31.10.21

Estudio histórico de la arquitectura hospitalaria y equipamientos de la salud en ciudades puerto del norte de Chile: Arica, Iquique y Antofagasta, 1880-1967 / Investigación Fondecyt 11180673 / ANID

 Sitio web disponible aquí.


Investigador principal: Dr. Arq. Claudio Galeno-Ibaceta

Colaboradora técnica: Mg. Carolina Toro-Cortés

Tesista de magíster: Arq. Valentín Roco-Sandoval

Tesista de pregrado: Arq. Faddua Heresi Suárez

Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte (EARQ_UCN)

Programa de Magíster Arquitectura en Zonas Áridas (MAZA), Universidad Católica del Norte

La investigación se propuso estudiar las arquitecturas de hospitales y equipamiento de la salud construidos en las principales ciudades puerto del norte chileno: Arica, Iquique y Antofagasta, en el periodo entre 1880 y 1967. El objetivo fue revelar las conexiones entre arquitecturas y requerimientos de salud, de modo a evidenciar si existieron políticas sanitarias adecuadas y si las respuestas estaban a la vanguardia del conocimiento científico correspondiente a arquitecturas de la salud.

Se propuso constituir una historia crítica de la arquitectura de la salud en el extremo norte de Chile a propósito de singulares y complejos contextos sanitarios, políticos y conceptuales, que fueron traducidos en edificaciones, que visaron el bienestar y salubridad de sociedades caracterizadas por las migraciones.

Los ambientes adversos de las ciudades puerto del Norte Grande, estimularon obras que permiten identificar una confluencia de sucesos y acciones. La identificación y análisis de hospitales y equipamientos, permitirán comprender el carácter estratégico de esas obras, orientadas a entregar respuestas a las necesidades sanitarias de esos contextos, derivadas por una parte de la escasez de agua dulce y las migraciones, pero también por el carácter industrial y fronterizo. En las ciudades puerto, las enfermedades encontraron un campo abierto de propagación, que exigió medidas de urgencia y otras a largo plazo orientada a frenar y paliar la erradicación del mal, como el control de fronteras, de puertos y acuerdos sanitarios internacionales. Legislaciones derivadas de una progresiva conciencia política internacional, se orientaron desde las últimas décadas del siglo XIX a la salubridad de las poblaciones.

Las primeras obras fueron producto de organizaciones locales, en torno a beneficencias. Luego siguieron instituciones estatales, como la formalización de las Juntas de Beneficencia hasta los Ministerios dedicados a la salud y sus órganos ejecutores de arquitecturas orientadas a las salud, como la Caja de Seguro Obrero o el Servicio Nacional del Salud, culminan con la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios, ejecutando complejas redes asistenciales regionales, que revelan una comprensión sistémicas de las acciones del estado, y el carácter orgánico de la salud.

Las relaciones entre arquitectura y salud, evidencian políticas y conceptualizaciones espaciales y programáticas de hospitales y equipamientos, que debido a su carácter sanitario debieron estar a la vanguardia del conocimiento científico.

Se identificaron tres periodos relevantes para este estudio. Desde 1880 a 1917, previo al Consejo Superior de Beneficencia; desde 1917 a 1944, hasta la creación de la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios (SCEH); y desde 1944 a 1967, hasta la creación del Departamento Técnico de la SCEH.

17.10.21

"Antofagasta tuvo 30 teatros, pero de ellos ya no queda ningún rastro físico". Alberto Olguín Durán, académico de la UA v autor del libro Los Teatros Olvidados

 Vía El Mercurio de Antofagasta.


 

Colaboración de Iván Pereira Pízarro

Cuando Antofagasta aún era parte del territorio boliviano, e incluso antes de tener un hospital, un lazareto o una municipalidad, ya tenía un teatro, comenta el actor y director Alberto Olguín Durán, quien ve en este detalle un símbolo de lo relevante que fueron estos espacios para la construcción de la sociedad de fines del siglo XIX y comienzos del XX.

El director de la carrera de Artes Escénicas de la Universidad de Antofagasta dedicó los últimos cuatro años a reconstruir la historia de estos salones, a veces lujosos y a veces modestos, que durante décadas recibieron a artistas de renombre internacional, pero también a pequeñas compañías, dirigentes sociales o a los políticos de turno, porque -según describe Olguín- los teatros "no sólo fueron espacios de ocio y entretenimiento, sino que también de todo tipo de expresiones y manifestaciones".

"Los Teatros Olvidados" (1871-1930), se llama la segunda obra de Alberto Olguín, que relata una faceta poco conocida, pero muy importante del desarrollo de Antofagasta.

¿Como surge la idea de escribir este libro?

-Hice toda mi vida en un teatro, precisamente en el Teatro Pedro de la Barra, donde fui de niño como espectador, y luego como estudiante y artísta, por lo tanto, siempre supe que un teatro era mucho más que un lugar para presentar obras o espectáculos. Y así cuando comencé a investigar su historia, comprendí que el teatro se expandía hacia la comunidad desde un plano civil, social, politico y artístico. En ese momento entendí que los teatros son claves en la constitución de las ciudades.

¿Cuándo nace el teatro en Antofagasta?

-El primer teatro abrió en 1871, al costado del cuartel de bomberos de calle Sucre, y duró casi 20 años, hasta que se quemó en 1890. cuando la comunidad se quedó sin ese lugar, comenzaron a surgir otros espacios que se gestan con la intención de ser teatros. Así nos encontramos con distintos tipos de salones, de estilo neoclásico, tradicional a la italiana con butacas, además de galpones y carpas que se llamaban pabellones. Es importante ubicarse en la historia, porque en ese momento no estaba abierto el Canal de Panamá y quienes viajaban desde Buenos Aires a Lima tenían una parada obligada en Valparaíso y Antofagasta. Eso hizo que comenzaran a pasar muchas compañías de teatro de distintos países por la ciudad.

¿Cuántos teatros tuvo la ciudad?

-Entre 1871 y1930 hubo 30 teatros, pero simultáneamente funcionaron hasta 8. Eso para una comunidad de 50 mil habitantes es muchísimo. Había una necesidad de entretención y de manifestarse. El teatro se entendía como un espacio público, aunque fueran privados. Los teatros ofrecían toda manifestaciön que la comunidad requiriera, por lo tanto la gente iba a presenciar boxeo, a ver una opereta, o incluso a discutir con el politico de turno en una asamblea.

Varias organizaciones civiles formaron sus propios teatros...

-Estaba el teatro de la Sociedad de Socorros Mutuos, que funcionó a la vuelta del teatro Pedro de la Barra y hasta hace muy poco permanecia. El de la Federación Obrera, que era el teatro del Parttido Comunista. También el teatro Popular, el Teatro Bellavista. Cada uno con su espectáculo singular, en un comienzo muy de comedia, después obras patrióticas por la influencia de la Guerra del Pacífico y luego se convirtieron en un espacio bastante popular, donde se hablaba de problemas que tenían que ver con los ciudadanos.

¿Qué tipo de público asistía a estos espacios?


-Todos y todas. Sin distinción de clases. Aunque todos los teatros del mundo son el reflejo de sus comunidades y en Antofagasta, a medida que la ciudad crece, aparece un espíritu aspiracional en las clases más altas. Pero en general, todos entraban al teatro, desde niños hasta adultos, porque también había entradas populares. La gente vibraba con el teatro, imagínate que cuando llegaban artistas de renombre, los iban a buscar al puerto y los traían en andas a la ciudad.

UNA CIUDAD SINGULAR

Antofagasta desde un comienzo fue una ciudad moderna, dice Alberto Olguín. Estaba conectada por el puerto y tenía una industria extractiva que atraía a personas de todos los rincones del mundo, lo que explica el rápido desarrollo que tuvo el teatro en sus primeras décadas.

"Es increíble, pero en Antofagasta no era muy extraño que el mismo día que actuaba Rosita Carrera, estuviera Margarita Xirgu en otro teatro Es como que hoy hubiese estado Julia Roberts y Billie Eilish en distintos salones y a la misma hora", relata el autor.

¿Cómo se explica este auge?


-Es una condición propia de sociedad chilena de la última parte del siglo XIX. En Santiago y Valparaíso había muchos teatros. Y Antofagasta, siendo una ciudad chica, tuvo también una gran variedad de teatros. Este auge tuvo diversas causas, pero creo que la principal tiene que ver con la modernidad, porque es propio de la modernidad contar teatros, cafés, salones de cine, bares. Todo esto, impulsado también por los inmigrantes que instalaban una parte de su tiene natal en la ciudad.

¿Qué artistas pasaran por Antofagasta?

-Margarita Xirgu para mí es la más grande actriz española que pisó el suelo antofagastino. También Anna Pávlova, que fue la bailarina más influente del mundo de la danza en ese momento. La rusa fue reconocida por su interpretación del papel de "La muerte del cisne", además se convirtió en la primera bailarina en viajar por todo el mundo, incluyendo Sudamérica, India y Australia. Acá también estuvo Antonio Aramburo, un tenor superlativo de clase mundial, reconocido por todos. El español Baudilio Alió fue otro personaje que se convirtió en el primer director de teatro en Antofagasta. Además, de las peliculas que se hicieron en la ciudad. Aquí se grabaron 8 filmes entre 1926 y 1928, pero la industria no perduró por la crisis salitrera y la llegada del cine sonoro.

¿Cómo fueron desapareciendo los teatros a lo largo del tiempo?

-Lamentablemente desaparecieron porque siempre ha existido en la ciudad una cultura extractivista, es decir, derrumbar lo que tenemos y ocupar ese espacio para otra edificación. El mejor ejemplo es lo que ocurre actualmente con el Conservatorio de Música, que se transformará en un edificio de departamentos. Así se ha hecho en Antofagasta a lo largo de la historia.

¿Qué conclusión sacas después de haber investigado a fondo la historia del teatro en Antofagasta?

-Que cuando creemos que un teatro es sólo un lugar para presentación de espectáculos artísticos, estamos muy equivocados. Un teatro es un espacio heterotópico, es un lugar que vale por sí mismo, ya que abarca todas las conductas y acciones de la comunidad. Cuando está lloviendo, tú entras al teatro y puede ser primavera, y cuando las cosas no están bien en la ciudad, dentro de un teatro se puede organizar la comunidad para soluciionar el problema. Es también un espacio de solidaridad, porque se hacen funciones a beneficio.

¿Qué puedes decir sobre el legado cultural que dejaron los teatros?

-Este libro termina explicando que una ciudad no se puede construir con la memoria cultural que se basa exclusivamente en la tradición oral. Es una construcción que necesita rastros fisicos vivos y nosotros, lamentablemente, los perdimos todos. De los 30 teatros que yo nombro en el texto, ninguno perdura fisicamente y eso muy negativo, porque la memoria cultural no se construye solamente con el relato, se tiene que construir con los objetos y la materialidad. Es importante entender que en los teatros ocurre la convivencia. Y en esta pandemia todos nos dimos cuenta que lo que más necesitamos es la convivencia, y los teatros ofrecen la máxima expresión de aquello.

¿Qué futuro tiene el teatro en mundo donde avanzan las plataformas digitales?


-El teatro nació en crisis, ha vivido en crisis y seguirá viviendo en crisis. Ocurre una guerra mundial y cierran estos espacios, viene una pandemia y los vuelven a cerrar. Tuvimos que migrar al Internet para ver obras. Pero bastó un poquito de normalidad para que se abrieran los teatros y la gente volvió a los salones. Este espacio es importante, porque es la coincidencia espacial, territorial y cronológica de los seres humanos, que se ponen de acuerdo para ir ver algo y otros para mostrar ese "algo". Y ese acto de convivencia está en la naturaleza, y no se puede evitar.

Ver video del lanzamiento del libro en la Biblioteca Regional de Antofagasta.

12.10.21

La inminente demolición de una arquitectura fachwerk en Antofagasta: de antiguo Hotel Pensión Alemana a Escuela Experimental de Música de la Universidad de Chile

 

 

 

 

 

La demolición de otro emblema, el edificio de la Administración y Policlínico de la Caja del Seguro Obrero en Iquique (1938-2021), o la confusa historia de como edificios públicos pasan a manos de privados para la especulación inmobiliaria

 

Foto de Adones arquitecto.

En Iquique, en los años 1939 y 1940, se construyó la Administración Provincial y Policlínico de la Caja del Seguro Obrero. La licitación para las obras fue hecha en julio de 1938, por lo que su diseño debió estar definido para esa fecha.

Se trató de un edificio de arquitectura moderna de líneas náuticas diseñado por el arquitecto Alvice Marmentini Rivera en colaboración con el arquitecto Aquiles Zentilli. Su emplazamiento fue muy central, ocupando una amplia esquina, frente a uno de los principales espacios públicos y comerciales del centro urbano, la plaza Condell, de modo que los servicios alcanzaban a un amplio espectro de la comunidad.

Se trataba de una obra de gran calidad, y de vanguardia por la fecha de su diseño, 1938, y junto con el Hospital, construido entre 1936 y 1938, fue punta de lanza de la renovación arquitectónica moderna en el norte chileno. 



 

 

 

 

Fotografía de Rodrigo Fuentealba, 2021.

 

En la actualidad el edificio está siendo demolido, luego de haber estado abandonado y de haber pasado por una serie de entidades públicas.

Otro emblema de la arquitectura moderno del norte chileno cae ante un extraño fenómeno, la transferencia de edificaciones públicas a manos de privados para la especulación inmobiliaria. 



 

 

6.10.21

Ministerio de Salud y unidad sanitaria de La Paz, Bolivia, 1943

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El edificio del Ministerio de Salud y unidad sanitaria de La Paz, Bolivia, construido en 1943, fue fruto del programa de salud y salubridad que estableció el Instituto de Relaciones Interamericanas de los Estados Unidos con las Repúblicas Americanas. En los tratados del programa se acordaron diversos tipos de medidas, entre ellas, la construcción de unidades sanitarias, que los estadounidenses denominaban "health centers". 

También se hicieron otro tipo de edificio, como hospitales, por ejemplo el Hospital Trudeau en Chile. O hospitales rurales, como en el caso de zonas periféricas de Brasil.

En el caso bolivianos, el centro de salud o la undiad sanitaria de La Paz, incluyó la sede del Ministerio, que fue situado en torno a la plaza del Estudiante, al final de la avenida 16 de Julio.

La fotografía que incluí en este post, proviene del artículo de Harold Gotaas (presidente del Institute of Inter-American Affairs): “The Inter-American Cooperative Health and Sanitation Program”. Publicado en el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana de octubre de 1946.