonia que se realizará a las 11:30 horas, serán inauguradas las nuevas dependencias de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, las que corresponden a un edificio de tres plantas, ubicadas en el Pabellón D.
En el primer piso de 226 m², se ubican las oficinas administrativas que incluyen la dirección de la Escuela y jefatura de carrera, secretarías, sala de Consejo de Profesores y áreas de servicios, además una cafetería, bodegas y áreas de servicios higiénicos de uso interno.
Las oficinas de académicos funcionan en el segundo piso, en un área que tiene una superficie de 226,50 m², y concentra 15 oficinas, una kitchener, un sector de servicios higiénicos y bodegas.
El tercer nivel del edificio cuenta con tres talleres donde actualmente funciona el ciclo profesional.
Las nuevas obras, incluyeron la construcción de una Sala de Extensión que lleva el nombre de Ángela Sweitzer Lopetegui, Arquitecta fundadora de la Escuela de Arquitectura. Es una dependencia destinada a actividades académicas de relevancia pedagógica, como también a los procesos de Titulación. El recinto, de 149,30 m², dispone de capacidad y condiciones para exponer los proyectos de fin de carrera, además de otros eventos que permiten mejorar la vinculación con el medio profesional, cultural y disciplinar.
Diversidad en “Escena 2010”, por Elizabeth Gallardo
Desde lo más tradicional, como pinturas en óleos hasta verdaderas construcciones a través de técnicas como serigrafía y fotografía se pudo apreciar en la muestra.
El viernes 22 de octubre se dio paso a la exposición “Escena 2010”, en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, exhibición que se mantendrá hasta el 12 de noviembre. La realización de este evento se realizó en el marco de la inauguración de la Sala ÁS Ángela Schweitzer como espacio expositivo.
La muestra contó con diversos artistas, donde cada uno aportó con una de sus obras, tan distintas unas de otras, como sus mismos expositores.
Comencé mi recorrido de observación con el experimentado pintor Jaime Cabrera, dedicado a la identidad, quien presenta un tradicional óleo de alegres y frescos colores; luego estaba la obra de Josefina O´Ryan, quien presenta un cuadro mixto, donde mezcla el grabado, la serigrafía, la xilografía y el estampado. Un trabajo realmente diverso, cuando se advierten las distintas técnicas utilizadas, pero que terminan en una verdadera obra de arte.
En eso, me encuentro con un cuadro circular, de autoría de Macarena Gutiérrez, quien –al igual que Josefina- realizó una mezcla de técnicas y materiales, utilizando textiles, bordados y –por curioso que parezca- vino. Un excelente trabajo y muy fuera de lo común. A esta obra, le sigue la de Marko Franasovic, quien en un óleo de dos tonos nos presenta una especial y calavérica especie, mostrándonos su universo pop-existencialista.
Luego está una de mis favoritas, de autoría de Alexis Díaz, realizador de complejas superposiciones fotográficas, quien a partir de la técnica de la fotografía y el escáner nos presenta estas especies de muñecos, con inquietantes miradas fijas.
Juan Castillo presenta dos obras con diversos materiales como cartón piedra, postales, serigrafía, collage, témpera y papel, las que pertenecen a su serie “Frankenstein”.
Después me encuentro con el cuadro rectangular de Carola Bacigalupo, quien expone una lomografía fish-eye en blanco y negro con diversas tomas de la ciudad y del cementerio de ésta.
Después, me encuentro con otra de mis favoritas de esta exposición, la obra de Isabel Fuster, quien presenta un óleo de dos personajes caricaturescos, que me recordaron al primer corto de Tim Burton y sus creaciones con stop motion.
La obra de Carla Monforte –artista dedicada a la fotografía del paisaje desértico-, exhibe un cuadro realizado con fotografías digitales manipuladas, a tal manera, que se puede apreciar cómo éstas aparentan estar retratadas como si fueran hechas con óleo.
Por último, está la escultura de Ana María Avendaño, una artista dedicada a la foto-performance, quien retrata la migración de nuestra ciudad.
En general, me encantaron las diferentes obras y sobre todo por eso, por la diversidad entre todas, ya que cada obra representaba un mundo diferente y a la vez paralelo. Sin mas, los invito a conocer esta excepcional muestra de arte made in Antofagasta.
Vía Restonomia
10.11.10
7.11.10
ESCENA 2010, exposición de arte contemporáneo de Antofagasta en Sala ÁS de la Escuela de Arquitectura UCN
La exposición curada por el artista visual Jorge Wittwer, puede ser visitada hasta el viernes 12 de noviembre, de lunes a viernes en el horario de 11:00 a 13:00 y de 16:00 a 19:00 horas, en la sala ÁS de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, en av. Angamos 0610, Antofagasta. Los artistas que exponen son Carla Monforte, Isabel Fuster, Carola Bacigalupo, Juan Castillo, Alexis Diaz, Marko Franasovic, Macarena Gutierrez, Josefina O'Ryan, Jaime Cabrera y Ana Maria Avendaño.
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5.11.10
ZONAS EXTREMAS, escrito por Justo Pastor Mellado, Friday, 05 de November de 2010
Vía Justo Pastor Mellado Blog
© http://fotosyphotos.blogspot.com/
En el simposium de historia del arte organizado recientemente por el Instituto de Estética de la PUC, he presentado una ponencia sobre fotografía y paisaje en la representación de la Nación. El punto central de mi hipótesis se localiza en aquella constatación por la que la fotografía, en la segunda mitad del siglo XIX, construye el paisaje de los dos extremos del territorio: norte y sur. Me sostengo en dos experiencias: Oliver, para el norte, y los álbumes de colonos alemanes, para el sur. No hablo, todavía, del sur austral, respecto de la fotografía salesiana. Me basta, por el momento, con insistir en la constructividad del paisaje nortino a través de una tecnología que corresponde perfectamente con el desarrollo de las fuerzas productivas, ya que se articulan en esta empresa dos grandes tecnologías de la excavación.
El desarrollo de esta hipótesis, todavía en proceso de elaboración, se realiza en paralelo a dos acciones institucionalizantes, destinadas a trabajar la hipótesis sobre la viabilidad de escenas locales en territorios extremos. Viabilidad montada sobre dos experiencias de trabajo: una residencia en el extremo austral y una exhibición en el extremo norte. Primera diferencia: extrema desolación en el primero y extrema compresión en el segundo. Lo que equivale a reproducir el chiste metodológico que se instaura en la distinción entre naturaleza y cultura. O sea, demasiada naturaleza en el extremo sur y demasiada cultura en el extremo norte.
A favor de la última afirmación: la exhibición de que hablo supuso una visita de trabajo a Pisagua. En ese lugar, cultura y muerte están estrictamente condensadas. Cultura y ritos de enterramiento, para no decir menos: legales e ilegales. En una escena de compresión politico-militar que comprime las memorias de un desembarco, de una guerra civil, de un fondeo, de una relegación, de un campo de concentración, de una industria arruinada, etc., a lo largo de un siglo.
Es más: los enterramientos clandestinos se homologan, en su descubrimiento, a los entierros precolombinos. La excavación los hace homogéneos en la exhibición de su tecnología de desentierro.
En el extremo austral, la desolación parece imponerse. El asentamiento de los colonos (occidentales) es crítico y está comandado por el ejercicio de un modelo de depredación que condiciona la sobrevivencia. No solo la desolución precede la llegada del europeo, sino que ése te aferra al lugar montando dispositivos que potencian y relocalizan la desolación social. Me refiero a fines del siglo XIX y comienzos del XX en que la colonización está vinculada a la mantención de las condiciones de transporte marítimo en vías extremas. Esa relación entre naufragio, piratería e industria de la reparación náutica, es tan solo una de las estrategias de urbanización en medio de la desolación. El universo de las estancias corresponde, más que nada, a la construcción de enclaves productivos destinados a rentabilizar la depredación. El destino de ello ha sido el agotamiento del ciclo que la habilitó y hoy, sus ruinas pueden ser patrimonial izadas para dar lugar a la industria de la nostalgia pionera.
La pregunta que cae: ¿cómo ser artista contemporáneo en zonas extremas? Más aún: zonas extremas que coinciden con la ausencia de escena local. Ya he dicho: no basta con que existan artistas; se requiere de algo más. Con el agravante de que en esas zonas extremas, si bien no existe escena local de arte contemporáneo, sin embargo existe una fuerte historia social de la visualidad; o si se quiere, una consolidada historia de la visualidad social integrada.
En el norte, la fotografía salitrera de comienzos del siglo XX fue continuada por la fotografía boxeril, como operación que desplaza la representación de la corporalidad obrera. Lo que aquí sucede es que el tipo de formación corporal del pampino, derrotado en las luchas sociales explícitas, se toma la revancha en la regulada intimidad pública del gimnasio. Pues bien: este es el tipo de objeto sobre los que trabaja Bernardo Guerrero, sociólogo de CREA (Iquique) con quien viajamos a Pisagua, el 29 de octubre, en compañía del grupo de artistas que instala en dicha ciudad el proyecto “Transcripciones locales”, a cargo de la curatoria de Rodolfo Andaur. En este trance nos acompañó, igualmente, Carlos Flores del Pino, que estaba invitado a presentar una ponencia sobre el estado actual de la producción cinematográfica chilena. Su perspectiva de análisis activó dos cuestiones de método que se revelan de primera importancia a la hora de pensar en la consolidación de una tasa mínima de institucionalización; a saber, astucia y excentricidad.
Mientras esto ocurría en Iquique en los últimos días de octubre, hace exactamente un mes, participé en una residencia organizada por el grupo de artistas argentinos de Rio Gallegos, MAMEMIMOMU, en Punta Arenas. El exigencia metodológica era la misma: astucia y excentricidad. Es decir, economía de obras para instalar tasas mínimas y desplazamiento del eje de problemas. Por que en términos orgánicos, los problemas para definir una escena eran similares. La persistencia de MAMEMIMOMU demuestra que solo es posible existir en los extremos gracias a sólidas políticas de alianza con otras producciones que ponen la singularidad del lugar como eje. Pero al mismo tiempo, luchando contra quienes desde la tardomodernidad ilustrativa persisten en mantener condiciones de reproducción regresivas. Un ejemplo, en ambos extremos, que depende por añadidura de la relación literal y denotativa con la fotografía. En Punta Arenas se ha llegado a un límite con el traspaso a la pintura de las fotos de Gusinde, de un modo análogo a cómo en Iquique se tomó la costumbre de trasladar imágenes de geoglifos al espacio de cuadro. El desafío va más allá de eso. Consiste en reconocer la existencia de prácticas limítrofes que poseen un potencial de visualidad cuya densidad está directamente ligada a la singularidad de procedimientos de reproducción local de las condiciones de producción de subjetividad. Esto es ir al extremo de las relaciones, porque obligan a cruzar las obras con exigencias que provienen de la sociología, la arqueología, la biología, la glaciología, la geología, etc. Esto significa, como señala Carlos Flores del Pino, practicar la excentricidad; que toiene que ver con la voluntad local de dibujar una cancha propia. De este modo, la visita a Pisagua marcaba la diferencia respecto de proyectos artísticos que se formalizan en ejercicios realizados que toman lo local como escenografía para operaciones de intervención destinadas a satisfacer formatos ya sancionados por las políticas metropolitanas de carrera.
De modo análogo a cómo hago trabajar la hipótesis inicial, que describo al inicio de este texto, las experiencias de MAMEMIMOMU y de “Transcripción Local” reproducen por otro carril un espacio de trabajo destinado a pensar en diagramas de obra interpelados por la singularidad, ya sea de la sobrecarga de historia como de la desolación del paisaje. Dos modelos de urbanización marcan la diferencia con otros tipos de abordaje: el cementerio de Pisagua y las estancias patagónicas que habilitan la ruinificación de la historia. La astucia se localiza en el deslizamiento de los objetos de la mirada crítica, en las obras de artistas que leen la coyuntura productiva desde la interpelación de una cinematografía chilena reciente que actúa como síntomas de contracción/expansión metodológica. En el caso de los artistas argentinos, lo que los reúne no es la satisfacción de unos objetivos diseñados por institucionalidades metropolitanas, sino la recuperación de las trazas de intervención inicial de los primeros asentamientos en el territorio, convertido en paisaje mediante, también, la recuperación fotográfica de unas luchas sociales complejas. En tal caso, iquiqueños y gallegos, en los extremos, aseguran tasas mínimas de institucionalización cuyas condiciones de instalación definen la consistencia de una escena de visualidad que sobrepasa las restricciones de un campo endogámico de artes visuales, abriendo el juego a la re-posición de escena de las corporalidades.
© http://fotosyphotos.blogspot.com/
En el simposium de historia del arte organizado recientemente por el Instituto de Estética de la PUC, he presentado una ponencia sobre fotografía y paisaje en la representación de la Nación. El punto central de mi hipótesis se localiza en aquella constatación por la que la fotografía, en la segunda mitad del siglo XIX, construye el paisaje de los dos extremos del territorio: norte y sur. Me sostengo en dos experiencias: Oliver, para el norte, y los álbumes de colonos alemanes, para el sur. No hablo, todavía, del sur austral, respecto de la fotografía salesiana. Me basta, por el momento, con insistir en la constructividad del paisaje nortino a través de una tecnología que corresponde perfectamente con el desarrollo de las fuerzas productivas, ya que se articulan en esta empresa dos grandes tecnologías de la excavación.
El desarrollo de esta hipótesis, todavía en proceso de elaboración, se realiza en paralelo a dos acciones institucionalizantes, destinadas a trabajar la hipótesis sobre la viabilidad de escenas locales en territorios extremos. Viabilidad montada sobre dos experiencias de trabajo: una residencia en el extremo austral y una exhibición en el extremo norte. Primera diferencia: extrema desolación en el primero y extrema compresión en el segundo. Lo que equivale a reproducir el chiste metodológico que se instaura en la distinción entre naturaleza y cultura. O sea, demasiada naturaleza en el extremo sur y demasiada cultura en el extremo norte.
A favor de la última afirmación: la exhibición de que hablo supuso una visita de trabajo a Pisagua. En ese lugar, cultura y muerte están estrictamente condensadas. Cultura y ritos de enterramiento, para no decir menos: legales e ilegales. En una escena de compresión politico-militar que comprime las memorias de un desembarco, de una guerra civil, de un fondeo, de una relegación, de un campo de concentración, de una industria arruinada, etc., a lo largo de un siglo.
Es más: los enterramientos clandestinos se homologan, en su descubrimiento, a los entierros precolombinos. La excavación los hace homogéneos en la exhibición de su tecnología de desentierro.
En el extremo austral, la desolación parece imponerse. El asentamiento de los colonos (occidentales) es crítico y está comandado por el ejercicio de un modelo de depredación que condiciona la sobrevivencia. No solo la desolución precede la llegada del europeo, sino que ése te aferra al lugar montando dispositivos que potencian y relocalizan la desolación social. Me refiero a fines del siglo XIX y comienzos del XX en que la colonización está vinculada a la mantención de las condiciones de transporte marítimo en vías extremas. Esa relación entre naufragio, piratería e industria de la reparación náutica, es tan solo una de las estrategias de urbanización en medio de la desolación. El universo de las estancias corresponde, más que nada, a la construcción de enclaves productivos destinados a rentabilizar la depredación. El destino de ello ha sido el agotamiento del ciclo que la habilitó y hoy, sus ruinas pueden ser patrimonial izadas para dar lugar a la industria de la nostalgia pionera.
La pregunta que cae: ¿cómo ser artista contemporáneo en zonas extremas? Más aún: zonas extremas que coinciden con la ausencia de escena local. Ya he dicho: no basta con que existan artistas; se requiere de algo más. Con el agravante de que en esas zonas extremas, si bien no existe escena local de arte contemporáneo, sin embargo existe una fuerte historia social de la visualidad; o si se quiere, una consolidada historia de la visualidad social integrada.
En el norte, la fotografía salitrera de comienzos del siglo XX fue continuada por la fotografía boxeril, como operación que desplaza la representación de la corporalidad obrera. Lo que aquí sucede es que el tipo de formación corporal del pampino, derrotado en las luchas sociales explícitas, se toma la revancha en la regulada intimidad pública del gimnasio. Pues bien: este es el tipo de objeto sobre los que trabaja Bernardo Guerrero, sociólogo de CREA (Iquique) con quien viajamos a Pisagua, el 29 de octubre, en compañía del grupo de artistas que instala en dicha ciudad el proyecto “Transcripciones locales”, a cargo de la curatoria de Rodolfo Andaur. En este trance nos acompañó, igualmente, Carlos Flores del Pino, que estaba invitado a presentar una ponencia sobre el estado actual de la producción cinematográfica chilena. Su perspectiva de análisis activó dos cuestiones de método que se revelan de primera importancia a la hora de pensar en la consolidación de una tasa mínima de institucionalización; a saber, astucia y excentricidad.
Mientras esto ocurría en Iquique en los últimos días de octubre, hace exactamente un mes, participé en una residencia organizada por el grupo de artistas argentinos de Rio Gallegos, MAMEMIMOMU, en Punta Arenas. El exigencia metodológica era la misma: astucia y excentricidad. Es decir, economía de obras para instalar tasas mínimas y desplazamiento del eje de problemas. Por que en términos orgánicos, los problemas para definir una escena eran similares. La persistencia de MAMEMIMOMU demuestra que solo es posible existir en los extremos gracias a sólidas políticas de alianza con otras producciones que ponen la singularidad del lugar como eje. Pero al mismo tiempo, luchando contra quienes desde la tardomodernidad ilustrativa persisten en mantener condiciones de reproducción regresivas. Un ejemplo, en ambos extremos, que depende por añadidura de la relación literal y denotativa con la fotografía. En Punta Arenas se ha llegado a un límite con el traspaso a la pintura de las fotos de Gusinde, de un modo análogo a cómo en Iquique se tomó la costumbre de trasladar imágenes de geoglifos al espacio de cuadro. El desafío va más allá de eso. Consiste en reconocer la existencia de prácticas limítrofes que poseen un potencial de visualidad cuya densidad está directamente ligada a la singularidad de procedimientos de reproducción local de las condiciones de producción de subjetividad. Esto es ir al extremo de las relaciones, porque obligan a cruzar las obras con exigencias que provienen de la sociología, la arqueología, la biología, la glaciología, la geología, etc. Esto significa, como señala Carlos Flores del Pino, practicar la excentricidad; que toiene que ver con la voluntad local de dibujar una cancha propia. De este modo, la visita a Pisagua marcaba la diferencia respecto de proyectos artísticos que se formalizan en ejercicios realizados que toman lo local como escenografía para operaciones de intervención destinadas a satisfacer formatos ya sancionados por las políticas metropolitanas de carrera.
De modo análogo a cómo hago trabajar la hipótesis inicial, que describo al inicio de este texto, las experiencias de MAMEMIMOMU y de “Transcripción Local” reproducen por otro carril un espacio de trabajo destinado a pensar en diagramas de obra interpelados por la singularidad, ya sea de la sobrecarga de historia como de la desolación del paisaje. Dos modelos de urbanización marcan la diferencia con otros tipos de abordaje: el cementerio de Pisagua y las estancias patagónicas que habilitan la ruinificación de la historia. La astucia se localiza en el deslizamiento de los objetos de la mirada crítica, en las obras de artistas que leen la coyuntura productiva desde la interpelación de una cinematografía chilena reciente que actúa como síntomas de contracción/expansión metodológica. En el caso de los artistas argentinos, lo que los reúne no es la satisfacción de unos objetivos diseñados por institucionalidades metropolitanas, sino la recuperación de las trazas de intervención inicial de los primeros asentamientos en el territorio, convertido en paisaje mediante, también, la recuperación fotográfica de unas luchas sociales complejas. En tal caso, iquiqueños y gallegos, en los extremos, aseguran tasas mínimas de institucionalización cuyas condiciones de instalación definen la consistencia de una escena de visualidad que sobrepasa las restricciones de un campo endogámico de artes visuales, abriendo el juego a la re-posición de escena de las corporalidades.
3.11.10
EL CINE SONORO Y LA ZUANIC
© Claudio Galeno
En estos días se habla de algunos festivales de Cine en Antofagasta, ambos tiene un origen común, la realizadora Adriana Zuanic Donoso, una gran amiga, sino una hermana, además cumplió dos años de fallecida.
Su perseverancia llevó adelante iniciativas que hoy en día ya son parte de la cotidaneidad de la ciudad como estos festivales. Gracias a su película "El Hollywood de Sudamérica", la produccción del cine mudo antofagastino fue puesto en valor y esa singular historia fue puesta en el mundo, glocalizando el cine de Antofagasta, usando un término que a ella le encantaba y que usó para nombrar su productora, Glocal Films, lo global + lo local.
Estas ideas viene con las ganas de estar compartiendo con ella esta noticia sabrosa que nos entrega el diario El País, que a propósito ahora tendra versión chilena y acompañará a La Tercera. El periodico español informa sobre un descubrimiento de una primera pelicula sonora, anterior a la que se decía como tal, y con una actriz española, o sea que la primera pelicula hablada fue en castellano... Todo un tema para la historiografía del cine. Recordemos que la industria del cine mudo en Antofagasta se acabó por la irrupción del cine sonoro, en conjunto con la crisis económica del 29 y la crisis del salitre en el desierto de Atacama.
Dejo a continuación el arículo vía el País.
La primera película sonora era española
Concha Piquer la protagonizó en 1923, cuatro años antes de 'El cantante de jazz', considerada oficialmente la primera
Una cinta encontrada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos prueba que Concha Piquer protagonizó la primera película sonora en español en 1923, cuatro años antes de que Alan Crosland rodara "El cantante de jazz", considerada por los historiadores como la primera obra cinematográfica hablada.
Fragmentos de esta película serán emitidos este jueves en La 2 de Televisión Española dentro del documental Conchita Piquer, dirigido por Jorge M. Reverte y con guión de Agustín Tena, que fue quien localizó y recuperó el filme en Washington a principios de este año. "No sólo es la primera película sonora en español, sino que es cuatro años anterior a la que se considera oficialmente la primera", explica Tena.
Se trata de una cinta de once minutos que Lee DeForest rodó con una adolescente Concha Piquer y que incluye recitados, un cuplé andaluz, una jota aragonesa e incluso un fado luso (Ainda mais), lo que también la convierte, según Tena, en "la primera película sonora en portugués".
En el filme, exhibido en el cine Rivoli de Nueva York en 1923, la artista valenciana acompaña con sus castañuelas los bailes y canciones. Una biografía de la intérprete de Ojos verdes ya mencionaba la existencia de esta película, aunque la databa en 1927, debido a que fue en ese año cuando DeForest viajó a España para intentar vender su sistema de cine sonoro.
Sin embargo, Tena comprobó en la Internet Movie Data Base (IMDB), la mayor y más fiable base de datos cinematográfica en la red, que el copyright de la película aparecía fechado en 1923, y con este dato localizó a un coleccionista estadounidense, ya octogenario, que tuvo en su poder la cinta hasta que la cedió a la Biblioteca del Congreso.
El filme apareció finalmente en este lugar y el Congreso estadounidense donó a la productora del documental Conchita Piquer los derechos mundiales de la cinta, de la que se cederá una copia a la Filmoteca Española.
En estos días se habla de algunos festivales de Cine en Antofagasta, ambos tiene un origen común, la realizadora Adriana Zuanic Donoso, una gran amiga, sino una hermana, además cumplió dos años de fallecida.
Su perseverancia llevó adelante iniciativas que hoy en día ya son parte de la cotidaneidad de la ciudad como estos festivales. Gracias a su película "El Hollywood de Sudamérica", la produccción del cine mudo antofagastino fue puesto en valor y esa singular historia fue puesta en el mundo, glocalizando el cine de Antofagasta, usando un término que a ella le encantaba y que usó para nombrar su productora, Glocal Films, lo global + lo local.
Estas ideas viene con las ganas de estar compartiendo con ella esta noticia sabrosa que nos entrega el diario El País, que a propósito ahora tendra versión chilena y acompañará a La Tercera. El periodico español informa sobre un descubrimiento de una primera pelicula sonora, anterior a la que se decía como tal, y con una actriz española, o sea que la primera pelicula hablada fue en castellano... Todo un tema para la historiografía del cine. Recordemos que la industria del cine mudo en Antofagasta se acabó por la irrupción del cine sonoro, en conjunto con la crisis económica del 29 y la crisis del salitre en el desierto de Atacama.
Dejo a continuación el arículo vía el País.
La primera película sonora era española
Concha Piquer la protagonizó en 1923, cuatro años antes de 'El cantante de jazz', considerada oficialmente la primera
Una cinta encontrada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos prueba que Concha Piquer protagonizó la primera película sonora en español en 1923, cuatro años antes de que Alan Crosland rodara "El cantante de jazz", considerada por los historiadores como la primera obra cinematográfica hablada.
Fragmentos de esta película serán emitidos este jueves en La 2 de Televisión Española dentro del documental Conchita Piquer, dirigido por Jorge M. Reverte y con guión de Agustín Tena, que fue quien localizó y recuperó el filme en Washington a principios de este año. "No sólo es la primera película sonora en español, sino que es cuatro años anterior a la que se considera oficialmente la primera", explica Tena.
Se trata de una cinta de once minutos que Lee DeForest rodó con una adolescente Concha Piquer y que incluye recitados, un cuplé andaluz, una jota aragonesa e incluso un fado luso (Ainda mais), lo que también la convierte, según Tena, en "la primera película sonora en portugués".
En el filme, exhibido en el cine Rivoli de Nueva York en 1923, la artista valenciana acompaña con sus castañuelas los bailes y canciones. Una biografía de la intérprete de Ojos verdes ya mencionaba la existencia de esta película, aunque la databa en 1927, debido a que fue en ese año cuando DeForest viajó a España para intentar vender su sistema de cine sonoro.
Sin embargo, Tena comprobó en la Internet Movie Data Base (IMDB), la mayor y más fiable base de datos cinematográfica en la red, que el copyright de la película aparecía fechado en 1923, y con este dato localizó a un coleccionista estadounidense, ya octogenario, que tuvo en su poder la cinta hasta que la cedió a la Biblioteca del Congreso.
El filme apareció finalmente en este lugar y el Congreso estadounidense donó a la productora del documental Conchita Piquer los derechos mundiales de la cinta, de la que se cederá una copia a la Filmoteca Española.
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