Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
25.2.18
This is not a landart ¿Are it landtrouvé?
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15.2.18
Entre mayo y junio comenzará a operar Hospital Clínico de la Universidad de Antofagasta
Vía El Mercurio de Antofagasta, 9 de enero de 2018.
Nuevo centro irá ocupando progresivamente las instalaciones del antiguo recinto asistencial y permitirá apoyar la resolución de las listas de espera.
Por Tamara Miranda Varela.
Nuevo centro irá ocupando progresivamente las instalaciones del antiguo recinto asistencial y permitirá apoyar la resolución de las listas de espera.
Por Tamara Miranda Varela.
Antofagasta: volver a vivirla con orgullo. Columna de Karen Rojo Venegas, alcaldesa de Antofagasta
Vía El Mercurio de Antofagasta, 13 de enero de 2018.
Cuando Andrés Sabella instauró el concepto de "antofagastinidad" lo hizo desde el orgullo y cariño más profundo por nuestra tierra y con el máximo respeto hacia todos los que la habitan. Hoy, cuando vemos artículos como el publicado por la BBC Mundo en el que habla abiertamente de "Antofalombia" y en el que se dice además que es "una ciudad que no tiene reputación de bonita, interesante ni divertida", cabe preguntarse si estamos dispuestos a aceptar calificaciones ajenas a la realidad, que terminan mermando la identidad hacia nuestra comuna y nortinidad.
Y en esto queremos ser vehementes en decir: Antofagasta no es "Antofalombia", es simplemente Antofagasta, una ciudad que está aprendiendo a convivir con la multiculturalidad, y por sobre todo es una comuna con grandes riquezas pero también con carencias arrastradas durante años y a las cuales queremos poner fin con inversiones potentes tanto en infraestructura como en desarrollo social. Antofagasta es el sustento de Chile, es nuestra tierra y debemos volver a vivirla con el orgullo y cariño de Sabella.
Antofagasta es una ciudad que está floreciendo con grandes proyectos y parques urbanos con los cuales estamos dando forma a un circuito de áreas verdes y de espacios urbanos en la ciudad, lo que ha sido reconocido por el "Observatorio Urbano" del Minvu que refleja el gran salto que hemos presentado en cuanto a la creación de áreas verdes.
El año 2011 existía solo un 0,2 mt.2 por habitante. En 2016 aumentamos considerablemente a 2,6 mt.2, gracias al desarrollo de importantes proyectos municipales como la remodelación del Parque Croacia, Gran Avenida en su segunda etapa, René Schneider que ya están entregados a la comunidad.
Estamos ejecutando actualmente el Parque Brasil, Vivero Municipal, parque Arturo Pérez canto, Gran Avenida en su tercera etapa. Y próximos a comenzar obras para el parque Perla del Norte y el Parque Integral Jardines del Norte el que incluye el segundo cuartel de Bomberos construido por nuestra municipalidad.
Pero además estamos insertos en los barrios, entregando dignidad a sus habitantes, iluminando sus calles y pasajes, entregándoles nuevos espacios familiares y deportivos, gracias a la construcción de canchas, plazas, sedes sociales.
Hoy se construye una realidad distinta en nuestra ciudad gracias a profundos cambios con los cuales estamos transformando la visión que se tiene de Antofagasta, con grandes inversiones urbanas, un importante trabajo social, de inclusión y diversidad y lo más importante, con una mirada de futuro, que nos invitará a pensar a Antofagasta de una manera positiva y a vivirla con identidad, dejando atrás aquellas ideas preconcebidas que sólo dañan la reputación de una hermosa ciudad como la nuestra.
Ver nota complementaria a esta columna en El Diario de Antofagasta: "Los grandes parques familiares que se proyectan para Antofagasta el 2018-2019".
Cuando Andrés Sabella instauró el concepto de "antofagastinidad" lo hizo desde el orgullo y cariño más profundo por nuestra tierra y con el máximo respeto hacia todos los que la habitan. Hoy, cuando vemos artículos como el publicado por la BBC Mundo en el que habla abiertamente de "Antofalombia" y en el que se dice además que es "una ciudad que no tiene reputación de bonita, interesante ni divertida", cabe preguntarse si estamos dispuestos a aceptar calificaciones ajenas a la realidad, que terminan mermando la identidad hacia nuestra comuna y nortinidad.
Y en esto queremos ser vehementes en decir: Antofagasta no es "Antofalombia", es simplemente Antofagasta, una ciudad que está aprendiendo a convivir con la multiculturalidad, y por sobre todo es una comuna con grandes riquezas pero también con carencias arrastradas durante años y a las cuales queremos poner fin con inversiones potentes tanto en infraestructura como en desarrollo social. Antofagasta es el sustento de Chile, es nuestra tierra y debemos volver a vivirla con el orgullo y cariño de Sabella.
Antofagasta es una ciudad que está floreciendo con grandes proyectos y parques urbanos con los cuales estamos dando forma a un circuito de áreas verdes y de espacios urbanos en la ciudad, lo que ha sido reconocido por el "Observatorio Urbano" del Minvu que refleja el gran salto que hemos presentado en cuanto a la creación de áreas verdes.
El año 2011 existía solo un 0,2 mt.2 por habitante. En 2016 aumentamos considerablemente a 2,6 mt.2, gracias al desarrollo de importantes proyectos municipales como la remodelación del Parque Croacia, Gran Avenida en su segunda etapa, René Schneider que ya están entregados a la comunidad.
Estamos ejecutando actualmente el Parque Brasil, Vivero Municipal, parque Arturo Pérez canto, Gran Avenida en su tercera etapa. Y próximos a comenzar obras para el parque Perla del Norte y el Parque Integral Jardines del Norte el que incluye el segundo cuartel de Bomberos construido por nuestra municipalidad.
Pero además estamos insertos en los barrios, entregando dignidad a sus habitantes, iluminando sus calles y pasajes, entregándoles nuevos espacios familiares y deportivos, gracias a la construcción de canchas, plazas, sedes sociales.
Hoy se construye una realidad distinta en nuestra ciudad gracias a profundos cambios con los cuales estamos transformando la visión que se tiene de Antofagasta, con grandes inversiones urbanas, un importante trabajo social, de inclusión y diversidad y lo más importante, con una mirada de futuro, que nos invitará a pensar a Antofagasta de una manera positiva y a vivirla con identidad, dejando atrás aquellas ideas preconcebidas que sólo dañan la reputación de una hermosa ciudad como la nuestra.
Ver nota complementaria a esta columna en El Diario de Antofagasta: "Los grandes parques familiares que se proyectan para Antofagasta el 2018-2019".
8.2.18
Tarsila do Amaral, la brasileña que reinventó el arte moderno
Vía El País.
El MOMA lleva por primera vez a EE UU una gran retrospectiva de la brasileña, una artista esencial para entender el arte contemporáneo.
“Quiero ser la pintora de mi país”. Con esta sentencia arranca la retrospectiva que el Museo de Arte Moderno de Nueva York dedica este mes a la mujer que en 1923 firmó esa frase, la brasileña Tarsila do Amaral (1886- 1973). La muestra, que se inaugura el 11 de febrero, es un viaje de ida y vuelta entre São Paulo, su Estado natal, y París, donde la artista vivió en los años veinte y estudió en la famosa escuela internacional Académie Julian y jugó a mezclar las ideas del arte moderno con la estética indígena de su país. El experimento fue madurando y cobrando identidad propia y, para cuando murió, a los 82 años, ella había conseguido su sueño. Se había convertido en una de las pintoras más importantes en la historia de su país. Y, por extensión, de toda América Latina.
Esta muestra tiene el valor especial de ser la primera vez que la autora llega a Estados Unidos, lo que supone un reconocimiento al prestigio que ha ido ganando a lo largo de los años, en varias retrospectivas por otros países. Como cuando la madrileña Fundación Juan March le dedicó una exposición en 1999 y resultó el éxito de la temporada.
Pero esta de Nueva York es de las pocas retrospectivas que muestran la trayectoria completa de esta artista, hija de una familia de terratenientes adinerados de São Paulo. Esto permite ver la evolución de su lenguaje visual, desde las lecciones de cubismo y modernismo que aprendió en París de André Lhote, Albert Gleizes y Fernand Léger hasta las obras en que aparecen sus motivos mitológicos brasileños, referencias a la compleja espiritualidad de su país y al omnipresente espíritu del carnaval. Al poco volvió a Brasil con la cabeza llena de ideas. Era 1924, el modernismo estaba cobrando forma en su país y ella iba a la cabeza del movimiento.
Luis Peréz-Orama, antiguo comisario de arte latinoamericano en el MoMA, señala un cuadro que, para él, sintetiza la exuberancia por la que se puede reconocer a Do Amaral: A Cuca, de 1924. Hace alusión a una criatura que en el folclore brasileño se dedica a asustar a los niños (como el coco español). En el cuadro, es un bicho deforme sin alcanzar lo grotesco que encaja perfectamente con el paisaje, estilizado al estilo cubista pero siguiendo la estética más brasileña del mundo: líneas curvas y colores fuertes. “Inventó una nueva forma de figuración para el arte moderno en Brasil”, señala Peréz-Orama. Otra imagen arquetípica de Do Amaral es A Negra, retrato de una mujer negra imaginaria, extraída de las (generalmente racistas) leyendas del país: labios y brazos enormes, mirada estática y pechos pendulantes. “Evoca la emancipación racial y política”, señala el director de la muestra. A sus espaldas, unas formas abstractas, de esas que, perfeccionadas por Alfredo Vopi, que se convertirían en la norma del arte brasileño a partir de la década de los años cuarenta.
También está la que quizá sea su obra más famosa, Abaporu, pintada en 1928 como regalo para su marido, el poeta Oswalde de Andrade. Representa, a través de un humanoide desproporcionado —con un pie tan grande como una montaña—, una criatura que se alimenta de carne humana.
La antropofagia era una obsesión de las vanguardias parisinas de la década de 1920, pero ella quería llevarlo por otro lado. “Nació así un estilo distintivamente nuevo y distintivamente de Brasil”, explica Pérez-Oramas. Fue decisiva para el lugar que Do Amaral ocuparía en el imaginario colectivo de su país natal. Ya que el trabajo sugería que la cultura brasileña resurgía de la “digestión” de las influencias externas, el célebre sociólogo Sérgio Buarque lo escogió para la portada de su trascendental libro, Raízes do Brasil, aún hoy el vademécum definitivo de las psicosis nacionales del país. Tras 80 años, incontables ediciones y varias generaciones criadas con ese libro, y el Abaporu en la portada, Do Amaral es, por irremediable asociación, retratista oficial del alma brasileña.
Elasticidad creativa
También ayudó a asentar la idea de que Brasil puede no tener una gran tradición creadora de tendencias, pero sí tiene la elasticidad necesaria para absorberlas antes y hacerlas más propias que nadie, lo que sea quizá el rasgo más distintivo de su acelerada cultura. Fe de esto da O Sono, también en la muestra, uno de sus pocos tonteos con el surrealismo: aunque el contenido sea indescriptible por naturaleza, no cuesta nada asociarlo a otras obras de la artista (la palmera estilizada con siete hojas, presente en muchos de sus cuadros, ayuda a disipar todo tipo de dudas). También está Operarios, la más grande en tamaño, y, en opinión de la propia creadora, la más importante de su catálogo. Se trata de docenas de trabajadores, ordenados en diagonal. Para los expertos de la muestra, es una representación de la sociedad moderna brasileña y representa un cambio radical en su trabajo porque abandona el ejercicio formal del arte moderno para convertirse en una artista más comprometida con el activismo político y social.
Sin embargo, el destino de Do Amaral fue el mismo que casi todo el mundo que tiene una idea nueva en Brasil: estrellarse contra la opinión de la burguesía, la cual, como recuerda Pérez-Oramas, tenía una visión muy limitada del arte y consideraba el trabajo de Tarsila como de mal gusto. “Hasta la década de 1960, el país no estuvo listo para aceptar la manera en la que integró todos los elementos de la cultura brasileña para producir una identidad artística distintiva”, concluye. “Fue cuando una nueva generación de artistas descubrió el poder de su arte”.
El MOMA lleva por primera vez a EE UU una gran retrospectiva de la brasileña, una artista esencial para entender el arte contemporáneo.
“Quiero ser la pintora de mi país”. Con esta sentencia arranca la retrospectiva que el Museo de Arte Moderno de Nueva York dedica este mes a la mujer que en 1923 firmó esa frase, la brasileña Tarsila do Amaral (1886- 1973). La muestra, que se inaugura el 11 de febrero, es un viaje de ida y vuelta entre São Paulo, su Estado natal, y París, donde la artista vivió en los años veinte y estudió en la famosa escuela internacional Académie Julian y jugó a mezclar las ideas del arte moderno con la estética indígena de su país. El experimento fue madurando y cobrando identidad propia y, para cuando murió, a los 82 años, ella había conseguido su sueño. Se había convertido en una de las pintoras más importantes en la historia de su país. Y, por extensión, de toda América Latina.
Esta muestra tiene el valor especial de ser la primera vez que la autora llega a Estados Unidos, lo que supone un reconocimiento al prestigio que ha ido ganando a lo largo de los años, en varias retrospectivas por otros países. Como cuando la madrileña Fundación Juan March le dedicó una exposición en 1999 y resultó el éxito de la temporada.
Pero esta de Nueva York es de las pocas retrospectivas que muestran la trayectoria completa de esta artista, hija de una familia de terratenientes adinerados de São Paulo. Esto permite ver la evolución de su lenguaje visual, desde las lecciones de cubismo y modernismo que aprendió en París de André Lhote, Albert Gleizes y Fernand Léger hasta las obras en que aparecen sus motivos mitológicos brasileños, referencias a la compleja espiritualidad de su país y al omnipresente espíritu del carnaval. Al poco volvió a Brasil con la cabeza llena de ideas. Era 1924, el modernismo estaba cobrando forma en su país y ella iba a la cabeza del movimiento.
Luis Peréz-Orama, antiguo comisario de arte latinoamericano en el MoMA, señala un cuadro que, para él, sintetiza la exuberancia por la que se puede reconocer a Do Amaral: A Cuca, de 1924. Hace alusión a una criatura que en el folclore brasileño se dedica a asustar a los niños (como el coco español). En el cuadro, es un bicho deforme sin alcanzar lo grotesco que encaja perfectamente con el paisaje, estilizado al estilo cubista pero siguiendo la estética más brasileña del mundo: líneas curvas y colores fuertes. “Inventó una nueva forma de figuración para el arte moderno en Brasil”, señala Peréz-Orama. Otra imagen arquetípica de Do Amaral es A Negra, retrato de una mujer negra imaginaria, extraída de las (generalmente racistas) leyendas del país: labios y brazos enormes, mirada estática y pechos pendulantes. “Evoca la emancipación racial y política”, señala el director de la muestra. A sus espaldas, unas formas abstractas, de esas que, perfeccionadas por Alfredo Vopi, que se convertirían en la norma del arte brasileño a partir de la década de los años cuarenta.
También está la que quizá sea su obra más famosa, Abaporu, pintada en 1928 como regalo para su marido, el poeta Oswalde de Andrade. Representa, a través de un humanoide desproporcionado —con un pie tan grande como una montaña—, una criatura que se alimenta de carne humana.
La antropofagia era una obsesión de las vanguardias parisinas de la década de 1920, pero ella quería llevarlo por otro lado. “Nació así un estilo distintivamente nuevo y distintivamente de Brasil”, explica Pérez-Oramas. Fue decisiva para el lugar que Do Amaral ocuparía en el imaginario colectivo de su país natal. Ya que el trabajo sugería que la cultura brasileña resurgía de la “digestión” de las influencias externas, el célebre sociólogo Sérgio Buarque lo escogió para la portada de su trascendental libro, Raízes do Brasil, aún hoy el vademécum definitivo de las psicosis nacionales del país. Tras 80 años, incontables ediciones y varias generaciones criadas con ese libro, y el Abaporu en la portada, Do Amaral es, por irremediable asociación, retratista oficial del alma brasileña.
Elasticidad creativa
También ayudó a asentar la idea de que Brasil puede no tener una gran tradición creadora de tendencias, pero sí tiene la elasticidad necesaria para absorberlas antes y hacerlas más propias que nadie, lo que sea quizá el rasgo más distintivo de su acelerada cultura. Fe de esto da O Sono, también en la muestra, uno de sus pocos tonteos con el surrealismo: aunque el contenido sea indescriptible por naturaleza, no cuesta nada asociarlo a otras obras de la artista (la palmera estilizada con siete hojas, presente en muchos de sus cuadros, ayuda a disipar todo tipo de dudas). También está Operarios, la más grande en tamaño, y, en opinión de la propia creadora, la más importante de su catálogo. Se trata de docenas de trabajadores, ordenados en diagonal. Para los expertos de la muestra, es una representación de la sociedad moderna brasileña y representa un cambio radical en su trabajo porque abandona el ejercicio formal del arte moderno para convertirse en una artista más comprometida con el activismo político y social.
Sin embargo, el destino de Do Amaral fue el mismo que casi todo el mundo que tiene una idea nueva en Brasil: estrellarse contra la opinión de la burguesía, la cual, como recuerda Pérez-Oramas, tenía una visión muy limitada del arte y consideraba el trabajo de Tarsila como de mal gusto. “Hasta la década de 1960, el país no estuvo listo para aceptar la manera en la que integró todos los elementos de la cultura brasileña para producir una identidad artística distintiva”, concluye. “Fue cuando una nueva generación de artistas descubrió el poder de su arte”.
6.2.18
Los 70 años del ferrocarril Salta - Antofagasta
Vía El Tribuno (Salta).
Su primer impulsor fue don Manuel Solá; los primeros estudios son de fines del siglo XIX, y las leyes de 1905.
Por Luis Borelli
Argentinos y Chilenos en Socompa, el 20 de febrero de 1948.
El próximo 20 de febrero, el Trasandino del Norte (Ramal C-14), ferrocarril que aún une Salta con Antofagasta, cumplirá 70 años. Un mes antes, el 17 de enero de 1948, los rieles argentinos y chilenos se habían encontrado al pie del volcán Socompa, en plena cordillera de los Andes y a 3.876 metros sobre el mar. Habían transcurrido 43 años desde que en 1905, en la presidencia del Dr. Manuel Quintana, se habían promulgado las dos primeras leyes del Huaytiquina, como se llamó al proyecto por entonces. Mentores de esas normas sancionadas en septiembre de 1905, fueron los legisladores salteños Francisco Uriburu y Antonio Díaz.
Por la Ley Nº 4.683, se hicieron los estudios para construir un ferrocarril que, “partiendo de un punto conveniente del Valle de Lerma, por la Quebrada del Toro, termine en Huaytiquina u otro punto conveniente de la frontera chilena”.
Por su parte la Ley Nº 4.813, autorizó al Ejecutivo nacional a construir el tramo Cerrillos - Rosario de Lerma, buscando ya, la Quebrada del Toro.
Al año siguiente, en 1906, comenzaron los primeros estudios sobre el río Rosario. Los hicieron los ingenieros José Rauch y Emilio Candini, quienes consideraron una gradiente (declive) del 35 al 40 por mil, entre Río Blanco y Puerta de Tastil. Para ello, había dos posibilidades para salir de Salta hacia la Puna: por la Quebrada del Toro y por la Quebrada de Humahuaca.
Ese mismo año (1906), el Ing. Alberto Scheneidwind hizo otro estudio para luego concluir desaconsejando la Quebrada del Toro y sugiriendo por Humahuaca.
Por fin, antes de concluir 1906, se conocieron los estudios de Carlos Cassaffousth, realizado a fines del siglo XIX, y del ingeniero chileno Emilio Carrasco. Cassaffousth aconsejaba la Quebrada del Toro pero usando cremallera en nueve tramos, que en total sumaban 16.200 metros.
El argelino
Si bien las primeras leyes sobre el Huatyquina fueron de 1905, los primeros estudios datan de 1889. Los hizo el ingeniero [ítalo] argelino [Luis] Abd El Kader, cuando trabajaba en una empresa salitrera inglesa. Según historiadores, estos estudios quedaron en poder de organismos técnicos del Estado nacional.
Primera concesión
En 1907, y ya siendo presidente de la Nación el Dr. José Figueroa Alcorta, se sancionó y promulgó la Ley Nº 5.141. Por ella, el Estado concedió al ingeniero chileno Emilio Carrasco, el derecho a construir y explotar un ferrocarril que “arrancando del ‘conveniente’ del Central Norte en el Valle de Lerma (Cerrillos) penetre por la Quebrada del Toro y termine en el punto Huaytiquina, u otro próximo de la frontera argentino-chilena”. Sus autores fueron los legisladores Aniceto Latorre, Ismael Ortíz, Abraham Cornejo, Pablo Saravia, Santiago Fleming, Javier Castro, Pedro Méndez, Julio Terán y Pedro Ruiz de Huidobro.
Especialistas franceses
Inmediatamente de obtenida la concesión, el ingeniero Emilio Carrasco buscó en Francia el asesoramiento de especialistas en ferrocarriles de montaña, pese a que aquí tenía a su disposición todos los estudios de Ferrocarriles del Estado. Así fue que Carrasco contrató a la “Regis Generales des Chemins de Ferre Traveaux Publics”, empresa que hizo valiosos aportes técnicos que luego sirvieron al ingeniero Ricardo Maury. Por ejemplo, dividió el ramal Cerrillos - Socompa (C-14) en tres tramos: Cerrillos - Puerta de Tastil; Puerta de Tastil - Toconao a 4.300 metros; y Toconao - Huaytiquina. Con este esquema se hizo el tramo Cerrillos - Rosario de Lerma, autorizado por Ley Nº 4.813, y concluido en febrero de 1909.
Otros de los aportes técnicos de los franceses fue conservar la gradiente del 25 p/mil; trazar curvas con un radio no menor a los 120 m; y descartar el uso de cremallera en la Quebrada del Toro. Bueno es recordar que el equipo francés fue dirigido por el Ing. Curtis.
Fin de la concesión
Pese a los innumerables beneficios recibidos por parte de la Provincia y de la Nación, el concesionario Carrasco comenzó a caer en incumplimientos contractuales. En 1913, su situación económica y financiera era harto difícil, aquí y en Chile, donde también construía el tramo Antofagasta - Huaytiquina.
La acumulación de faltas y de retrasos hizo que el 28 de abril de 1914, el presidente argentino, Dr. Victorino de la Plaza, decretara la caducidad de la concesión. Y así, la construcción del Huaytiquina quedó paralizada entre Rosario de Lerma y Campo Quijano.
La decisión de Hipólito Yrigoyen
“Hay que abrir las puertas al Pacífico...”, sostenía el presidente radical en 1920.
En 1916, al ser electo presidente de la Nación, don Hipólito Yrigoyen, todo cambió. El mandatario impuso una nueva concepción respecto al papel que debía cumplir el ferrocarril. Para él, debía contribuir a la integración territorial del país y aportar al bienestar de sus habitantes. Dejó de lado el criterio económico utilitario que hasta entonces había primado en el tendido de los ferrocarriles, y otorgó prioridad a los proyectos ferroviarios a Chile, en el sur y en el norte.
Según sus palabras, “había que abrir las puertas al Pacífico para dar salida a la producción y evitar los enormes costos en fletes e impuestos que insumían al darle salida por el puerto de Buenos Aires”.
Para Yrigoyen, el Trasandino del Norte (Huaytiquina) “debía romper la forma primitiva del solar colonial: una puerta al frente y un larguísimo fondo ciego detrás”.
Esto hizo que en Salta renaciera la esperanza sobre la reactivación del Huaytiquina.
En Buenos Aires la lucha era en el Congreso, dominado por los demócratas que querían concesionar la construcción del Trasandino. A su vez el radicalismo, que era gobierno, sostenía que ello era responsabilidad del Estado. Y mientras el tema se dilataba en el Parlamento, aquí unos salteños encabezados por Juan Carlos Dávalos, organizaron un raid automovilístico, ida y vuelta a Antofagasta, para demostrar la viabilidad del proyecto ferroviario del Huaytiquina.
El equipo técnico
En 1920, con nuevos estudios hechos por Ferrocarriles, Domingo Fernández Beschtadt, su administrador, convocó a un grupo de profesionales para integrar un nuevo equipo de trabajo. Entre ellos, Ricardo Maury, Juan Burgoyne, K. Jhons, Alberto Pasquini, Nicanor Alurralde, Héctor Pastorini, Hermann Pfister, Salvador Rossi, Marcelo Paujol, Julio Velarde y Luis Villar.
Y como en el Congreso se seguía dilatando el debate, Yrigoyen cortó por lo sano y ordenó por decreto del 21 de junio de 1921, reiniciar los trabajos del Huaytiquina, ahora, bajo la dirección del ingeniero Ricardo Maury.
San Antonio
A solo tres años del decreto de don Hipólito Yrigoyen, el 16 de septiembre de 1924, se libra al tránsito ferroviario, los primeros 100 kilómetros del Huaytiquina; era el tramo Cerrillos - Puerta de Tastil.
El 7 de julio de 1928, los rieles llegaron a San Antonio de los Cobres y en mayo del 1929, un tren de carga con Maury en la locomotora, cruza el viaducto El Muñal, hasta ahí, el más alto del país. Entre agosto y septiembre de 1929 se avanza con el terraplenado hasta Pocitos, y los rieles llegan al río San Antonio.
Socompa
El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar derrocó a Yrigoyen y a consecuencia de ello, Maury es separado de la obra. Los trabajos se paralizan luego de habilitarse el viaducto La Polvorilla. En 1936, las labores reactivan con lentitud y en 1945 los rieles tocan Tolar Grande.
En 1946, con el gobierno del presidente Juan Domingo Perón, la obra recobra impulso. Ahora el tren debe integrar países hermanos. Se vuelcan más recursos para concluir el Trasandino del Norte y pronto llegan los frutos, el 17 de enero de 1948, rieles argentinos y chilenos se unen en Socompa y no en Huaytiquina. La inauguración oficial fue el 20 de febrero de 1948, por la Batalla de Salta, y asisten el ministro de O. Públicas de la Nación, Gral. Juan Pistarini y el gobernador salteño, Lucio Cornejo Linares.
Su primer impulsor fue don Manuel Solá; los primeros estudios son de fines del siglo XIX, y las leyes de 1905.
Por Luis Borelli
Argentinos y Chilenos en Socompa, el 20 de febrero de 1948.
El próximo 20 de febrero, el Trasandino del Norte (Ramal C-14), ferrocarril que aún une Salta con Antofagasta, cumplirá 70 años. Un mes antes, el 17 de enero de 1948, los rieles argentinos y chilenos se habían encontrado al pie del volcán Socompa, en plena cordillera de los Andes y a 3.876 metros sobre el mar. Habían transcurrido 43 años desde que en 1905, en la presidencia del Dr. Manuel Quintana, se habían promulgado las dos primeras leyes del Huaytiquina, como se llamó al proyecto por entonces. Mentores de esas normas sancionadas en septiembre de 1905, fueron los legisladores salteños Francisco Uriburu y Antonio Díaz.
Por la Ley Nº 4.683, se hicieron los estudios para construir un ferrocarril que, “partiendo de un punto conveniente del Valle de Lerma, por la Quebrada del Toro, termine en Huaytiquina u otro punto conveniente de la frontera chilena”.
Por su parte la Ley Nº 4.813, autorizó al Ejecutivo nacional a construir el tramo Cerrillos - Rosario de Lerma, buscando ya, la Quebrada del Toro.
Al año siguiente, en 1906, comenzaron los primeros estudios sobre el río Rosario. Los hicieron los ingenieros José Rauch y Emilio Candini, quienes consideraron una gradiente (declive) del 35 al 40 por mil, entre Río Blanco y Puerta de Tastil. Para ello, había dos posibilidades para salir de Salta hacia la Puna: por la Quebrada del Toro y por la Quebrada de Humahuaca.
Ese mismo año (1906), el Ing. Alberto Scheneidwind hizo otro estudio para luego concluir desaconsejando la Quebrada del Toro y sugiriendo por Humahuaca.
Por fin, antes de concluir 1906, se conocieron los estudios de Carlos Cassaffousth, realizado a fines del siglo XIX, y del ingeniero chileno Emilio Carrasco. Cassaffousth aconsejaba la Quebrada del Toro pero usando cremallera en nueve tramos, que en total sumaban 16.200 metros.
El argelino
Si bien las primeras leyes sobre el Huatyquina fueron de 1905, los primeros estudios datan de 1889. Los hizo el ingeniero [ítalo] argelino [Luis] Abd El Kader, cuando trabajaba en una empresa salitrera inglesa. Según historiadores, estos estudios quedaron en poder de organismos técnicos del Estado nacional.
Primera concesión
En 1907, y ya siendo presidente de la Nación el Dr. José Figueroa Alcorta, se sancionó y promulgó la Ley Nº 5.141. Por ella, el Estado concedió al ingeniero chileno Emilio Carrasco, el derecho a construir y explotar un ferrocarril que “arrancando del ‘conveniente’ del Central Norte en el Valle de Lerma (Cerrillos) penetre por la Quebrada del Toro y termine en el punto Huaytiquina, u otro próximo de la frontera argentino-chilena”. Sus autores fueron los legisladores Aniceto Latorre, Ismael Ortíz, Abraham Cornejo, Pablo Saravia, Santiago Fleming, Javier Castro, Pedro Méndez, Julio Terán y Pedro Ruiz de Huidobro.
Especialistas franceses
Inmediatamente de obtenida la concesión, el ingeniero Emilio Carrasco buscó en Francia el asesoramiento de especialistas en ferrocarriles de montaña, pese a que aquí tenía a su disposición todos los estudios de Ferrocarriles del Estado. Así fue que Carrasco contrató a la “Regis Generales des Chemins de Ferre Traveaux Publics”, empresa que hizo valiosos aportes técnicos que luego sirvieron al ingeniero Ricardo Maury. Por ejemplo, dividió el ramal Cerrillos - Socompa (C-14) en tres tramos: Cerrillos - Puerta de Tastil; Puerta de Tastil - Toconao a 4.300 metros; y Toconao - Huaytiquina. Con este esquema se hizo el tramo Cerrillos - Rosario de Lerma, autorizado por Ley Nº 4.813, y concluido en febrero de 1909.
Otros de los aportes técnicos de los franceses fue conservar la gradiente del 25 p/mil; trazar curvas con un radio no menor a los 120 m; y descartar el uso de cremallera en la Quebrada del Toro. Bueno es recordar que el equipo francés fue dirigido por el Ing. Curtis.
Fin de la concesión
Pese a los innumerables beneficios recibidos por parte de la Provincia y de la Nación, el concesionario Carrasco comenzó a caer en incumplimientos contractuales. En 1913, su situación económica y financiera era harto difícil, aquí y en Chile, donde también construía el tramo Antofagasta - Huaytiquina.
La acumulación de faltas y de retrasos hizo que el 28 de abril de 1914, el presidente argentino, Dr. Victorino de la Plaza, decretara la caducidad de la concesión. Y así, la construcción del Huaytiquina quedó paralizada entre Rosario de Lerma y Campo Quijano.
La decisión de Hipólito Yrigoyen
“Hay que abrir las puertas al Pacífico...”, sostenía el presidente radical en 1920.
En 1916, al ser electo presidente de la Nación, don Hipólito Yrigoyen, todo cambió. El mandatario impuso una nueva concepción respecto al papel que debía cumplir el ferrocarril. Para él, debía contribuir a la integración territorial del país y aportar al bienestar de sus habitantes. Dejó de lado el criterio económico utilitario que hasta entonces había primado en el tendido de los ferrocarriles, y otorgó prioridad a los proyectos ferroviarios a Chile, en el sur y en el norte.
Según sus palabras, “había que abrir las puertas al Pacífico para dar salida a la producción y evitar los enormes costos en fletes e impuestos que insumían al darle salida por el puerto de Buenos Aires”.
Para Yrigoyen, el Trasandino del Norte (Huaytiquina) “debía romper la forma primitiva del solar colonial: una puerta al frente y un larguísimo fondo ciego detrás”.
Esto hizo que en Salta renaciera la esperanza sobre la reactivación del Huaytiquina.
En Buenos Aires la lucha era en el Congreso, dominado por los demócratas que querían concesionar la construcción del Trasandino. A su vez el radicalismo, que era gobierno, sostenía que ello era responsabilidad del Estado. Y mientras el tema se dilataba en el Parlamento, aquí unos salteños encabezados por Juan Carlos Dávalos, organizaron un raid automovilístico, ida y vuelta a Antofagasta, para demostrar la viabilidad del proyecto ferroviario del Huaytiquina.
El equipo técnico
En 1920, con nuevos estudios hechos por Ferrocarriles, Domingo Fernández Beschtadt, su administrador, convocó a un grupo de profesionales para integrar un nuevo equipo de trabajo. Entre ellos, Ricardo Maury, Juan Burgoyne, K. Jhons, Alberto Pasquini, Nicanor Alurralde, Héctor Pastorini, Hermann Pfister, Salvador Rossi, Marcelo Paujol, Julio Velarde y Luis Villar.
Y como en el Congreso se seguía dilatando el debate, Yrigoyen cortó por lo sano y ordenó por decreto del 21 de junio de 1921, reiniciar los trabajos del Huaytiquina, ahora, bajo la dirección del ingeniero Ricardo Maury.
San Antonio
A solo tres años del decreto de don Hipólito Yrigoyen, el 16 de septiembre de 1924, se libra al tránsito ferroviario, los primeros 100 kilómetros del Huaytiquina; era el tramo Cerrillos - Puerta de Tastil.
El 7 de julio de 1928, los rieles llegaron a San Antonio de los Cobres y en mayo del 1929, un tren de carga con Maury en la locomotora, cruza el viaducto El Muñal, hasta ahí, el más alto del país. Entre agosto y septiembre de 1929 se avanza con el terraplenado hasta Pocitos, y los rieles llegan al río San Antonio.
Socompa
El 6 de septiembre de 1930, un golpe militar derrocó a Yrigoyen y a consecuencia de ello, Maury es separado de la obra. Los trabajos se paralizan luego de habilitarse el viaducto La Polvorilla. En 1936, las labores reactivan con lentitud y en 1945 los rieles tocan Tolar Grande.
En 1946, con el gobierno del presidente Juan Domingo Perón, la obra recobra impulso. Ahora el tren debe integrar países hermanos. Se vuelcan más recursos para concluir el Trasandino del Norte y pronto llegan los frutos, el 17 de enero de 1948, rieles argentinos y chilenos se unen en Socompa y no en Huaytiquina. La inauguración oficial fue el 20 de febrero de 1948, por la Batalla de Salta, y asisten el ministro de O. Públicas de la Nación, Gral. Juan Pistarini y el gobernador salteño, Lucio Cornejo Linares.
Fosa de Atacama: Científicos llegan por primera vez a lo más profundo del mar chileno
Vía La Tercera.
Autor: Verónica Carreño
Infografía © La Tercera.
El lander Audacia es un vehículo de océano profundo que desciende en caída libre en el mar frente a Antofagasta.
Las semana pasada, expertos llegaron a 8.081 metros bajo el mar en la fosa de Atacama. Hasta ahora se creía que profundidad del lugar era de 8.065 metros.
A bordo del buque AGS-61 Cabo de Hornos de la Armada, un grupo de científicos chilenos del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) logró el descenso de un lander, vehículo autónomo no tripulado bautizado como Audacia, a 8.081 metros de profundidad en la fosa de Atacama, el 31 de enero pasado. El registro, que se alcanza por primera vez, se logró dentro de la expedición bautizada como Atacamex.
El equipo, liderado por el director del IMO, Osvaldo Ulloa, consiguió la hazaña frente a las costas de Antofagasta, sector donde la fosa alcanza su mayor profundidad y que se creía era de 8.065 metros, según la literatura científica. Allí, los científicos hicieron descender el lander Audacia en tres ocasiones, recolectando una serie de muestras de agua y fauna del lugar, entre las que destacan los anfípodos, pequeños crustáceos que viven en las profundidades del océano.
La importancia de esta expedición y sus resultados radica en que los 8.081 metros de profundidad jamás habían sido alcanzados, observándose una serie de organismos que viven en ese lugar. A modo de ejemplo, la distancia recorrida por el lander es apenas 800 metros menor que la altura del monte Everest, la montaña más elevada del mundo.
Más sobre Fosa de Atacama
Parte expedición que estudiará el punto más profundo del mar chileno 25 Ene 2018
El investigador adjunto del IMO, Marcelo Oliva, señala que gracias al lander “pudimos registrar gráficamente poliquetos, una especie de gusanos, nadando en el fondo del mar”. Agregó, además, que pudieron observar una gran cantidad de perforaciones en el lugar, lo que indicaría la presencia de organismos que viven enterrados en el sedimento marino.
Red a 5 mil metros
Además del lander, el equipo de científicos hizo descender una red Mocness (sigla en inglés para Red de apertura y cierre múltiples con un sistema de detección ambiental), a través de la que lograron otro récord tras obtener por primera vez muestras de plancton desde los cinco mil metros de profundidad, como señala el investigador y director alterno del IMO, Rubén Escribano.
La multirred Mocness, única en su tipo en el Cono Sur de América, colectó una gran cantidad de organismos nuevos de profundidad, incluyendo peces, que ahora serán estudiados en el laboratorio para su identificación y mejor conocimiento de su biología. Sobre ello, Oliva agrega que “pudimos observar estas especies que, entre comillas, podríamos decir que son monstruos, animales gelatinosos de grandes dientes. Además, pudimos ver medusas y pulpos a esa profundidad, es algo que para cualquier investigador es simplemente, fabuloso”.
Hazaña
Diversas personalidades del mundo de la ciencia han reaccionado tras el éxito de la expedición Atacamex. Una de ellas es Virginia Garretón, directora ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio, quien señala “que se lograra que los equipos funcionaran era difícil, recuperarlos era más complejo aún, pero lograr demostrar que la fosa es más profunda que 8.065 metros era casi imposible, y este equipo lo logró”.
Por otra parte, Mario Hamuy, presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), agrega que “es un gran orgullo para nosotros haber apoyado una misión tan exitosa a la fosa de Atacama. Ejemplos como este son el mejor estímulo para seguir empujando el proyecto de ley que crea un Ministerio de Ciencia para Chile”, haciendo alusión a la nueva cartera que se inaugurará en las próximas semanas en nuestro país.
Desafíos a futuro
Consultado por los desafíos que se abren tras lograr el descenso a la fosa de Atacama, Osvaldo Ulloa señala que “las posibilidades de poner otros sensores, para hacer -por ejemplo- mediciones sismológicas o de corrientes- están allí. Con eso estamos señalando el camino que lleve a un programa nacional multidisciplinario para la exploración y el estudio científico del lugar”. El investigador recordó, además, que esta es la segunda vez que se explora la fosa, aunque es la primera ocasión en la que lo hace un equipo chileno. En el año 1997, una expedición italiana visitó el área, aunque no lograron la profundidad que Atacamex consiguió en esta oportunidad. “Lo importante es que se pudo acceder a un ambiente que nunca habíamos podido acceder como comunidad chilena, y sabemos que ahora podemos volver a ir en cualquier momento y volver a hacerlo sin que vuelvan a pasar 20 años para volver a hacerlo”, dice Ulloa.
Rubén Escribano agrega que “en marzo visitaremos nuevamente la fosa, esta vez en un barco alemán”. Se trata de un proyecto en conjunto con investigadores de dicho país y que tendrá a bordo a científicos de varias partes del mundo. En la ocasión, no solamente estará presente el lander Audacia, sino que además los científicos europeos incorporarán equipos propios que permitirán conocer mejor las profundidades de la fosa de Atacama.
Sobre la experiencia de hacer descender al lander Audacia a las profundidades del océano Pacífico, Marcelo Oliva agrega que “hemos sido capaces de ir a la Luna, de mandar artefactos a Marte, pero no conocemos lo que hay a ocho kilómetros de distancia de la superficie, suena como una contradicción vital. La tecnología ya la tenemos, ahora hay que ir profundizando en otras actividades”, haciendo alusión a los desafíos que ahora enfrenta el equipo de investigadores del IMO.
Autor: Verónica Carreño
Infografía © La Tercera.
El lander Audacia es un vehículo de océano profundo que desciende en caída libre en el mar frente a Antofagasta.
Las semana pasada, expertos llegaron a 8.081 metros bajo el mar en la fosa de Atacama. Hasta ahora se creía que profundidad del lugar era de 8.065 metros.
A bordo del buque AGS-61 Cabo de Hornos de la Armada, un grupo de científicos chilenos del Instituto Milenio de Oceanografía (IMO) logró el descenso de un lander, vehículo autónomo no tripulado bautizado como Audacia, a 8.081 metros de profundidad en la fosa de Atacama, el 31 de enero pasado. El registro, que se alcanza por primera vez, se logró dentro de la expedición bautizada como Atacamex.
El equipo, liderado por el director del IMO, Osvaldo Ulloa, consiguió la hazaña frente a las costas de Antofagasta, sector donde la fosa alcanza su mayor profundidad y que se creía era de 8.065 metros, según la literatura científica. Allí, los científicos hicieron descender el lander Audacia en tres ocasiones, recolectando una serie de muestras de agua y fauna del lugar, entre las que destacan los anfípodos, pequeños crustáceos que viven en las profundidades del océano.
La importancia de esta expedición y sus resultados radica en que los 8.081 metros de profundidad jamás habían sido alcanzados, observándose una serie de organismos que viven en ese lugar. A modo de ejemplo, la distancia recorrida por el lander es apenas 800 metros menor que la altura del monte Everest, la montaña más elevada del mundo.
Más sobre Fosa de Atacama
Parte expedición que estudiará el punto más profundo del mar chileno 25 Ene 2018
El investigador adjunto del IMO, Marcelo Oliva, señala que gracias al lander “pudimos registrar gráficamente poliquetos, una especie de gusanos, nadando en el fondo del mar”. Agregó, además, que pudieron observar una gran cantidad de perforaciones en el lugar, lo que indicaría la presencia de organismos que viven enterrados en el sedimento marino.
Red a 5 mil metros
Además del lander, el equipo de científicos hizo descender una red Mocness (sigla en inglés para Red de apertura y cierre múltiples con un sistema de detección ambiental), a través de la que lograron otro récord tras obtener por primera vez muestras de plancton desde los cinco mil metros de profundidad, como señala el investigador y director alterno del IMO, Rubén Escribano.
La multirred Mocness, única en su tipo en el Cono Sur de América, colectó una gran cantidad de organismos nuevos de profundidad, incluyendo peces, que ahora serán estudiados en el laboratorio para su identificación y mejor conocimiento de su biología. Sobre ello, Oliva agrega que “pudimos observar estas especies que, entre comillas, podríamos decir que son monstruos, animales gelatinosos de grandes dientes. Además, pudimos ver medusas y pulpos a esa profundidad, es algo que para cualquier investigador es simplemente, fabuloso”.
Hazaña
Diversas personalidades del mundo de la ciencia han reaccionado tras el éxito de la expedición Atacamex. Una de ellas es Virginia Garretón, directora ejecutiva de la Iniciativa Científica Milenio, quien señala “que se lograra que los equipos funcionaran era difícil, recuperarlos era más complejo aún, pero lograr demostrar que la fosa es más profunda que 8.065 metros era casi imposible, y este equipo lo logró”.
Por otra parte, Mario Hamuy, presidente de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), agrega que “es un gran orgullo para nosotros haber apoyado una misión tan exitosa a la fosa de Atacama. Ejemplos como este son el mejor estímulo para seguir empujando el proyecto de ley que crea un Ministerio de Ciencia para Chile”, haciendo alusión a la nueva cartera que se inaugurará en las próximas semanas en nuestro país.
Desafíos a futuro
Consultado por los desafíos que se abren tras lograr el descenso a la fosa de Atacama, Osvaldo Ulloa señala que “las posibilidades de poner otros sensores, para hacer -por ejemplo- mediciones sismológicas o de corrientes- están allí. Con eso estamos señalando el camino que lleve a un programa nacional multidisciplinario para la exploración y el estudio científico del lugar”. El investigador recordó, además, que esta es la segunda vez que se explora la fosa, aunque es la primera ocasión en la que lo hace un equipo chileno. En el año 1997, una expedición italiana visitó el área, aunque no lograron la profundidad que Atacamex consiguió en esta oportunidad. “Lo importante es que se pudo acceder a un ambiente que nunca habíamos podido acceder como comunidad chilena, y sabemos que ahora podemos volver a ir en cualquier momento y volver a hacerlo sin que vuelvan a pasar 20 años para volver a hacerlo”, dice Ulloa.
Rubén Escribano agrega que “en marzo visitaremos nuevamente la fosa, esta vez en un barco alemán”. Se trata de un proyecto en conjunto con investigadores de dicho país y que tendrá a bordo a científicos de varias partes del mundo. En la ocasión, no solamente estará presente el lander Audacia, sino que además los científicos europeos incorporarán equipos propios que permitirán conocer mejor las profundidades de la fosa de Atacama.
Sobre la experiencia de hacer descender al lander Audacia a las profundidades del océano Pacífico, Marcelo Oliva agrega que “hemos sido capaces de ir a la Luna, de mandar artefactos a Marte, pero no conocemos lo que hay a ocho kilómetros de distancia de la superficie, suena como una contradicción vital. La tecnología ya la tenemos, ahora hay que ir profundizando en otras actividades”, haciendo alusión a los desafíos que ahora enfrenta el equipo de investigadores del IMO.
2.2.18
Arquitecto Miguel Lawner analiza declaratoria de Barrio Suárez Mujica como Zona Típica
Vía BioBioChile.
Publicado por María Graciela López
A raíz de la declaratoria del Barrio Suárez Mujica como Zona Típica, el destacado arquitecto Miguel Lawner ha difundido algunas reflexiones sobre el Barrio Suárez Mujica, “una zona que vimos desarrollarse desde que iniciamos nuestros estudios de arquitectura”, señala en la misiva, de la que te presentamos un extracto a continuación.
Por Miguel Lawner.
El barrio Suárez Mujica debe ser la última gran reserva patrimonial de Chile, representativa del movimiento moderno en arquitectura. La Zona Típica aprobada días atrás por el Consejo de Monumentos Nacionales, protege el territorio comprendido entre las calles Lo Encala y Pedro de Valdivia de Poniente a Oriente, y entre José Domingo Cañas y la Avenida Grecia, de Norte a Sur.
Se trata de una zona espacialmente homogénea, concebida desde sus orígenes según el modelo de ciudad jardín, es decir con viviendas aisladas de uno o dos pisos y amplios antejardines. Sus calles cuentan con aceras anchas, que han permitido el crecimiento de de una rica variedad de árboles. Caminar por estas vías durante el verano es un placer, cobijados bajo un fresco túnel verde.
El desarrollo del barrio se intensificó a comienzos de los años cuarenta del Siglo pasado, como consecuencia de las importantes obras viales efectuadas a raíz de la construcción del Estadio Nacional, que dieron vida a la Avenida Campos de Deportes y a la Avenida Grecia. Estas arterias mejoraron notablemente la accesibilidad del sector, incentivando el asentamiento de familias de clase media, en aumento durante esos años, gracias al mayor desarrollo económico del país.
A fines del 50 el barrio ya estaba consolidado, por lo cual adquirió una fisonomía de gran homogeneidad, conservada hasta ahora, gracias a las escasas intervenciones mayores, salvo las efectuadas a lo largo de José Domingo Cañas.
Conviven en armonía diversos estilos: algunas viviendas Art Decó, otras de la Belle Epoque, unas pocas eclécticas y la mayoría claramente modernistas. Predominan las fachadas estucadas, pero varias exhiben sus muros con ladrillo artesanal a la vista. Abundan los techos planos y los hay con pendiente, en su mayoría con cubierta de tejas de arcilla. De vez en cuando una torrecilla romántica corona alguna caja de escala.
Suárez Mujica tuvo un desarrollo casi simultáneo con el barrio El Golf, donde se establecieron preferentemente las familias más acaudaladas del país, quienes, ansiosos por exhibir su riqueza, impusieron una arquitectura de estilo: casas inglesas o francesas, con columnas abrigando los porch de acceso y abundancia de balaustres.
Dada la xenofobia característica de la aristocracia chilena, abundaron señales para ahuyentar el asentamiento de familias de origen árabe en El Golf, que fueron acogidas sin discriminación en el barrio Suárez Mujica. De hecho, desde sus orígenes, éste fue un territorio de integración étnica, donde también se asentaron familias de origen judío, huyendo de los pogrom y el desgobierno generado en Ucrania y otros territorios de Rusia, a la caída del imperio zarista.
El barrio Suárez Mujica conoció la intervención de varios arquitectos extranjeros que encontraron refugio en Chile tras las persecuciones antisemitas desatadas por el nazismo en Europa. Tal es el caso de José Dvoresky, Tibor Weiner y Vadim Fedorov, cultores relevantes de la arquitectura moderna. A ellos se suman otros colegas chilenos, como Simón Perelman, Jaime Bendersky y Viterbo Castro, quién construyó para su familia una casa situada en la acera oriente de Campos de Deportes, próximo a Avenida Grecia.
Un arquitecto poco conocido, autor de muchas obras meritorias en Ñuñoa y Providencia, es Juan Tapia Chuaqui, quién falleció en 1981. Formado en la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile, tuvo como su maestro y guía al profesor Roberto Dávila. Ejerció la profesión asociado al arquitecto Francisco Aedo Carrasco, quién figura en la ominosa lista de personas detenidas y desaparecidas en Chile.
A Juan Tapia le debemos algunos proyectos de arquitectura notables como la vivienda ubicada en José Luis Araneda Nº 90, a pasos de Irarrázabal, que aún se conserva, característica por el uso de pilares en la planta baja y ventanas corridas, al mejor estilo corbusiano.
También se conserva la vivienda ubicada en Campos de Deportes Nº 468, no tan bien mantenida como la anterior.
Su obra más relevante es sin duda, la mansión ubicada en Providencia, calle Los Leones 927, construida para su tío Basim Chaqui a fin de alojar a su familia compuesta por su mujer y siete hijos.
Es una edificación en tres pisos de altura, caracterizada por la existencia de una escalera en forma de una amplia espiral, iluminada por bloques de vidrio a lo largo de todo su recorrido.
Junto a su hermano Ricardo, también arquitecto, Juan Tapia proyectó los dos edificios de departamentos de clara línea moderna, ubicados en las esquinas Nor-oriente y Sur-oriente de Pedro de Valdivia con Irarrázabal, este último demolido recientemente, para dar paso a las instalaciones de la línea 6 del Metro.
El barrio también ha sido lugar preferido para vivir y trabajar de varios artistas y escritores. En Eduardo Castillo Velasco Nº 1743, levantó su casa el escritor costarricense Joaquín Gutiérrez, avecindado en Chile desde los años 40, quién casó con Nena Nascimento, hija de Carlos Nascimento, formador de la Imprenta y que lleva su nombre, empresa pionera del campo editorial en nuestro país.
Declaratoria de Zona Típica
La declaratoria de Zona Típica, incrementará las fortalezas espaciales del barrio Suárez Mujica. Incentivará la instalación en el barrio de pequeñas oficinas de profesionales o emprendedores, que restauran las casas sin alterar la fisonomía del barrio en un sano proceso de reciclaje de las edificaciones originales.
La objeción levantada por los opositores a la declaratoria de zona típica, argumentando que los inmuebles pierden su valor carece de todo fundamento. Se trata de cómplices de las grandes inmobiliarias interesadas en impulsar el modelo aplicado en Estación Central, ofreciendo precios especulativos por la adquisición de 3 o 4 viviendas, a fin de levantar una torre sin consideración a los impactos ambientales catastróficos generados por dicha intervención.
Igualmente mal intencionada es la objeción que los vecinos no podrán ejecutar obra alguna de mantenimiento, sin la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. La declaratoria de Zona Típica se complementa con la elaboración de un protocolo que regula las intervenciones a efectuarse en los inmuebles, documento que se elabora en conjunto con las Juntas de Vecinos del sector y que no representa diferencia alguna con los permisos de Obra Menor solicitados a las Direcciones de Obras Municipales.
Debemos admitir que dada la ausencia o debilidad de los Instrumentos de Planificación Territorial, el Consejo de Monumentos Nacionales se ha constituido en la única entidad defensora de los intereses del ciudadano común, frente a la acción depredadora de los grandes intereses inmobiliarios que socavan cada día el derecho a la ciudad que nos asiste a cada uno de los residentes en las áreas urbanas de Chile.
Publicado por María Graciela López
A raíz de la declaratoria del Barrio Suárez Mujica como Zona Típica, el destacado arquitecto Miguel Lawner ha difundido algunas reflexiones sobre el Barrio Suárez Mujica, “una zona que vimos desarrollarse desde que iniciamos nuestros estudios de arquitectura”, señala en la misiva, de la que te presentamos un extracto a continuación.
Por Miguel Lawner.
El barrio Suárez Mujica debe ser la última gran reserva patrimonial de Chile, representativa del movimiento moderno en arquitectura. La Zona Típica aprobada días atrás por el Consejo de Monumentos Nacionales, protege el territorio comprendido entre las calles Lo Encala y Pedro de Valdivia de Poniente a Oriente, y entre José Domingo Cañas y la Avenida Grecia, de Norte a Sur.
Se trata de una zona espacialmente homogénea, concebida desde sus orígenes según el modelo de ciudad jardín, es decir con viviendas aisladas de uno o dos pisos y amplios antejardines. Sus calles cuentan con aceras anchas, que han permitido el crecimiento de de una rica variedad de árboles. Caminar por estas vías durante el verano es un placer, cobijados bajo un fresco túnel verde.
El desarrollo del barrio se intensificó a comienzos de los años cuarenta del Siglo pasado, como consecuencia de las importantes obras viales efectuadas a raíz de la construcción del Estadio Nacional, que dieron vida a la Avenida Campos de Deportes y a la Avenida Grecia. Estas arterias mejoraron notablemente la accesibilidad del sector, incentivando el asentamiento de familias de clase media, en aumento durante esos años, gracias al mayor desarrollo económico del país.
A fines del 50 el barrio ya estaba consolidado, por lo cual adquirió una fisonomía de gran homogeneidad, conservada hasta ahora, gracias a las escasas intervenciones mayores, salvo las efectuadas a lo largo de José Domingo Cañas.
Conviven en armonía diversos estilos: algunas viviendas Art Decó, otras de la Belle Epoque, unas pocas eclécticas y la mayoría claramente modernistas. Predominan las fachadas estucadas, pero varias exhiben sus muros con ladrillo artesanal a la vista. Abundan los techos planos y los hay con pendiente, en su mayoría con cubierta de tejas de arcilla. De vez en cuando una torrecilla romántica corona alguna caja de escala.
Suárez Mujica tuvo un desarrollo casi simultáneo con el barrio El Golf, donde se establecieron preferentemente las familias más acaudaladas del país, quienes, ansiosos por exhibir su riqueza, impusieron una arquitectura de estilo: casas inglesas o francesas, con columnas abrigando los porch de acceso y abundancia de balaustres.
Dada la xenofobia característica de la aristocracia chilena, abundaron señales para ahuyentar el asentamiento de familias de origen árabe en El Golf, que fueron acogidas sin discriminación en el barrio Suárez Mujica. De hecho, desde sus orígenes, éste fue un territorio de integración étnica, donde también se asentaron familias de origen judío, huyendo de los pogrom y el desgobierno generado en Ucrania y otros territorios de Rusia, a la caída del imperio zarista.
El barrio Suárez Mujica conoció la intervención de varios arquitectos extranjeros que encontraron refugio en Chile tras las persecuciones antisemitas desatadas por el nazismo en Europa. Tal es el caso de José Dvoresky, Tibor Weiner y Vadim Fedorov, cultores relevantes de la arquitectura moderna. A ellos se suman otros colegas chilenos, como Simón Perelman, Jaime Bendersky y Viterbo Castro, quién construyó para su familia una casa situada en la acera oriente de Campos de Deportes, próximo a Avenida Grecia.
Un arquitecto poco conocido, autor de muchas obras meritorias en Ñuñoa y Providencia, es Juan Tapia Chuaqui, quién falleció en 1981. Formado en la Escuela de Arquitectura de la U. de Chile, tuvo como su maestro y guía al profesor Roberto Dávila. Ejerció la profesión asociado al arquitecto Francisco Aedo Carrasco, quién figura en la ominosa lista de personas detenidas y desaparecidas en Chile.
A Juan Tapia le debemos algunos proyectos de arquitectura notables como la vivienda ubicada en José Luis Araneda Nº 90, a pasos de Irarrázabal, que aún se conserva, característica por el uso de pilares en la planta baja y ventanas corridas, al mejor estilo corbusiano.
También se conserva la vivienda ubicada en Campos de Deportes Nº 468, no tan bien mantenida como la anterior.
Su obra más relevante es sin duda, la mansión ubicada en Providencia, calle Los Leones 927, construida para su tío Basim Chaqui a fin de alojar a su familia compuesta por su mujer y siete hijos.
Es una edificación en tres pisos de altura, caracterizada por la existencia de una escalera en forma de una amplia espiral, iluminada por bloques de vidrio a lo largo de todo su recorrido.
Junto a su hermano Ricardo, también arquitecto, Juan Tapia proyectó los dos edificios de departamentos de clara línea moderna, ubicados en las esquinas Nor-oriente y Sur-oriente de Pedro de Valdivia con Irarrázabal, este último demolido recientemente, para dar paso a las instalaciones de la línea 6 del Metro.
El barrio también ha sido lugar preferido para vivir y trabajar de varios artistas y escritores. En Eduardo Castillo Velasco Nº 1743, levantó su casa el escritor costarricense Joaquín Gutiérrez, avecindado en Chile desde los años 40, quién casó con Nena Nascimento, hija de Carlos Nascimento, formador de la Imprenta y que lleva su nombre, empresa pionera del campo editorial en nuestro país.
Declaratoria de Zona Típica
La declaratoria de Zona Típica, incrementará las fortalezas espaciales del barrio Suárez Mujica. Incentivará la instalación en el barrio de pequeñas oficinas de profesionales o emprendedores, que restauran las casas sin alterar la fisonomía del barrio en un sano proceso de reciclaje de las edificaciones originales.
La objeción levantada por los opositores a la declaratoria de zona típica, argumentando que los inmuebles pierden su valor carece de todo fundamento. Se trata de cómplices de las grandes inmobiliarias interesadas en impulsar el modelo aplicado en Estación Central, ofreciendo precios especulativos por la adquisición de 3 o 4 viviendas, a fin de levantar una torre sin consideración a los impactos ambientales catastróficos generados por dicha intervención.
Igualmente mal intencionada es la objeción que los vecinos no podrán ejecutar obra alguna de mantenimiento, sin la autorización del Consejo de Monumentos Nacionales. La declaratoria de Zona Típica se complementa con la elaboración de un protocolo que regula las intervenciones a efectuarse en los inmuebles, documento que se elabora en conjunto con las Juntas de Vecinos del sector y que no representa diferencia alguna con los permisos de Obra Menor solicitados a las Direcciones de Obras Municipales.
Debemos admitir que dada la ausencia o debilidad de los Instrumentos de Planificación Territorial, el Consejo de Monumentos Nacionales se ha constituido en la única entidad defensora de los intereses del ciudadano común, frente a la acción depredadora de los grandes intereses inmobiliarios que socavan cada día el derecho a la ciudad que nos asiste a cada uno de los residentes en las áreas urbanas de Chile.
1.2.18
Hugo León Morales, escultor mejillonino radicado en Europa: "Desde niño tuve conciencia de habitar un lugar excepcional"
Vía El Mercurio de Antofagasta.
Por Marcela Mercado Rubina
Hugo León Morales, arriba cada diciembre a Antofagasta y pasa las primeras semanas encerrado
en su taller del que sólo sale para correr muy temprano por la mañana, ejercicio vital en el que retorna a su tierra, porque forma parte constituyente de ella.
Escultor y pintor, profesor y Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad del Norte, desde 1983 se encuentra radicado en Bélgica, lugar donde continuó sus estudios, Artes Visuales en La Cambre y escultura en Mons.
SITIO EXCEPCIONAL
Hugo León Morales nació en Mejillones el 24 de enero de 1955 y recuerda que desde niño poseía la consciencia de habitar un lugar excepcional, "cuando era niño vivía en el sector de Ferrocarril en la ciudad de Mejillones, en el lugar existía abundancia de peces, anchoas,jibias, al ingresar a la
playa los peces herían nuestras piernas. Cuando llegó la industria pesquera, los peces fueron
muertos y su presencia se hizo aérea, nos habitaban a través del olor".
Para León es su paisaje de origen el que le revela la manera de abordar el volumen, el espacio.
Su identidad está determinada siempre por la posibilidad de retornar a esa historia de conocimiento intuitivo que tuvo de niño y que se hace explícito el año 1973 cuando ingresa a la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas.
"Al ingresar a la Universidad del Norte tomo conciencia como individuo de mi identidad como ser; de la dimensión sobre mí mismo, de que existía una posibilidad. A través de esta toma de conciencia descubro que poseo un lenguaje que es íntimo. Este descubrimiento era posible porque existía un sistema pedagógico y un currículum que era coherente", explica.
Durante ese período, el creador forma parte de la intensa actividad artística que se desarrollaba entre alumnos y profesores y forma parte de varias exposiciones.
Andrés Sabella le dedica tres Linternas de Papel debido a su destacado trabajo. Realiza la escultura "Pata de Jaiba" que fue instalada al ingreso a la Universidad Católica del Norte y forma parte del equipo que realiza el "Monumento al Trabajador Nortino" junto a Ronald Clunes y Avelino Sanhueza.
Luego de un paso por el Museo de Historia Natural, se radica en Bélgica.
EN EUROPA
Ha realizado una obra destacada y prolífica en la ciudad de Bruselas, Bélgica, y en los parques privados y espacios públicos de ese país, París, Francia y los Países Bajos donde se pueden apreciar esculturas de su autoría, obras que tienen una impronta profunda vinculada al paisaje de origen de su autor.
Sobresalen, la Península de Mejillones como la piedra angular, la sobredimensión, la omnipresencia del paisaje en relación a la actividad humana.
El año 1984, realiza la escultura "Hombre herido por el paisaje en que representa un hombre que carga sobre él la Punta Angamos invertida, una obra de ocho metros por tres metros y que es realizada para un programa de televisión que trataba acerca de migración y es representativo de cómo el autor cargaba sobre sí su propia habitación a pesar de la lejanía y cómo el no-lugar lo hería, cómo León seguía habitando desde la añoranza y "este desierto que es una bóveda celeste,
a pesar de su aparente austeridad" y cómo vuelve una y otra vez al "rigor del paisaje a la simplicidad aparente, a sus volúmenes y contornos".
En la obra del autor se perciben las pulsiones telúricas de nuestra tierra.
La distancia le ha permitido forjar una observación seria, desarrollar una especie de "don emocional" en relación a ella.
Podemos encontrarnos con conchas de loco y de mejillones, paseando por los verdes parques, hombres poseídos por inmensos peces, la serie de ciclistas y toros, niños que danzan desafiando la gravedad en lugares y una variedad inimaginable de seres y expresiones que forman parte del universo del artista.
Si el arte en una zona tiene sentido como construcción de repertorios culturales que dotan
de significación la experiencia en un tiempo y un espacio, entonces el desarrollo de la
obra de nuestro autor cobra especial relevancia y forma parte del espacio cultural de nuestro
territorio (por lejos que se halle) y aporta para afrontar nuestra propia experiencia. Ante la
amenaza de la conversión del arte en mera industria del entretenimiento, surge el repertorio telúrico de Hugo León, dotando al ejercicio artístico de trascendencia, genialidad, identidad y sentido.
Por Marcela Mercado Rubina
Hugo León Morales, arriba cada diciembre a Antofagasta y pasa las primeras semanas encerrado
en su taller del que sólo sale para correr muy temprano por la mañana, ejercicio vital en el que retorna a su tierra, porque forma parte constituyente de ella.
Escultor y pintor, profesor y Licenciado en Artes Plásticas de la Universidad del Norte, desde 1983 se encuentra radicado en Bélgica, lugar donde continuó sus estudios, Artes Visuales en La Cambre y escultura en Mons.
SITIO EXCEPCIONAL
Hugo León Morales nació en Mejillones el 24 de enero de 1955 y recuerda que desde niño poseía la consciencia de habitar un lugar excepcional, "cuando era niño vivía en el sector de Ferrocarril en la ciudad de Mejillones, en el lugar existía abundancia de peces, anchoas,jibias, al ingresar a la
playa los peces herían nuestras piernas. Cuando llegó la industria pesquera, los peces fueron
muertos y su presencia se hizo aérea, nos habitaban a través del olor".
Para León es su paisaje de origen el que le revela la manera de abordar el volumen, el espacio.
Su identidad está determinada siempre por la posibilidad de retornar a esa historia de conocimiento intuitivo que tuvo de niño y que se hace explícito el año 1973 cuando ingresa a la carrera de Pedagogía en Artes Plásticas.
"Al ingresar a la Universidad del Norte tomo conciencia como individuo de mi identidad como ser; de la dimensión sobre mí mismo, de que existía una posibilidad. A través de esta toma de conciencia descubro que poseo un lenguaje que es íntimo. Este descubrimiento era posible porque existía un sistema pedagógico y un currículum que era coherente", explica.
Durante ese período, el creador forma parte de la intensa actividad artística que se desarrollaba entre alumnos y profesores y forma parte de varias exposiciones.
Andrés Sabella le dedica tres Linternas de Papel debido a su destacado trabajo. Realiza la escultura "Pata de Jaiba" que fue instalada al ingreso a la Universidad Católica del Norte y forma parte del equipo que realiza el "Monumento al Trabajador Nortino" junto a Ronald Clunes y Avelino Sanhueza.
Luego de un paso por el Museo de Historia Natural, se radica en Bélgica.
EN EUROPA
Ha realizado una obra destacada y prolífica en la ciudad de Bruselas, Bélgica, y en los parques privados y espacios públicos de ese país, París, Francia y los Países Bajos donde se pueden apreciar esculturas de su autoría, obras que tienen una impronta profunda vinculada al paisaje de origen de su autor.
Sobresalen, la Península de Mejillones como la piedra angular, la sobredimensión, la omnipresencia del paisaje en relación a la actividad humana.
El año 1984, realiza la escultura "Hombre herido por el paisaje en que representa un hombre que carga sobre él la Punta Angamos invertida, una obra de ocho metros por tres metros y que es realizada para un programa de televisión que trataba acerca de migración y es representativo de cómo el autor cargaba sobre sí su propia habitación a pesar de la lejanía y cómo el no-lugar lo hería, cómo León seguía habitando desde la añoranza y "este desierto que es una bóveda celeste,
a pesar de su aparente austeridad" y cómo vuelve una y otra vez al "rigor del paisaje a la simplicidad aparente, a sus volúmenes y contornos".
En la obra del autor se perciben las pulsiones telúricas de nuestra tierra.
La distancia le ha permitido forjar una observación seria, desarrollar una especie de "don emocional" en relación a ella.
Podemos encontrarnos con conchas de loco y de mejillones, paseando por los verdes parques, hombres poseídos por inmensos peces, la serie de ciclistas y toros, niños que danzan desafiando la gravedad en lugares y una variedad inimaginable de seres y expresiones que forman parte del universo del artista.
Si el arte en una zona tiene sentido como construcción de repertorios culturales que dotan
de significación la experiencia en un tiempo y un espacio, entonces el desarrollo de la
obra de nuestro autor cobra especial relevancia y forma parte del espacio cultural de nuestro
territorio (por lejos que se halle) y aporta para afrontar nuestra propia experiencia. Ante la
amenaza de la conversión del arte en mera industria del entretenimiento, surge el repertorio telúrico de Hugo León, dotando al ejercicio artístico de trascendencia, genialidad, identidad y sentido.
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