Residencias de artistas, coloquios y exposiciones se desarrollan en Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Concepción, Temuco y Valdivia.
© El Mercurio de Santiago
Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
24.9.09
23.9.09
PATRIMONIO DEL FUTURO, Claudio Galeno, arquitecto Docomomo Chile. Revista Tell, Martes, 25 de Agosto de 2009.
Foto Alfonso Campusano © Archivo Claudio Galeno
A unos cuantos meses de celebrarse el Bicentenario de nuestra nación, mucho se habla sobre patrimonio e identidad. En este sentido, el rescate de ciertas obras arquitectónicas, comienza a asomarse como una necesidad importante a la hora de “hacer ciudad”, concepto acuñado por urbanistas para referirse a crear entornos amables con los que el habitante se identifique y, por lo tanto, valore en toda su dimensión.
Por Claudia Zazzali C.
Durante años, la arquitectura moderna fue relegada a un segundo plano por considerarla poco trascendente. Sin embargo, este estilo que busca la simplificación de las formas y el uso de nuevos materiales, hoy marca un antes y un después en la manera de proyectar y construir edificios o espacios para la vida y la actividad humana.
Motivado por difundir estos preceptos, el arquitecto Claudio Galeno Ibaceta, Master en Historia, Arte, Arquitectura y Ciudad, por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña (2001), y candidato a Doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura ETSAB-UPC ha iniciado un particular camino: posicionar el modernismo como una de las tendencias dignas de observar dentro de nuestra creciente urbe, a través de DOCOMOMO, un movimiento internacional que cada día atrae más miradas.
¿Cuál es el espíritu inicial de Docomomo?
Docomomo significa —en sus siglas en inglés y en español— “grupo de estudio, documentación y conservación de edificios, sitios y barrios del movimiento moderno”. Se inicia en la Universidad Tecnológica de Eindhoven de Holanda el año 1988, creado por un grupo de profesores que observan algo que hoy se nos está haciendo mucho más evidente, que es la riqueza de la arquitectura de principios del siglo XX. En ese momento, los investigadores se percataron de la necesidad de registrar y conservar obras importantes, que en muchas ciudades del mundo estaban siendo destruidas por el avance del crecimiento urbano.
¿Y cómo llega desde Holanda a Chile?
Docomomo es una entidad autónoma, una ONG, cuya mayor función es difundir el valor de la arquitectura moderna, más allá de las obras de primera línea. Como la idea es poner en valor aquellas construcciones menos conocidas, los integrantes de esta organización se van contactando con arquitectos de todo el mundo, para ir armando redes y, de esta forma, difundir conocimientos.
¿Desde qué año comenzaste a participar en Docomomo?
Me inscribí el 2004, que es cuando se crea Docomomo Chile. El ser parte de esta entidad consiste, básicamente, en entregar aportes personales en materia de investigación, de manera de ir nutriendo el centro de documentación. De esta forma hay “socios” en diversos lugares que contribuyen con sus estudios sobre patrimonio moderno. Por ejemplo, Antofagasta se ha podido situar dentro del marco de ciudades a escala mundial que tuvieron un gran impacto en este tipo de arquitectura moderna. Actualmente estoy dentro del comité científico para el próximo seminario que se realizará en Valparaíso, es decir, formo parte de un grupo de profesionales que evaluará los trabajos que se postulan, labor que es muy interesante, porque te permite tener una visión general de lo que se está haciendo en otras partes del país y del mundo.
Es decir que estas actividades son básicamente para intercambiar experiencias
Muchas de las personas que están involucradas en Docomomo somos docentes, y a todos nos interesa conocer lo que están haciendo otros colegas y, además, intercambiar información. Con la revolución de tecnologías que existe hoy en día, creo que todos los investigadores más jóvenes estamos de acuerdo en que la información hay que compartirla y esta organización es una muy buena instancia para hacerlo. Por ejemplo, para los seminarios, todo aquel que tenga alguna investigación relacionada con edificios modernos, tiene cabida. De hecho, en la convocatoria del Seminario Docomomo que se hizo el 2007 en Antofagasta, tuvimos alrededor de veintisiete ponencias de distintos lugares del mundo, lo que, sin duda alguna, demuestra el interés que hay en este tema.
MODERNIDAD Y FUTURO
Galeno se ha dedicado a investigar y publicar una gran cantidad de estudios sobre el pasado reciente de Antofagasta y el norte de Chile, centrado en la arquitectura del siglo XX. Según sus propias palabras, su objetivo es “reafirmar la memoria colectiva, por medio del reconocimiento y concientización del patrimonio y carácter de las jóvenes ciudades nortinas, con temas como la arquitectura de la salud, viviendas colectivas obreras, campus universitarios y arquitectura para el turismo”.
Dentro de su currículum, destacan publicaciones en revistas internacionales, como Docomomo Journal y DCA, y nacionales como CA, AOA, y De Arquitectura. Ha sido lector externo de la revista colombiana Apuntes y es director de la revista Cuadernos de Arquitectura.
¿Cuál es el impacto de hacer esta investigación patrimonial?
Primero, hemos logrado gran difusión. A nivel local, los periodistas se han interesado mucho en el tema, pues pueden intuir algo que hasta hace poco tiempo nadie se había tomado el tiempo de observar, que es que vivimos en una ciudad increíblemente moderna. Esto es evidente en términos de arquitectura e imagen, considerando que muchos grandes edificios y hasta poblaciones completas están construidos entre las décadas del treinta y del setenta. Yo creo que no hay otras ciudades en Chile que tengan una urbanización como la Gran Vía, que está completamente basada en las teorías urbanas del siglo XX. Además, hay una amplia diversidad de construcciones puestas en la ciudad que son obras de arquitectos de renombre nacional, amén de importantes obras de arquitectos locales muy conocidos como Ricardo Pulgar San Martín o Alfonso Campusano, que si se los nombras a la gente más adulta, saben quiénes son, pero que hoy nadie reconoce debido a que no hay literatura sobre ellos y sus trabajos.
“No se puede querer lo que no conoces. Al hacer un reconocimiento de las diversas obras, se inicia un periodo de transformaciones, y supongo que la gente va a empezar a cuidar más sus edificios y los diversos patrimonios antofagastinos en la medida en que se den cuenta de que realmente existen”.
Entonces decidiste hacer algo al respecto….
Me he dedicado a la investigación sobre estos y otros personajes, además de estudios sobre diversos sitios y edificios. Por ejemplo, este año me han incluido en un libro que está haciendo la Intendencia Regional, que trata sobre la epopeya de Antofagasta. Va a haber un capítulo en donde voy a mencionar la modernidad en la ciudad. Somos bastante más que la Guerra del Pacífico o a las salitreras.
Quizás influye el afianzamiento del concepto de identidad. No es nuevo decir que los antofagastinos no están muy encariñados con su ciudad.
No se puede querer lo que no conoces. Al hacer un reconocimiento de las diversas obras, se inicia un periodo de transformaciones, y supongo que la gente va a empezar a cuidar más sus edificios y los diversos patrimonios antofagastinos en la medida en que se den cuenta de que realmente existen. Por ejemplo, en Miami —aunque no es una de mis ciudades favoritas— hay una recuperación de un gran sector con edificios art decó, que estuvo botadísimo hasta los años ochenta. De hecho, esa zona estuvo a punto de ser demolida, hasta que la retomaron, la pintaron, le pusieron neones, la personalizaron y le dieron un protagonismo importante. Ese es el objetivo, lograr que el manoseado concepto de “poner en valor” se concrete.
¿Crees que tu gran aporte es estar posicionando a la ciudad en un mapa arquitectónico a escala mundial?
Sin falsas modestias, yo diría que sí. Me he puesto como objetivo que Antofagasta esté considerada dentro del ámbito de aquellas ciudades que, sin ser grandes capitales, son un gran aporte al patrimonio arquitectónico mundial. Pero más que ponernos en una vitrina internacional, me gustaría que los propios antofagastinos nos diéramos cuenta de lo maravillosa que es la ciudad. Ese sería mi mayor logro, además de lograr motivar a otras personas para que escriban e investiguen sobre nuestro pasado y cómo podemos proyectarnos de mejor forma al futuro.
“Para lograr una ciudad más amable, debe privilegiarse la fluidez espacial en el ordenamiento urbano y, de esta forma, crear una polis que te invite a recorrerla, apreciarla y sentirse parte de ella. Antofagasta ha ido mejorando en estos últimos años, incorporando el paisaje en las planificaciones de crecimiento”.
¿Cuál es la relación entre urbanismo, arquitectura y calidad de vida de las personas?
Son conceptos que deben ser coherentes. Nuestra ciudad debe ser el reflejo de lo que somos y lo que queremos llegar a ser. En este sentido, el rol del desierto es muy fuerte. Más allá de lo que está construido, yo diría que tenemos un paisaje que se pega en la piel de las personas y debemos considerar esto a la hora de proyectar. Si bien Antofagasta tiene un clima bastante benigno, esta característica no es suficiente para lograr que la gente se sienta cómoda en ella. Para lograr una ciudad más amable, debe privilegiarse la fluidez espacial en el ordenamiento urbano y, de esta forma, crear una polis que te invite a recorrerla, apreciarla y sentirse parte de ella. Antofagasta ha ido mejorando en estos últimos años, incorporando el paisaje en las planificaciones de crecimiento. Eso es digno de destacar no sólo porque la ciudad está más atractiva, sino porque, además, esto que ahora vemos es el resultado de muchos años de trabajos bien pensados, que espero, sigan multiplicándose en el tiempo, respetando nuestras raíces y sentando bases sólidas para un mejor futuro.
A unos cuantos meses de celebrarse el Bicentenario de nuestra nación, mucho se habla sobre patrimonio e identidad. En este sentido, el rescate de ciertas obras arquitectónicas, comienza a asomarse como una necesidad importante a la hora de “hacer ciudad”, concepto acuñado por urbanistas para referirse a crear entornos amables con los que el habitante se identifique y, por lo tanto, valore en toda su dimensión.
Por Claudia Zazzali C.
Durante años, la arquitectura moderna fue relegada a un segundo plano por considerarla poco trascendente. Sin embargo, este estilo que busca la simplificación de las formas y el uso de nuevos materiales, hoy marca un antes y un después en la manera de proyectar y construir edificios o espacios para la vida y la actividad humana.
Motivado por difundir estos preceptos, el arquitecto Claudio Galeno Ibaceta, Master en Historia, Arte, Arquitectura y Ciudad, por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, Universidad Politécnica de Cataluña (2001), y candidato a Doctor en Teoría e Historia de la Arquitectura ETSAB-UPC ha iniciado un particular camino: posicionar el modernismo como una de las tendencias dignas de observar dentro de nuestra creciente urbe, a través de DOCOMOMO, un movimiento internacional que cada día atrae más miradas.
¿Cuál es el espíritu inicial de Docomomo?
Docomomo significa —en sus siglas en inglés y en español— “grupo de estudio, documentación y conservación de edificios, sitios y barrios del movimiento moderno”. Se inicia en la Universidad Tecnológica de Eindhoven de Holanda el año 1988, creado por un grupo de profesores que observan algo que hoy se nos está haciendo mucho más evidente, que es la riqueza de la arquitectura de principios del siglo XX. En ese momento, los investigadores se percataron de la necesidad de registrar y conservar obras importantes, que en muchas ciudades del mundo estaban siendo destruidas por el avance del crecimiento urbano.
¿Y cómo llega desde Holanda a Chile?
Docomomo es una entidad autónoma, una ONG, cuya mayor función es difundir el valor de la arquitectura moderna, más allá de las obras de primera línea. Como la idea es poner en valor aquellas construcciones menos conocidas, los integrantes de esta organización se van contactando con arquitectos de todo el mundo, para ir armando redes y, de esta forma, difundir conocimientos.
¿Desde qué año comenzaste a participar en Docomomo?
Me inscribí el 2004, que es cuando se crea Docomomo Chile. El ser parte de esta entidad consiste, básicamente, en entregar aportes personales en materia de investigación, de manera de ir nutriendo el centro de documentación. De esta forma hay “socios” en diversos lugares que contribuyen con sus estudios sobre patrimonio moderno. Por ejemplo, Antofagasta se ha podido situar dentro del marco de ciudades a escala mundial que tuvieron un gran impacto en este tipo de arquitectura moderna. Actualmente estoy dentro del comité científico para el próximo seminario que se realizará en Valparaíso, es decir, formo parte de un grupo de profesionales que evaluará los trabajos que se postulan, labor que es muy interesante, porque te permite tener una visión general de lo que se está haciendo en otras partes del país y del mundo.
Es decir que estas actividades son básicamente para intercambiar experiencias
Muchas de las personas que están involucradas en Docomomo somos docentes, y a todos nos interesa conocer lo que están haciendo otros colegas y, además, intercambiar información. Con la revolución de tecnologías que existe hoy en día, creo que todos los investigadores más jóvenes estamos de acuerdo en que la información hay que compartirla y esta organización es una muy buena instancia para hacerlo. Por ejemplo, para los seminarios, todo aquel que tenga alguna investigación relacionada con edificios modernos, tiene cabida. De hecho, en la convocatoria del Seminario Docomomo que se hizo el 2007 en Antofagasta, tuvimos alrededor de veintisiete ponencias de distintos lugares del mundo, lo que, sin duda alguna, demuestra el interés que hay en este tema.
MODERNIDAD Y FUTURO
Galeno se ha dedicado a investigar y publicar una gran cantidad de estudios sobre el pasado reciente de Antofagasta y el norte de Chile, centrado en la arquitectura del siglo XX. Según sus propias palabras, su objetivo es “reafirmar la memoria colectiva, por medio del reconocimiento y concientización del patrimonio y carácter de las jóvenes ciudades nortinas, con temas como la arquitectura de la salud, viviendas colectivas obreras, campus universitarios y arquitectura para el turismo”.
Dentro de su currículum, destacan publicaciones en revistas internacionales, como Docomomo Journal y DCA, y nacionales como CA, AOA, y De Arquitectura. Ha sido lector externo de la revista colombiana Apuntes y es director de la revista Cuadernos de Arquitectura.
¿Cuál es el impacto de hacer esta investigación patrimonial?
Primero, hemos logrado gran difusión. A nivel local, los periodistas se han interesado mucho en el tema, pues pueden intuir algo que hasta hace poco tiempo nadie se había tomado el tiempo de observar, que es que vivimos en una ciudad increíblemente moderna. Esto es evidente en términos de arquitectura e imagen, considerando que muchos grandes edificios y hasta poblaciones completas están construidos entre las décadas del treinta y del setenta. Yo creo que no hay otras ciudades en Chile que tengan una urbanización como la Gran Vía, que está completamente basada en las teorías urbanas del siglo XX. Además, hay una amplia diversidad de construcciones puestas en la ciudad que son obras de arquitectos de renombre nacional, amén de importantes obras de arquitectos locales muy conocidos como Ricardo Pulgar San Martín o Alfonso Campusano, que si se los nombras a la gente más adulta, saben quiénes son, pero que hoy nadie reconoce debido a que no hay literatura sobre ellos y sus trabajos.
“No se puede querer lo que no conoces. Al hacer un reconocimiento de las diversas obras, se inicia un periodo de transformaciones, y supongo que la gente va a empezar a cuidar más sus edificios y los diversos patrimonios antofagastinos en la medida en que se den cuenta de que realmente existen”.
Entonces decidiste hacer algo al respecto….
Me he dedicado a la investigación sobre estos y otros personajes, además de estudios sobre diversos sitios y edificios. Por ejemplo, este año me han incluido en un libro que está haciendo la Intendencia Regional, que trata sobre la epopeya de Antofagasta. Va a haber un capítulo en donde voy a mencionar la modernidad en la ciudad. Somos bastante más que la Guerra del Pacífico o a las salitreras.
Quizás influye el afianzamiento del concepto de identidad. No es nuevo decir que los antofagastinos no están muy encariñados con su ciudad.
No se puede querer lo que no conoces. Al hacer un reconocimiento de las diversas obras, se inicia un periodo de transformaciones, y supongo que la gente va a empezar a cuidar más sus edificios y los diversos patrimonios antofagastinos en la medida en que se den cuenta de que realmente existen. Por ejemplo, en Miami —aunque no es una de mis ciudades favoritas— hay una recuperación de un gran sector con edificios art decó, que estuvo botadísimo hasta los años ochenta. De hecho, esa zona estuvo a punto de ser demolida, hasta que la retomaron, la pintaron, le pusieron neones, la personalizaron y le dieron un protagonismo importante. Ese es el objetivo, lograr que el manoseado concepto de “poner en valor” se concrete.
¿Crees que tu gran aporte es estar posicionando a la ciudad en un mapa arquitectónico a escala mundial?
Sin falsas modestias, yo diría que sí. Me he puesto como objetivo que Antofagasta esté considerada dentro del ámbito de aquellas ciudades que, sin ser grandes capitales, son un gran aporte al patrimonio arquitectónico mundial. Pero más que ponernos en una vitrina internacional, me gustaría que los propios antofagastinos nos diéramos cuenta de lo maravillosa que es la ciudad. Ese sería mi mayor logro, además de lograr motivar a otras personas para que escriban e investiguen sobre nuestro pasado y cómo podemos proyectarnos de mejor forma al futuro.
“Para lograr una ciudad más amable, debe privilegiarse la fluidez espacial en el ordenamiento urbano y, de esta forma, crear una polis que te invite a recorrerla, apreciarla y sentirse parte de ella. Antofagasta ha ido mejorando en estos últimos años, incorporando el paisaje en las planificaciones de crecimiento”.
¿Cuál es la relación entre urbanismo, arquitectura y calidad de vida de las personas?
Son conceptos que deben ser coherentes. Nuestra ciudad debe ser el reflejo de lo que somos y lo que queremos llegar a ser. En este sentido, el rol del desierto es muy fuerte. Más allá de lo que está construido, yo diría que tenemos un paisaje que se pega en la piel de las personas y debemos considerar esto a la hora de proyectar. Si bien Antofagasta tiene un clima bastante benigno, esta característica no es suficiente para lograr que la gente se sienta cómoda en ella. Para lograr una ciudad más amable, debe privilegiarse la fluidez espacial en el ordenamiento urbano y, de esta forma, crear una polis que te invite a recorrerla, apreciarla y sentirse parte de ella. Antofagasta ha ido mejorando en estos últimos años, incorporando el paisaje en las planificaciones de crecimiento. Eso es digno de destacar no sólo porque la ciudad está más atractiva, sino porque, además, esto que ahora vemos es el resultado de muchos años de trabajos bien pensados, que espero, sigan multiplicándose en el tiempo, respetando nuestras raíces y sentando bases sólidas para un mejor futuro.
22.9.09
¿Cerro Moreno será área protegida por el Estado? El Mercurio de Antofagasta, 21.09.09
"Investigadores de la Universidad de Antofagasta destacan presencia de flora endémica y yacimientos de antigua data."
© El Mercurio de Antofagasta
Sería muy importante que esta nota de prensa se hiciese realidad, desde hace tiempo que se conoce que toda el área de la Península de Mejillones, en el plan regulador de Antofagasta, fue definida como ZONA ZUDC- 05 ZONA DE RESERVA NATURAL Y TURÍSTICA PENINSULA DE MEJILLONES, de hecho desde hace varios años, ojalas se resguarde este paisaje único de larga tradición en asentamientos humanos, y donde hubieron manadas de guanacos que fueron cazados descontroladamente (ver: El mundo animal requiere de más protección y cuidado).
Es impresionante referirse a las formas de ocupación de este territorio desértico, me refiero a los primeros habitantes y su relación con el água. Es en ese sentido que Cerro Moreno es una fuente innestimable de vida. Como se indica en el reportaje de El Mercurio, por un lado existe la flora que abunda en su cima simpre cubierta por la nube a lo que podriamos sumar una vista magnífica desde los alto (para los que hemos estado ahí) y la experienca mágica de estar en la nube, por supuesto que gracias a esa nube hay agua, y se produce una vertiente muy conocida por los exploradores y arqueólogos, ya que fue la fuente de vida de las poblaciones de changos, diseminadas por el entorno del cerro, los yacimientos de antigua data. Los relatos indican temas bastante asombrosos como la descripción de los navegantes, en 1887, que veían como entorno a la cueva de la vertiente entraban y salían los indigenas, o como el famoso pirata Sir Francis Drake se abasteció de agua en esta vertiente, alrededor de 1578. Estas historias las conoce muy bien el antropólogo Horacio Larraín, recomiendo su blog Eco Antropología (ver: Cerro Moreno: Expedición arqueológica en 1964).
© El Mercurio de Antofagasta
Sería muy importante que esta nota de prensa se hiciese realidad, desde hace tiempo que se conoce que toda el área de la Península de Mejillones, en el plan regulador de Antofagasta, fue definida como ZONA ZUDC- 05 ZONA DE RESERVA NATURAL Y TURÍSTICA PENINSULA DE MEJILLONES, de hecho desde hace varios años, ojalas se resguarde este paisaje único de larga tradición en asentamientos humanos, y donde hubieron manadas de guanacos que fueron cazados descontroladamente (ver: El mundo animal requiere de más protección y cuidado).
Es impresionante referirse a las formas de ocupación de este territorio desértico, me refiero a los primeros habitantes y su relación con el água. Es en ese sentido que Cerro Moreno es una fuente innestimable de vida. Como se indica en el reportaje de El Mercurio, por un lado existe la flora que abunda en su cima simpre cubierta por la nube a lo que podriamos sumar una vista magnífica desde los alto (para los que hemos estado ahí) y la experienca mágica de estar en la nube, por supuesto que gracias a esa nube hay agua, y se produce una vertiente muy conocida por los exploradores y arqueólogos, ya que fue la fuente de vida de las poblaciones de changos, diseminadas por el entorno del cerro, los yacimientos de antigua data. Los relatos indican temas bastante asombrosos como la descripción de los navegantes, en 1887, que veían como entorno a la cueva de la vertiente entraban y salían los indigenas, o como el famoso pirata Sir Francis Drake se abasteció de agua en esta vertiente, alrededor de 1578. Estas historias las conoce muy bien el antropólogo Horacio Larraín, recomiendo su blog Eco Antropología (ver: Cerro Moreno: Expedición arqueológica en 1964).
20.9.09
El arte, una herramienta para derribar fronteras, Viernes 11 de Septiembre de 2009 / El Tribuno de Salta
MARCOS FIGUEROA CURADOR DE LA MUESTRA "OTRO EJE NORTE NORTE". © El Tribuno, Salta
La exposición forma parte de las actividades de la Primera Trienal Chile
Hoy, a las 20, en el MAC se inaugurará la muestra"Otro eje norte norte", que reúne obras de artistas de Chile y Argentina.
Geográficamente, las fronteras dividen a los países, a su gente, a su historia y a su cultura. En el plano del arte pasa lo mismo: la cosmovisión de un artista chileno no es la misma que la de un argentino porque depende del sentido de pertenencia a su lugar como así también del contexto en el que se encuentra inmerso. Sin embargo, existen algunas similitudes que son las que permiten plantear acciones de integración entre ambos países.
La exposición "Otro eje norte norte", que forma parte de las actividades de la I Trienal Chile (proyecto emblemático del Bicentenario del país vecino), reúne los trabajos de artistas del norte de Chile (Antofagasta) y del norte de Argentina (Salta, Tucumán y Catamarca) con la idea de mostrar la situación del arte en ambas regiones. La muestra hará escala en Salta y se inaugurará hoy, a las 20, en el Museo de Arte Contemporáneo.
El acto inaugural contará con la presencia de la directora ejecutiva de la Trienal de Chile, María José Fontecilla; el curador invitado y encargado de la exposición, Marcos Figueroa; y el coordinador regional de Antofagasta de la Trienal de Chile, Christian Núñez.
Con motivo de celebrar el Bicentenario de la Independencia de Chile, el curador y actual secretario de Cultura de Paraguay, Ticio Escobar, organizó la primera edición de esta Trienal, que consiste en explorar los límites del arte, a partir de las propias fronteras geográficas que tienen Chile y Argentina. El artista Marcos Figueroa tuvo a su cargo la curadoría de la zona norte."La idea es, Cordillera de los Andes de por medio, mostrar que estas regiones guardan algunas similitudes. También existen diferencias porque sus historias tuvieron diferentes ritmos de desarrollo. Además tienen un modo parecido en relación con su ubicación como provincias distantes del centro del país", explicó el curador.
Por Antofagasta exponen [Alexis Diaz], Ana Avendaño, Carla Monforte, Claudio Galeno Ibaceta, Dagmara Wyskiel, Felipe Caglieri, Katterina Osorio, Jorge Wittwer Mulet, Julio Silva, Macarena Gutiérrez Gebauer, Rosario Arenas Valencia, Salvador Lauriani, Walter Mora [sic] y Yonsin Li-tsai Chiang Flores. De Argentina, participan Andrea Elías, Ana María Benedetti, Carlota Beltrame, Claudia Martínez, Geli González, Pablo Guiot y Rosalba Mirabella.
La exposición forma parte de las actividades de la Primera Trienal Chile
Hoy, a las 20, en el MAC se inaugurará la muestra"Otro eje norte norte", que reúne obras de artistas de Chile y Argentina.
Geográficamente, las fronteras dividen a los países, a su gente, a su historia y a su cultura. En el plano del arte pasa lo mismo: la cosmovisión de un artista chileno no es la misma que la de un argentino porque depende del sentido de pertenencia a su lugar como así también del contexto en el que se encuentra inmerso. Sin embargo, existen algunas similitudes que son las que permiten plantear acciones de integración entre ambos países.
La exposición "Otro eje norte norte", que forma parte de las actividades de la I Trienal Chile (proyecto emblemático del Bicentenario del país vecino), reúne los trabajos de artistas del norte de Chile (Antofagasta) y del norte de Argentina (Salta, Tucumán y Catamarca) con la idea de mostrar la situación del arte en ambas regiones. La muestra hará escala en Salta y se inaugurará hoy, a las 20, en el Museo de Arte Contemporáneo.
El acto inaugural contará con la presencia de la directora ejecutiva de la Trienal de Chile, María José Fontecilla; el curador invitado y encargado de la exposición, Marcos Figueroa; y el coordinador regional de Antofagasta de la Trienal de Chile, Christian Núñez.
Con motivo de celebrar el Bicentenario de la Independencia de Chile, el curador y actual secretario de Cultura de Paraguay, Ticio Escobar, organizó la primera edición de esta Trienal, que consiste en explorar los límites del arte, a partir de las propias fronteras geográficas que tienen Chile y Argentina. El artista Marcos Figueroa tuvo a su cargo la curadoría de la zona norte."La idea es, Cordillera de los Andes de por medio, mostrar que estas regiones guardan algunas similitudes. También existen diferencias porque sus historias tuvieron diferentes ritmos de desarrollo. Además tienen un modo parecido en relación con su ubicación como provincias distantes del centro del país", explicó el curador.
Por Antofagasta exponen [Alexis Diaz], Ana Avendaño, Carla Monforte, Claudio Galeno Ibaceta, Dagmara Wyskiel, Felipe Caglieri, Katterina Osorio, Jorge Wittwer Mulet, Julio Silva, Macarena Gutiérrez Gebauer, Rosario Arenas Valencia, Salvador Lauriani, Walter Mora [sic] y Yonsin Li-tsai Chiang Flores. De Argentina, participan Andrea Elías, Ana María Benedetti, Carlota Beltrame, Claudia Martínez, Geli González, Pablo Guiot y Rosalba Mirabella.
Tucumanos reflejan la realidad del NOA [Noroeste argentino] en la Trienal de Chile / La Gaceta de Tucumán, 15.09.09
Martes 15 de Septiembre de 2009 | El evento internacional cuenta entre el plantel de curadores a Marcos Figueroa, que inauguró "Otro eje Norte-Norte".
Dia inaugural con la obra "Totem de peluches invertidos" de Jorge Wittwer. © Carla Monforte Kapstein
La Trienal de Chile, un evento artístico que el país vecino concibió como un espacio internacional para dar a conocer a sus artistas, tiene la particularidad de avanzar más allá del territorio geográfico propio, para extenderse al de la Argentina, pero también el hecho de trabajar con curadores invitados que son de otros países.
Con el claro propósito de descentralizar su eje de la capital trasandina, la Trienal se programó durante todo el año con una serie de actividades que pusieron y ponen de manifiesto producciones marginadas de regiones alejadas. Una de ellas se inauguró en Salta, en el Museo de Arte Contemporáneo que contó con la curaduría del tucumano Marcos Figueroa, bajo el título "Otro eje Norte-Norte". "La exposición se plantea como un recorte de la producción artística de regiones pertenecientes a países vecinos, que si bien presentan diferencias propias de sus recorridos históricos, también se encuentran atravesadas por similares experiencias de marginaciones propias de los países que fueron colonias", explicó Figueroa. "Este recorte es una especie de fotografía instantánea de un estado de situación de ambas regiones con sus particularidades", añadió.
Para el trabajo, Figueroa debió dirigir hace unos meses una residencia artística en Antofagasta. Posteriormente, en Salta dejó conformado el espacio La Red, que permitirá un intercambio entre chilenos y argentinos del NOA, que tendrá su punto más alto en marzo próximo.
En la muestra, que se trasladará a Antofagasta en octubre, participan los artistas plásticos chilenos Alexis Díaz Silva, Dagmara Wyskiel, Rosario Arenas Valencia, Felipe Caglieri, Julio Morales Silva y Salvador Lauriani, entre otros, y los argentinos Andrea Elías, Claudia Martínez, Carlota Beltrame, Pablo Guiot, Geli González y Rosalba Mirabella.
Dia inaugural con la obra "Totem de peluches invertidos" de Jorge Wittwer. © Carla Monforte Kapstein
La Trienal de Chile, un evento artístico que el país vecino concibió como un espacio internacional para dar a conocer a sus artistas, tiene la particularidad de avanzar más allá del territorio geográfico propio, para extenderse al de la Argentina, pero también el hecho de trabajar con curadores invitados que son de otros países.
Con el claro propósito de descentralizar su eje de la capital trasandina, la Trienal se programó durante todo el año con una serie de actividades que pusieron y ponen de manifiesto producciones marginadas de regiones alejadas. Una de ellas se inauguró en Salta, en el Museo de Arte Contemporáneo que contó con la curaduría del tucumano Marcos Figueroa, bajo el título "Otro eje Norte-Norte". "La exposición se plantea como un recorte de la producción artística de regiones pertenecientes a países vecinos, que si bien presentan diferencias propias de sus recorridos históricos, también se encuentran atravesadas por similares experiencias de marginaciones propias de los países que fueron colonias", explicó Figueroa. "Este recorte es una especie de fotografía instantánea de un estado de situación de ambas regiones con sus particularidades", añadió.
Para el trabajo, Figueroa debió dirigir hace unos meses una residencia artística en Antofagasta. Posteriormente, en Salta dejó conformado el espacio La Red, que permitirá un intercambio entre chilenos y argentinos del NOA, que tendrá su punto más alto en marzo próximo.
En la muestra, que se trasladará a Antofagasta en octubre, participan los artistas plásticos chilenos Alexis Díaz Silva, Dagmara Wyskiel, Rosario Arenas Valencia, Felipe Caglieri, Julio Morales Silva y Salvador Lauriani, entre otros, y los argentinos Andrea Elías, Claudia Martínez, Carlota Beltrame, Pablo Guiot, Geli González y Rosalba Mirabella.
17.9.09
MAUSOLEOS ECLÉCTICO ANDINOS, O MINIMAL BARROCO EN CALAMA
© Claudio Galeno
Cada cementerio en el norte de Chile es un espejo de su sociedad, en el caso de Calama su campo santo posee un magnífico espectáculo de mausoleos que son pequeñas arquitecturas que sintetizan eclecticos templos católicos, pero desde el imaginario andino. Por un lado los mausoleos demuestran la capacidad económica de los difuntos y por otro demuestran que son familias con raizes en los poblados atacameños con sus temblos realizados bajo las referencias renacentistas. Además la fecha de estos mausoleos, decada del 20' y principios del 30', permiten entender el desarrollo economico por el impacto de la construcción e inicio de funcionamento de Chuquicamta. Un par de fotos para ilustrar esta significativas obras.
Lo de Minimal Barroco es un homenaje al artista antofagastino Juan Castillo, que ha sabido ver con su obra, en lo barroco el minimal, desplazamiento posible en la arquitectura sintesis de una vida, "la ultima morada".
© Claudio Galeno
Cada cementerio en el norte de Chile es un espejo de su sociedad, en el caso de Calama su campo santo posee un magnífico espectáculo de mausoleos que son pequeñas arquitecturas que sintetizan eclecticos templos católicos, pero desde el imaginario andino. Por un lado los mausoleos demuestran la capacidad económica de los difuntos y por otro demuestran que son familias con raizes en los poblados atacameños con sus temblos realizados bajo las referencias renacentistas. Además la fecha de estos mausoleos, decada del 20' y principios del 30', permiten entender el desarrollo economico por el impacto de la construcción e inicio de funcionamento de Chuquicamta. Un par de fotos para ilustrar esta significativas obras.
Lo de Minimal Barroco es un homenaje al artista antofagastino Juan Castillo, que ha sabido ver con su obra, en lo barroco el minimal, desplazamiento posible en la arquitectura sintesis de una vida, "la ultima morada".
© Claudio Galeno
11.9.09
SE INAUGURA PRIMERA MUESTRA DE LA TRIENAL DE CHILE EN SALTA, ARGENTINA
Fotograma video Panamericana: trenes © Claudio Galeno
La Trienal de Chile es parte del Bicentenario y como tal reconoce y celebra a una parte de Chile; en este caso en particular, a los antofagastinos, su historia, sus logros y sus capacidades.
La propuesta de Marcos Figueroa para esta exposición tiene intención de ser una especie de fotografía instantánea de un estado de situación de las regiones de Antofagasta y Salta. Es equivalente a decir: esto es lo que hay, es lo que somos, es de lo que disponemos.
Consecuentemente busca instalar las interrogantes y concepciones sobre nuestros lugares y los modos discursivos de interpelar, referir, presentar o representar nuestras realidades, pero también hablar de las estrategias que nos proponemos para transformarlas.
“Una suerte de inventario, ya que la idea consiste en organizar un espacio que abra también la posibilidad de entretejer redes entre artistas interesados en plantear nuevas acciones de integración y nuevas políticas para las regiones involucradas”, argumenta el curador Marcos Figueroa.
Para ello es que bajo el nombre de “Eje Norte-Norte” se ha organizado un espacio que abra la posibilidad de entretejer redes entre artistas interesados en plantear nuevas acciones de integración y nuevas políticas para las regiones involucradas. De allí que parte del grupo de artistas seleccionados incluyen un sub-espacio destinado a Grupos de artistas que cuentan con antecedentes consolidados en gestión independiente, capaces de sostener proyectos interregionales en un futuro próximo.
El proyecto contempla una sola muestra que tendrá dos montajes. La exposición se planteará como un recorte de la producción artística de regiones pertenecientes a países vecinos, atravesadas por similares experiencias de marginaciones y subalternidades, pero que también presentan diferencias en función de sus propios recorridos y desarrollos históricos, en el contexto de países con matrices coloniales y poscoloniales semejantes.
Fotograma video Panamericana: trenes © Claudio Galeno
QUIÉNES
Para la selección de obras, Marcos Figueroa realizó una selección de artistas argentinos y antofagastinos; estos últimos fueron seleccionados en base a la residencia que dictó en junio en dicha ciudad y de aquellos que se acercaron con sus obras al curador durante su estadía en el norte chileno. La selección fue pensada en virtud de que esas obras plantean, directa o tangencialmente, los temas que dan soporte conceptual a la curaduría de Figueroa.
Artistas de Antofagasta (por orden alfabético):
Alexis Diaz (fotografía)
Ana María Avendaño Alfaro (Fotografías)
Carla Monforte Kapstein (Video)
Claudio Alberto Galeno Ibaceta (Video)
Dagmara Wyskiel (Instalación)
Felipe Caglieri (Dibujos intervenidos)
Katterina A. Osorio. Campanella (Escultura)
Jorge Enrique Wittwer Mulet (Instalación)
Julio Morales Silva (Instalación: pala_abra)
María Macarena Gutiérrez Gebauer (Objeto)
Rosario Arenas Valencia
Salvador Lauriani (Instalación)
Yonsin Li-tsai Chiang Flores (Fotografías)
Artistas Argentinos:
Andrea Elías (Fotografías)
Ana María Benedetti (Instalación)
Carlota Beltrame (Instalación)
Claudia Martínez (Objeto)
Geli González (Instalación)
Pablo Guiot (Objeto)
Rosalba Mirabella (Video)
Colectivos:
Se Vende (Chile, Antofagasta)
La Guarda (Argentina, Salta)
La Baulera (Argentina, Tucumán)
La Punta (Argentina, Tucumán)
Marcos Figueroa
Marcos Figueroa, curador de la muestra “Otro Eje Norte – Norte”, es artista plástico y arquitecto argentino, egresado de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán, de la que fue decano entre los años 1999 a 2002 y 2002 a 2006.
Figueroa, también fue miembro del grupo Norte desde 1980 a 1982 y realizó ambientaciones en museos y galerías de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Simultáneamente a estas experiencias, prosiguió con su obra exponiendo en los principales centro del país y obteniendo importantes distinciones.
Además de sus innumerables participaciones en espectáculos performáticos, talleres, clínicas y proyectos, trabajó como investigador del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán, CIUNT, donde dirigió varios proyectos sobre problemáticas del arte contemporáneo. Asimismo, publicó libros y artículos sobre su especialidad y dictó conferencias en universidades de Argentina, España, Brasil y Estados Unidos.
La Trienal de Chile es parte del Bicentenario y como tal reconoce y celebra a una parte de Chile; en este caso en particular, a los antofagastinos, su historia, sus logros y sus capacidades.
La propuesta de Marcos Figueroa para esta exposición tiene intención de ser una especie de fotografía instantánea de un estado de situación de las regiones de Antofagasta y Salta. Es equivalente a decir: esto es lo que hay, es lo que somos, es de lo que disponemos.
Consecuentemente busca instalar las interrogantes y concepciones sobre nuestros lugares y los modos discursivos de interpelar, referir, presentar o representar nuestras realidades, pero también hablar de las estrategias que nos proponemos para transformarlas.
“Una suerte de inventario, ya que la idea consiste en organizar un espacio que abra también la posibilidad de entretejer redes entre artistas interesados en plantear nuevas acciones de integración y nuevas políticas para las regiones involucradas”, argumenta el curador Marcos Figueroa.
Para ello es que bajo el nombre de “Eje Norte-Norte” se ha organizado un espacio que abra la posibilidad de entretejer redes entre artistas interesados en plantear nuevas acciones de integración y nuevas políticas para las regiones involucradas. De allí que parte del grupo de artistas seleccionados incluyen un sub-espacio destinado a Grupos de artistas que cuentan con antecedentes consolidados en gestión independiente, capaces de sostener proyectos interregionales en un futuro próximo.
El proyecto contempla una sola muestra que tendrá dos montajes. La exposición se planteará como un recorte de la producción artística de regiones pertenecientes a países vecinos, atravesadas por similares experiencias de marginaciones y subalternidades, pero que también presentan diferencias en función de sus propios recorridos y desarrollos históricos, en el contexto de países con matrices coloniales y poscoloniales semejantes.
Fotograma video Panamericana: trenes © Claudio Galeno
QUIÉNES
Para la selección de obras, Marcos Figueroa realizó una selección de artistas argentinos y antofagastinos; estos últimos fueron seleccionados en base a la residencia que dictó en junio en dicha ciudad y de aquellos que se acercaron con sus obras al curador durante su estadía en el norte chileno. La selección fue pensada en virtud de que esas obras plantean, directa o tangencialmente, los temas que dan soporte conceptual a la curaduría de Figueroa.
Artistas de Antofagasta (por orden alfabético):
Alexis Diaz (fotografía)
Ana María Avendaño Alfaro (Fotografías)
Carla Monforte Kapstein (Video)
Claudio Alberto Galeno Ibaceta (Video)
Dagmara Wyskiel (Instalación)
Felipe Caglieri (Dibujos intervenidos)
Katterina A. Osorio. Campanella (Escultura)
Jorge Enrique Wittwer Mulet (Instalación)
Julio Morales Silva (Instalación: pala_abra)
María Macarena Gutiérrez Gebauer (Objeto)
Rosario Arenas Valencia
Salvador Lauriani (Instalación)
Yonsin Li-tsai Chiang Flores (Fotografías)
Artistas Argentinos:
Andrea Elías (Fotografías)
Ana María Benedetti (Instalación)
Carlota Beltrame (Instalación)
Claudia Martínez (Objeto)
Geli González (Instalación)
Pablo Guiot (Objeto)
Rosalba Mirabella (Video)
Colectivos:
Se Vende (Chile, Antofagasta)
La Guarda (Argentina, Salta)
La Baulera (Argentina, Tucumán)
La Punta (Argentina, Tucumán)
Marcos Figueroa
Marcos Figueroa, curador de la muestra “Otro Eje Norte – Norte”, es artista plástico y arquitecto argentino, egresado de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán, de la que fue decano entre los años 1999 a 2002 y 2002 a 2006.
Figueroa, también fue miembro del grupo Norte desde 1980 a 1982 y realizó ambientaciones en museos y galerías de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Simultáneamente a estas experiencias, prosiguió con su obra exponiendo en los principales centro del país y obteniendo importantes distinciones.
Además de sus innumerables participaciones en espectáculos performáticos, talleres, clínicas y proyectos, trabajó como investigador del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Tucumán, CIUNT, donde dirigió varios proyectos sobre problemáticas del arte contemporáneo. Asimismo, publicó libros y artículos sobre su especialidad y dictó conferencias en universidades de Argentina, España, Brasil y Estados Unidos.
9.9.09
4.9.09
LA ESCENA DE ANTOFAGASTA. Escrito por Justo Pastor Mellado, Friday, 04 de September de 2009
© Archivo Escuela de Arquitectura UCN
La primera vez que Marcos Figueroa viajó desde Tucumán hasta Antofagasta, tuvo que hacerlo primero a Buenos Aires, desde allí a Santiago, para finalmente tomar otro avión y poder descender en Antofagasta. El propósito de su viaje era la realización de un clínica de arte contemporáneo, como una de las iniciativas que permanecieron en la agenda luego del recorte drástico del proyecto original de la Trienal de Chile.
En algún momento se habló de un vuelo que conectaba en una hora las ciudades de Antofagasta y Salta, pero éste solo tenía lugar en “temporada alta”. El turismo define las densidades de uso de los tiempos. Las prácticas de arte se remiten al espacio real: restricción administrativa y subordinación simbólica. Afortunadamente, en el terreno de las artes visuales no es necesario tener que pasar por Santiago, para ir de Salta y Tucumán a Antofagasta. El diseño de las rutas del consumo cultural industrializado obliga a realizar una especie de “vuelta del tonto”. En términos estrictos, desde Santiago, nada significativo puede ocurrir para Antofagasta, en lo que a fortalecimiento de la incipiente escena local se refiere.
La Trienal de Chile se produjo como experiencia de escucha de unas demandas específicas de la propia escena local, principalmente en el campo de la transferencia y de la formación superior. Es preciso que las autoridades santiaguinas recuerden que en dos mil kilómetros no hay un solo museo de arte contemporáneo ni una escuela de enseñanza superior de arte. No resultan exitosas las visitas de artistas itinerantes que enviados desde la capital son involucrados en programas organizados para satisfacer las metas que los propios organismos santiaguinos se auto imponen, sin elaborar el inventario de las demandas locales. De este modo, los editores de campo de la Trienal, en Antofagasta, han realizado el trabajo de escuchar y de realizar un diagnóstico mínimo sobre el carácter de estas demandas.
Un análisis de contexto exige que se mencione cual era el plan original: una clínica, un curso superior de formación en documentalismo video, una exhibición de video-arte, una residencia de artista en Quillagua, una exhibición de artistas antofagastinos en el MAC de Salta y un seminario sobre factibilidad de una escuela de arte en el norte del país. De lo proyectado, solo se realizó la clínica y la exhibición en Salta, que fue modificada en relación a su concepto original, pudiendo incluir artistas de Salta y Tucumán, al tiempo que se planteó la necesidad de montar dicha experiencia, en Antofagasta.
Sin lugar a dudas, la clínica de arte ha sido una de las experiencias más significativas de la escena local, en los últimos tiempos. Marcos Figueroa no solo conoció las obras, elaboró una plataforma crítica y forzó situaciones que condujeron a tomar decisiones para sostener agrupaciones de artistas, sino que instaló argumentos que aportaron mayor complejidad al debate sobre enseñanza.
En este espacio de relaciones, consolidó la realización de las exhibiciones cruzadas, que recuperaban un proyecto previo de artistas que la Trienal hizo suyo. En estos días, un camión de transporte que trasladaba las obras de los artistas antofagastinos hacia Salta, quedó en panne a un plena cordillera. Este fue el primer acto institucional de la exposición: el reconocimiento de la perturbación de los traslados como condición de la circulación de las ideas y de las obras en lo que el propio marcos Figueroa ha denominado, el EJE NORTE-NORTE. Pero a estas alturas de la publicación de esta entrega, las obras ya están en Salta, dando testimonio de la existencia de un “corredor interoceánico de arte contemporáneo” que puede conectar Antofagasta con Sao Paulo. Esto es pura ficción. Para eso se hizo este proyecto: para montar una ficción de salida.
Regreso al inicio: pasar por Santiago es dar la vuelta del tonto. Las complicidades culturales, formales y afectivas entre escenas locales del norte de Chile y de la Argentina, producen efectos específicos de “alto impacto”, no solo en el terreno de las prácticas artísticas, sino en el de las relaciones diplomáticas efectivas.
Esto parece una pelotudez mencionarlo en un texto crítico: se acaba de reunir en Antofagasta el Comité de Integración Fronteriza del NOA-Norte Grande, para tratar temas de integración y comercio bilateral entre Antofagasta, Arica, Iquique, Salta, Tucumán y Jujuy. Presidieron la reunión los embajadores Luis Maira (Chile) y Ginés González (Argentina). En el extremo, el trayecto del camión con obras dibujó en el mapa de los deseos locales la figura de las artes del desplazamiento. Esto supone la existencia puntos de partida y puntos de arribo. Entre medio, y en cada punto, intercambios, desde el reconocimiento de unas demandas simbólicas y formales que son resueltas de un modo cuya elaboración depende de la consistencia de transmisión de experiencias.
Que Marcos Figueroa haya venido a Antofagasta no es una mera casualidad. Pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán. Fue decano de la Facultad de Artes. Es uno de los articuladores del ya histórico Taller C, junto a las artistas Gelli González y Carlota Beltrame. Posee una mirada lúcida sobre el desarrollo de la escena de arte argentina del interior, que ha sido rica en sistematización de experiencias de clínicas y de residencias en esta última década. Hay que mencionarlas: Becas de Antorchas, Proyecto Trama, Intercampos, Interfaces, Entrecampos, por mencionar algunas de éstas. Lo que Marcos Figueroa traslada es esa experiencia, incorporando la diversidad de la propia escena tucumana.
¿Cómo no mencionar, al respecto, la visita de Jorge Gutiérrez, quien fuera el gran conceptor de La Baulera, experiencia de gestión de espacio independiente de Tucumán, a la clínica de Patricia Hakim en Concepción, el mes pasado? Tucumán en Concepción. Eso es. Transmisión de experiencias. Y reconocimiento de cuánto, nuestras experiencias locales, están conectadas con iniciativas argentinas zonales.
De modo que cuando Marcos Figueroa visita Antofagasta, lo que traslada es esa experiencia y transmite la necesidad de fortalecer los lazos desde la consistencia de la producción de obra local. Esto quiere decir que existía en la ciudad una estructura mínima de recepción de su discurso. Esto señálale reconocimiento de una tasa mínima de institucionalización local, sostenida por la acción editorial de apertura de campo de Dagmara Wiskyel, Claudio Galeno, Jorge Wittwer, por mencionar a algunos. Pues bien: es así como se hacen las cosas. La Trienal de Chile, en Antofagasta, significa –aún con todas sus restricciones administrativas e incomprensiones santiaguinas- un momento privilegiado de dinamización de escena local.
La primera vez que Marcos Figueroa viajó desde Tucumán hasta Antofagasta, tuvo que hacerlo primero a Buenos Aires, desde allí a Santiago, para finalmente tomar otro avión y poder descender en Antofagasta. El propósito de su viaje era la realización de un clínica de arte contemporáneo, como una de las iniciativas que permanecieron en la agenda luego del recorte drástico del proyecto original de la Trienal de Chile.
En algún momento se habló de un vuelo que conectaba en una hora las ciudades de Antofagasta y Salta, pero éste solo tenía lugar en “temporada alta”. El turismo define las densidades de uso de los tiempos. Las prácticas de arte se remiten al espacio real: restricción administrativa y subordinación simbólica. Afortunadamente, en el terreno de las artes visuales no es necesario tener que pasar por Santiago, para ir de Salta y Tucumán a Antofagasta. El diseño de las rutas del consumo cultural industrializado obliga a realizar una especie de “vuelta del tonto”. En términos estrictos, desde Santiago, nada significativo puede ocurrir para Antofagasta, en lo que a fortalecimiento de la incipiente escena local se refiere.
La Trienal de Chile se produjo como experiencia de escucha de unas demandas específicas de la propia escena local, principalmente en el campo de la transferencia y de la formación superior. Es preciso que las autoridades santiaguinas recuerden que en dos mil kilómetros no hay un solo museo de arte contemporáneo ni una escuela de enseñanza superior de arte. No resultan exitosas las visitas de artistas itinerantes que enviados desde la capital son involucrados en programas organizados para satisfacer las metas que los propios organismos santiaguinos se auto imponen, sin elaborar el inventario de las demandas locales. De este modo, los editores de campo de la Trienal, en Antofagasta, han realizado el trabajo de escuchar y de realizar un diagnóstico mínimo sobre el carácter de estas demandas.
Un análisis de contexto exige que se mencione cual era el plan original: una clínica, un curso superior de formación en documentalismo video, una exhibición de video-arte, una residencia de artista en Quillagua, una exhibición de artistas antofagastinos en el MAC de Salta y un seminario sobre factibilidad de una escuela de arte en el norte del país. De lo proyectado, solo se realizó la clínica y la exhibición en Salta, que fue modificada en relación a su concepto original, pudiendo incluir artistas de Salta y Tucumán, al tiempo que se planteó la necesidad de montar dicha experiencia, en Antofagasta.
Sin lugar a dudas, la clínica de arte ha sido una de las experiencias más significativas de la escena local, en los últimos tiempos. Marcos Figueroa no solo conoció las obras, elaboró una plataforma crítica y forzó situaciones que condujeron a tomar decisiones para sostener agrupaciones de artistas, sino que instaló argumentos que aportaron mayor complejidad al debate sobre enseñanza.
En este espacio de relaciones, consolidó la realización de las exhibiciones cruzadas, que recuperaban un proyecto previo de artistas que la Trienal hizo suyo. En estos días, un camión de transporte que trasladaba las obras de los artistas antofagastinos hacia Salta, quedó en panne a un plena cordillera. Este fue el primer acto institucional de la exposición: el reconocimiento de la perturbación de los traslados como condición de la circulación de las ideas y de las obras en lo que el propio marcos Figueroa ha denominado, el EJE NORTE-NORTE. Pero a estas alturas de la publicación de esta entrega, las obras ya están en Salta, dando testimonio de la existencia de un “corredor interoceánico de arte contemporáneo” que puede conectar Antofagasta con Sao Paulo. Esto es pura ficción. Para eso se hizo este proyecto: para montar una ficción de salida.
Regreso al inicio: pasar por Santiago es dar la vuelta del tonto. Las complicidades culturales, formales y afectivas entre escenas locales del norte de Chile y de la Argentina, producen efectos específicos de “alto impacto”, no solo en el terreno de las prácticas artísticas, sino en el de las relaciones diplomáticas efectivas.
Esto parece una pelotudez mencionarlo en un texto crítico: se acaba de reunir en Antofagasta el Comité de Integración Fronteriza del NOA-Norte Grande, para tratar temas de integración y comercio bilateral entre Antofagasta, Arica, Iquique, Salta, Tucumán y Jujuy. Presidieron la reunión los embajadores Luis Maira (Chile) y Ginés González (Argentina). En el extremo, el trayecto del camión con obras dibujó en el mapa de los deseos locales la figura de las artes del desplazamiento. Esto supone la existencia puntos de partida y puntos de arribo. Entre medio, y en cada punto, intercambios, desde el reconocimiento de unas demandas simbólicas y formales que son resueltas de un modo cuya elaboración depende de la consistencia de transmisión de experiencias.
Que Marcos Figueroa haya venido a Antofagasta no es una mera casualidad. Pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán. Fue decano de la Facultad de Artes. Es uno de los articuladores del ya histórico Taller C, junto a las artistas Gelli González y Carlota Beltrame. Posee una mirada lúcida sobre el desarrollo de la escena de arte argentina del interior, que ha sido rica en sistematización de experiencias de clínicas y de residencias en esta última década. Hay que mencionarlas: Becas de Antorchas, Proyecto Trama, Intercampos, Interfaces, Entrecampos, por mencionar algunas de éstas. Lo que Marcos Figueroa traslada es esa experiencia, incorporando la diversidad de la propia escena tucumana.
¿Cómo no mencionar, al respecto, la visita de Jorge Gutiérrez, quien fuera el gran conceptor de La Baulera, experiencia de gestión de espacio independiente de Tucumán, a la clínica de Patricia Hakim en Concepción, el mes pasado? Tucumán en Concepción. Eso es. Transmisión de experiencias. Y reconocimiento de cuánto, nuestras experiencias locales, están conectadas con iniciativas argentinas zonales.
De modo que cuando Marcos Figueroa visita Antofagasta, lo que traslada es esa experiencia y transmite la necesidad de fortalecer los lazos desde la consistencia de la producción de obra local. Esto quiere decir que existía en la ciudad una estructura mínima de recepción de su discurso. Esto señálale reconocimiento de una tasa mínima de institucionalización local, sostenida por la acción editorial de apertura de campo de Dagmara Wiskyel, Claudio Galeno, Jorge Wittwer, por mencionar a algunos. Pues bien: es así como se hacen las cosas. La Trienal de Chile, en Antofagasta, significa –aún con todas sus restricciones administrativas e incomprensiones santiaguinas- un momento privilegiado de dinamización de escena local.
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