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Complejo de 1.270 km2 se ubicará cerca de Antofagasta e incluirá el Observatorio Paranal y el E-ELT: el mayor telescopio óptico de la historia
por Francisco Rodríguez I.
"Ahí están las llaves del reino", dice Massimo Tarengui, mientras mira cómo Fernando Luco agita un humilde llavero blanco en sus manos.
Luco abre la barrera con candado y Tarengui enfila su todoterreno por una estrecha y empinada huella. Avanza unos metros y levanta su mano apuntando a la cumbre: "Hemos llegado a cerro Armazones", dice con un inconfundible acento italiano.
Es el cerro más alto de la zona, con 3.060 metros, y el futuro hogar del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT), que con su espejo de casi 40 metros de diámetro será el más grande y moderno de su tipo.
El Estado chileno hace un mes donó al Observatorio Europeo Austral, dueño del proyecto, 189 km2 que pertenecen al mismo cerro, más un área de 362 km2 alrededor de él, entregada en concesión, de protección minera y lumínica. Esto se sumará a los 719 km2 del Observatorio Paranal, distante en línea recta a 20 km de Armazones y hogar del telescopio VLT. Juntos darán vida al parque científico más grande de su tipo: una verdadera ciudadela astronómica en la mitad del Desierto de Atacama, bautizada como complejo Paranal-Armazones, de 1.270 km2.
Tarengui, como director de la ESO en Chile, y Luco, como jefe de construcción de Paranal, cuentan a La Tercera los cambios que se producirán en esta zona y cómo en 10 años más se convertirá en el epicentro de la astronomía mundial.
Camino
El viaje hasta Armazones podría calificar para el rally Dakar. La huella de tierra y piedras es capaz de rebanar fácilmente neumáticos, a lo que se suman profundos y áridos precipicios.
Por eso, una de las primeras obras del complejo será reemplazar el actual camino que une a Paranal con Armazones, que comienza en el paso Vicuña Mackenna y que luego se desvía hasta el cerro en un trayecto de 40 km. "Construiremos un camino pavimentado lo más directo posible, de unos 20 km, que nos permitirá cruzar en 20 minutos de telescopio a telescopio", dice Tarengui. Eso facilitará el traslado de las piezas del E-ELT hasta la cumbre del cerro, como el traslado más rápido de científicos y técnicos entre telescopios: 20 minutos menos que en la actualidad.
Otra de las primeras obras será formar la plataforma que va a contener las instalaciones del E-ELT. "Eso significará cortar el cerro Armazones en aproximadamente 19 metros", es decir, rebanar y emparejar la cumbre para contener el telescopio de más de mil metros cuadrados. Esto debe partir el próximo año.
Luego vendrán las obras civiles, dice Luco. En otras palabras, la excavación para la base del E-ELT y los cimientos del edificio y la cúpula. "Paralelamente, van a estar fabricando todo lo que es la estructura, partes y piezas del telescopio", dice Luco.
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Crece la residencia
El Observatorio Paranal también crecerá. La idea es que este lugar absorba todos los servicios que se generarán por la construcción del E-ELT en Armazones. Este último tendrá el menor número de instalaciones y personal posible. La única construcción anexa que se instalaría en Armazones sería una planta aluminizadora, que es el lugar donde se limpiarán los más de mil segmentos que conformarán el espejo de 40 metros del E-ELT. Esta limpieza debe hacerse cada dos años y tener la planta cerca evitará traslados y riesgos.
Sin embargo, el alojamiento, las oficinas, el casino y todas las demás prestaciones a las que accederán los nuevos científicos que llegarán al nuevo parque estarán en Paranal. "Actualmente, tenemos una residencia con 108 habitaciones, y por otro lado tenemos un campamento de contratistas. Juntos suman 150 personas. El campamento, que puede albergar hasta 170 personas, no crecerá, pero la residencia aumentará su capacidad en 50 habitaciones", explica Luco.
Energía y agua
Este aumento llevará, inevitablemente, a que se consuman más recursos. En el caso del agua, se mantendrán los 800 metros cúbicos que actualmente tienen en su estanque propio y que les permite contar con el vital líquido sin contratiempos. La cantidad permite sumar a 50 personas más, pero obliga a asegurar tener el estanque lleno cada semana, lo que va a significar que deberán viajar 10 o más camiones aljibe cada semana de Antofagasta al complejo, en vez de nueve. "En el año 90 se hicieron sondajes para ver la posibilidad de tener agua de napas subterráneas. Las excavaciones llegaron a 114 m y ni siquiera salió humedad", cuenta Luco.
La energía es otro tema. Actualmente, en el Observatorio Paranal hay un consumo de dos a tres megawatts (MW) diarios, los que son producidos por una turbina a gas, con un sistema de respaldo diésel que pertenece al observatorio. Con Armazones andando, esto debería crecer a 10 MW. Para generarlos, lo ideal sería conectar el complejo astronómico a la red de energía, "pero si tuvieras que elegir un punto justo entre el Sistema Eléctrico del Norte Grande y el Sistema Interconectado de la zona central, ese punto sería Paranal", explica Gabriel Rodríguez, director de la Dirección de Energía, Ciencia y Tecnología e Innovación del Ministerio de Relaciones Exteriores. Por eso, aún es un tema pendiente. Mientras tanto, ESO ya realizó un estudio para colocar una planta de energía solar que sirva de respaldo al actual sistema energético del lugar, el cual, en su mayoría es ocupada para refrigerar los telescopios durante el día.
Esperando el vamos
La idea es partir con los trabajos durante el primer trimestre de 2012. Pero aún falta parte de la inversión para dar el damos a las obras. La ESO ya tiene dos tercios del presupuesto de 1.000 millones de euros que cuesta el E-ELT y la construcción del parque. (El arribo de Brasil significó la llegada de 250 millones de euros cuando entró en diciembre de 2010 a la organización). Faltan 300. Un aporte adicional que Tim de Zeeuw ya pidió a los 15 estados miembros de la ESO. Si el dinero no surge de allí, dada la crisis en Europa, otra alternativa es sumar miembros a la ESO. La versión electrónica de Nature especula con Rusia, Polonia y Canadá. En diciembre habrá un consejo general de la organización donde los países recibirán todos los detalles del proyecto y se definirá cómo financiar lo que falta. Sin embargo, lo más probable es que la decisión final sea tomada en marzo de 2012. Luco y Tarengui están confiados en que todo resultará como debe ser para que se cumplan los plazos de la construcción. Ellos lo esperan con ansias. El mundo científico también.
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