Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
11.4.20
Breve historia de la arquitectura de Antofagasta, por Claudio Galeno
Vía Rutas patrimoniales, CREO Antofagasta.
El desierto costero donde se formó la ciudad de Antofagasta fue poblada a partir de 1866 por los exploradores Juan López y luego por José Santos Ossa. En 1868, fue fundada oficialmente por el gobierno boliviano desde Cobija. El primer plano urbano que se conoce es de 1869, se trata de una planificación de una ciudad que se está trazando. El asentamiento solo pudo conformarse gracias a los avances técnicos de la Revolución Industrial, ya que debido a la ausencia absoluta de fuentes de agua dulce fueron fundamentales las máquinas condensadoras de agua de mar, así como el ferrocarril fue clave para colonizar el interior de la región.
En su imagen urbana se pueden distinguir periodos arquitectónicos: A. un primer periodo de construcciones historicistas levantadas madera, y en muchos casos con revestimientos de caña y barro; B. una segunda etapa de obras eclécticas construidas en hormigón y acero, aunque muchas seguían utilizando madera; C. una tercera etapa de arquitectura modernista (que empieza con algunas obras art déco) con construcciones en su mayoría de hormigón armado, aunque también se utilizó mucho bloque, estructuras de acero, y en autoconstrucción el palo ahogado.
Del historicismo fundacional destacan: la Casa de Chile o Edificio de la Intervención Chilena (actual Museo Regional), edificio prefabricado que primero fue montada en Mejillones en 1868 y trasladada a Antofagasta en 1888; el Muelle de la Compañía de Salitres de 1880; la Escuela de Niñas (actual Teatro Pedro de la Barra) de 1884; las casas de la Fundición Playa Blanca reinstaladas sobre Av. Argentina; la antigua Estación de Trenes de calle Bolívar (actuales oficinas de FCAB) de 1888; y el Hospital inglés (luego Colegio Antofagasta) de 1904- 1907.
La etapa ecléctica se potencia por la Firma de Tratado de Límites con Bolivia, que es cuando Antofagasta pasa oficialmente a ser chilena, y se empezaron a realizar fuertes inversiones en edificaciones a mayor escala, lo que se cruza con las celebraciones del Centenario de la República, y con la bonanza del salitre. En ese espectro podemos mencionar el Cuartel de Bomberos de calle Sucre de 1904-1914; el Templo de San José (actual Catedral) de 1907-1917; el Resguardo Marítimo y la Gobernación Marítima de 1910; el Odeón Eslavo de 1911; la Torre del Reloj Británico de 1911; construcciones de tipo comercial y residencia como los Abarrotes Bakovic de 1912; la Municipalidad (actual Casa Consistorial) de 1912-1914; el Monumento a la Madre Patria (colonia española) de 1913; el Hotel Belmont (actual Centro Cultural Estación) y el Banco Mercantil de Bolivia (actual PDI) de 1913; la Casa Gibbs de 1914; la Nueva Estación en calle Valdivia de 1915-1916; el Banco Español (actual Santander) de 1916-1917; el Mercado Modelo de 1917-1920; los Servicios Públicos y Correo (actual Biblioteca Regional) de 1921- 1930; la Casa Jiménez de 1923-1924; y el Banco Anglo Sudamericano (actual Banco Estado) de 1924-1925.
Sigue un momento de articulación hacia el modernismo con algunas obras art déco como el Teatro Nacional de calle Sucre, la Sociedad Croata, o la nueva Gobernación Marítima frente al puerto artificial. El extenso periodo de arquitectura moderna emerge en el apaciguamiento de la crisis del salitre y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. De esa forma se levantan construcciones que se inician bajo una voluntad de modernización social, como los Colectivos de la Caja de Seguro Obrero, de 1939-1942; el Liceo de Niñas de 1940-1955; el Colegio San Luis de 1945 y su ampliación de 1963; el Hotel Turismo (actual Hotel Antofagasta) de 1949-1953; el edificio de oficinas de la Caja de Empleados Particulares (EE.PP.) (actual INP) de 1955; el edificio Colón de 1955-1960; la Intendencia Regional de 1957-1963; y el primer rascacielos de la ciudad, el edificio Centenario de 1966 y 1968.
Las diversas etapas revelan la intensidad con la que se ha desarrollado Antofagasta, atrayendo muchísimos inmigrantes europeos y latinoamericanos, así como inversionistas extranjeros. Las arquitecturas que perduran han definido una potente y ecléctica imagen urbana, y que evidencian el perfil de la sociedad, los intereses y los anhelos, componiendo un amplio espectro de edificio patrimoniales.
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