En el centro de Antofagasta se encuentran una decena de edificios de más de cien años que han sido intervenidos, restándoles su belleza original.
Cristian Castro Orozco
La Estrella
En el centro de Antofagasta, donde aún se conservan una decena de edificios de más de cien años, se advierte un fenómeno que preocupa a especialistas y vecinos: la intervención y transformación de antiguas construcciones patrimoniales, muchas veces sin criterios adecuados de conservación, lo que ha significado la pérdida de elementos originales y de su valor histórico y arquitectónico.
Tal vez el ejemplo más palmario de esto es un inmueble ubicado en la esquina de Matta con Maipú, el cual sufrió una intervención parcial hace ya varios años, perdiendo solo dos de sus pisos, y cubriendo por completo su estructura original con un enorme cartel publicitario de una farmacia.
DETERIORO
Si bien no se pasó de incendios o de la demolición, sí se ha ido perdiendo poco a poco la identidad de estos edificios. Los inmuebles antiguos, algunos declarados como Monumentos Históricos, han sido intervenidos sin criterios claros, afectando no solo su imagen, sino también su integridad estructural.
Lo mismo ocurre también en pleno centro de Antofagasta, donde decenas de inmuebles de inicios del siglo XX han sido intervenidos. La técnica de construcción basada en muros portantes solo permitía algunos pisos superiores e interiores, pero las intervenciones posteriores han significado la alteración de fachadas, cierres de balcones y el reemplazo de materiales originales.
El arquitecto y académico de la Universidad Católica del Norte, Claudio Galeno Ibaceta, señala que “en distintas épocas de Antofagasta se han producido cambios importantes en edificios que han sido representativos de la imagen urbana de la ciudad. Estas transformaciones responden a diversas categorías, desde el deterioro por abandono hasta la intervención agresiva”.
Por ejemplo, al sur de la ciudad, el emblemático edificio modernista del Casino del Balneario Municipal pasó de ser una construcción futurista y luminosa a una estructura llena de agregados y cambios de uso, para finalmente terminar abandonada.
PALACETE BOTTA
Responsable del ejemplo del inicio, el edificio de la familia Botta, ubicado en la esquina de Baquedano con Esmeralda, corresponde a una construcción ecléctica de fines del siglo XIX. Según los antecedentes históricos, el inmueble fue edificado por el arquitecto italiano Máximo Cabrini en 1908, siendo una de las viviendas más destacadas de la época.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el edificio fue sufriendo cambios que alteraron su configuración original. Posteriormente, el incendio y la demolición parcial terminaron por acentuar su deterioro.
Si nos acercamos a la zona de Conservación Histórica, se observa que existen edificios emblemáticos que aún mantienen algunas condiciones originales, como el antiguo Correo, hoy Biblioteca, o el actual Banco Estado, ubicado en la calle San Martín. Sin embargo, la gran mayoría de los inmuebles del sector no ha sufrido ampliaciones ni transformaciones extensas, lo que les ha permitido conservar parte de su valor urbano y arquitectónico.
Así, el presente deja en evidencia que Antofagasta enfrenta el desafío de proteger su patrimonio construido, evitando que las intervenciones continúen borrando la memoria material de la ciudad.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario