7.1.10

EL DERRUMBE DEL ODEÓN PLAZA COLÓN O 100 AÑOS SIN MANTENCIÓN DE LOS REGALOS DE LAS COLONIAS EXTRANJERAS, 1910-2010

© Claudio Galeno

El Odeón regalado por la comunidad yugoslava (o eslava o ahora croata) a la ciudad de Antofagasta hace cien años, para el Centenario, se está derrumbando, o por lo menos está sufriendo la caída de sus cornisas. El hecho que se arrastra desde diciembre de 2009, por lo menos desde antes de navidad que fue cuando hice estas fotos, solo se ha agravado, ya que a parte de enrejar el sector, se han empezado a agrietar más áreas, lo que convoca a una urgente intervención para evaluar y evitar su nivel de deterioro, que es de esperar que se solo a nivel de revestimientos. Curiosamente de los pocos remanentes de estos regalos hechos por las agrupaciones de colonos extrajeros, y privados a la ciudad de Antofagasta, como los son el monumento español, el reloj británico y el odeón yugoslavo, pareciera que la ciudad les ha otorgado un fecha de caducidad, el monumento de los españoles, el año pasado se mutiló con la desaparición del condor, y ahora el odeón inicia su derrumbe, sin duda por escasa mantención. Recordemos que el monumento alemán se destruyó para las obras de la nueva plaza Sotomayor, y rescataron un escuálido fragmento para colocarlo sobre esa columna posmoderna e impersonal, que no le llega ni a los pies del monumento original. Los escaños donados por los árabes desaparecieron en las bodegas municipales cuando se remodeló la plaza Colón a principio de los años 90. El odeón donado por la Fundición Orchard a la plaza Centenario, esta tan alterado en sus elementos más significativos, me refiero a las verjas, que ni se acerca al original. El monumento griego de Los Gladiadores definitivamente no está. Y el portal de acceso al cementerio ha perdido su relevante ornamentación sobre las esquinas del volumen. ¿Estaban hechas para durar 100 años? No creo que Luigi Verga Adb-El-Kader, el ingeniero ítalo árabe a cargo de estas obras en el Centenario las haya programado con fecha de caducidad. Las grandes fiestas cívicas y su sociedad simbolizada en estas presencias requieren que las generaciones que las suceden velen por la memoria de la comunidad. Vangloriemos las nuevas obras del Bicentenario, pero salvemos las obras del Centenario.

© Claudio Galeno

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