19.3.14

Director de Balmaceda Arte Joven dice que “la educación artística formal está en crisis” y advierte “vacío en la oferta para los jóvenes”

Vía El Mostrador.



Por cierre de carreras en Ues tradicionales y altos aranceles de privadas

Felipe Mella explica que se da la paradoja de que mientras más carreras son cerradas en las universidades, más crece la demanda por los talleres que ofrece la Corporación. Por ello cree que la gratuidad que promete el programa de Michelle Bachelet, sumado al anuncio de crear nuevos centros para jóvenes, podría corregir la situación.

por Hector Cossio

Hace unos 10 o 15 años, Santiago y otras capitales regionales del país presentaban una gran oferta para estudios superiores relacionadas con las distintas áreas del arte. Era el tiempo en que se empezaba a reconocer las expresiones artísticas como una función esencial del desarrollo del país y las universidades comenzaron a apostar por los jóvenes con inquietudes artísticas, tal como lo hizo también el mercado. Por todas partes se podían encontrar ofertas de educación superior. Con el pasar de los años, sin embargo, la oferta fue reduciéndose, atomizándose cada vez más, hasta que las universidades comenzaron a cerrar escuelas de arte, danza y teatro. Las instituciones de educación superior privadas subieron sus aranceles y los aspirantes a artistas comenzaron a quedar errantes.

“Hoy se vive una crisis en la educación en el área artística”, dice con vehemencia Felipe Mella, director de Balmaceda Arte Joven. Esta crisis, por un lado -advierte-, responde al alto costo de las carreras; por ejemplo “Artes Escénicas, en universidades privadas tiene un arancel igual o superior que el de Medicina en la Chile” y, por otro, “a la reducción en la oferta de becas en las universidades tradicionales para estudiantes de arte”.

“Nosotros nos hemos dado cuenta porque teníamos varios convenios con universidades y este año son las últimas becas, porque las universidades están cerrando las carreras. Es preocupante para el país que de pronto vaya a haber un vacío en la oferta para estos jóvenes”, explica el director de Balmaceda, quien confía que con el proyecto de educación del actual gobierno este problema vaya encontrando solución.

“Espero que con este gobierno se llegue a la gratuidad, porque va haber mucha demanda en esas áreas. En el norte, en Antofagasta o en el sur, en Puerto Montt, donde no existen carreras artísticas, se va a generar una demanda muy fuerte que tiene que enfrentarse a través de la descentralización cultural”, añade.

Pero así como este panorama en la educación formal parece desalentador, las opciones como las que brinda Balmaceda Arte Joven o las medidas anunciadas recientemente por Bachelet de crear 15 centros regionales para jóvenes, vendrían a suplir estas deficiencias para corregir la actual paradoja de que mientras se cierran más carreras aumenta la demanda de chicos por estudiar arte. Y esa demanda es actualmente canalizada por los talleres de Balmaceda, que desde hace 20 años implantaron un modelo único de descentralización y también de captación de estudiantes a través de la oferta de talleres que van de la mano con las necesidades culturales de cada región y también de las tendencias culturales de los jóvenes.

“Durante muchos años uno de los talleres que menos entusiasmo provocaba en los jóvenes eran los cursos de poesía, siendo este país una nación de poetas”, cuenta Mella. “¿Y qué hicimos?”, se pregunta en voz alta. “Buscamos la fórmula de reinventar el curso cruzándolo con otras áreas. Así entonces partimos con un taller de literatura, que después se transformaba en un guión, para finalmente convertirse en un producto audiovisual”, responde.

“Acciona” en colegios vulnerables

Otra de la áreas en que la educación artística ha resultado lesionada es en la educación secundaria, área en que se han cerrado asignaturas ligadas a la educación artística.

Uno de los programas que precisamente busca corregir esa situación es el “Acciona”, un proyecto que hace seis años realiza Balmaceda con el Consejo de la Cultura y que está destinado a incorporar espacios artísticos en los 50 colegios más vulnerables del país.

“Este modelo consiste en trabajar un poco con el docente para llevar cultura dentro de las aulas para mejorar la convivencia escolar, para mejorar el rendimiento y atacar el bullying, y que ha resultado muy exitoso”, explica el director del Balmaceda, quien se muestra confiado en las intenciones de la nueva institucionalidad cultural de este gobierno, liderado por la ministra Claudia Barattini, respecto a replicar este modelo en todos los colegios del país.
El arte como expresión de los cambios sociales

Los giros y los cambios programáticos que se desarrollan a la par con las tendencias culturales han llevado también a que se refuerce otra área del desarrollo personal de los alumnos: la opinión.

Los estudiantes que pasan por Balmaceda, explica Mella, no son aspirantes a artistas que se encuentran desconectados con lo que pasa en el contexto nacional y mundial, por el contrario, son jóvenes que utilizan el arte para dar cuenta de los cambios sociales.

Durante diciembre y enero recién pasados se llevó a cabo la exposición Arte Joven en el Museo de Arte Contemporáneo. En esta exposición, que se monta gracias a un convenio con la Universidad Mayor y las 16 universidades que ofrecen la carrera de Artes Visuales, participaron cientos de jóvenes, quienes con diferentes técnicas hicieron una revisión del tejido social del país. Fue así que dos de los ganadores, Fernando Balmaceda (en la categoría egresados) y Melisa Rojas (categoría estudiantes), plantearon sus obras como una especie de espejo de la sociedad.

“En esta exposición los estudiantes reflejaron lo que está ocurriendo con el país. Esa rabia que tienen dentro, y que la quieren expresar a través del arte, como es el tema del justo reclamo por una educación gratuita y de calidad”, dice Mella, quien agrega que lo que más gusta de este trabajo es ”lograr hacer partícipes a los jóvenes de todos los procesos sociales. Estamos generando opinión, de aquí salen jóvenes opinantes”.

El arte y los nuevos escenarios sociales

En sintonía con lo señalado recientemente por el Consejo de la Cultura respecto de la escasa inversión en desarrollo cultural de los últimos cuatro años, Mella recuerda que, en 2o11, el gobierno de Piñera les recortó el presupuesto al 50 por ciento y tal situación obligó a Balmaceda a replantear su funcionamiento.

Estaban entre dos caminos: cerrar o reinventarse. Como la primera opción no estaba en discusión, ya que nadie estaba dispuesto a perder lo ganado durante tantos años, se instauraron dos mecanismos. El primero nació de los propios talleristas que, siendo muchos de ellos formados en Balmaceda, regresaron a la corporación para devolver la mano ofreciendo cursos gratuitos. Fue así que ese año, en lugar de cerrar varios talleres, se mantuvieron todos, con temporadas a tablero vuelto.

Pero fue la creación del Área de Desarrollo el que le dio el impulso final para superar el recorte presupuestario y, por el contrario, pensar en la expansión.

“Logramos trasladar nuestros servicios a otro tipo de escenario y a otro tipo de público. Empezamos a generar vínculos con el Ministerio de Vivienda, con el Fosis, con Gendarmería”, recuerda Mella.

Con Gendarmería iniciaron un trabajo para mejorar la convivencia en las unidades penales para jóvenes. “Mira –nos dijeron– tenemos problemas con los talleres, aquí siempre llegan los mismos a ofrecer ‘macramé’. Hicimos una propuesta y la aplicamos durante tres meses en la Cárcel de Puente Alto y fue tal el éxito que hoy día nos están pidiendo replicarlos en distintos centros del país”, cuenta.

Con el Fosis se hizo lo mismo. “Ofrecimos un proyecto para los barrios vulnerables, para mejorar la convivencia entre los barrios, para sacar a los chicos de la drogadicción y en Vivienda hablamos con el jefe del área de campamentos y les dijimos que teníamos clarísimo la dificultad de adaptación de la gente que vivía en campamentos y se traslada a la viviendas definitivas donde llegan personas de distintas parte de las ciudad. Y creamos un proyecto para mejorar esa adaptación” señala Mella.

Este proyecto, que nació como un salvavidas económico, se ha transformado en un mecanismo alternativo de financiamiento y, hoy, Balmaceda busca compartir su experiencia con otras instituciones que se encuentren en situación similar bajo la fórmula de que el arte no puede sobrevivir si no abre su oferta a otros públicos y otros escenarios sociales.

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