31.3.15

El eco del fracaso del Punk en el arte actual

Vía El Cultural.

La exposición Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo, que inaugura el CA2M y que está comisariada por David G. Torres, rastrea un movimiento de lucha y descontento que ha servido como ámbito de cohesión para los artistas actuales.

SAIOA CAMARZANA | 25/03/2015


No Future,de Jordi Colomer

"Fracasa otra vez, fracasa mejor". Así reza el epitafio de Malcolm McLaren, productor, manager de los Sex Pistols y dueño, junto Vivienne Westwood, de la boutique SEX, la tienda de moda de los años 70 en Londres. En un contexto enmarcado por los atentados del Septiembre Negro, la crisis del movimiento hippy en un momento de descontento, de rabia, de protestas y de fracasos, nace el punk entre 1976 y 1978 en Londres y Nueva York. Por otro lado, Charles Manson y Valerie Solanas enloquecen. El primero se convierte en toda una referencia en Estados Unidos, la segunda en imagen de una de las camisetas de la modista del momento, Westwood.

Con esto como telón de fondo, surge uno de los grupos punk más valorados, los Sex Pistols, que cuando hablan de No Future se refieren a la falta de futuro de una sociedad abocada al paro. Este es el paradigma y el hilo conductor de la exposición Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo que inaugura el CA2M comisariada por David G. Torres y que rastrea el movimiento como lugar de cohesión de los artistas actuales.

Diversos grupos de música desligados de la industria y del mercado se reúnen en torno a fanzines y tiendas. Así es como el movimiento punk muestra su descontento. Además se trata de la primera cultura musical que otorga un papel protagonista a las mujeres. "Los New York Dolls reclaman la sexualidad plural en un contexto en el que no tardaría en llegar el conservadurismo de Reagan prohibiendo las exposiciones de Maplethorpe", recuerda. "Llevo tiempo investigando si hay una posible recuperación y vigencia de la radicalidad en la cultura contemporánea". Tras años de investigación, la exposición parece que responde a su pregunta de manera afirmativa. "Quería ver cómo los elementos que constituyen la actitud punk se reflejan en los trabajos de algunos artistas ligados a esta cultura como Basquiat, Mike Kelley, Jamie Reid o Martin Kippenberger".

El punk es lucha y es descontento frente a una situación de futuro dudoso y esa es la razón de su rápida expansión y explosión. En España, principalmente en el País Vasco y Cataluña, prende "en las zonas más industriales con espejo en Inglaterra. Se trata del inicio de lo que deriva en la Movida Madrileña", explica el comisario. Pero el punk es, tan solo, el punto cumbre del Dadaísmo y el Situacionismo con el malestar y la rabia que acompaña a todo el siglo XX. "La rabia sigue vigente porque los motivos para sentirla siguen estando", comienza Torres. "Lo interesante es cómo se pone en marcha la nostalgia. La recuperación de momentos radicales del siglo XX y lo que el punk destaca tiene un elemento nostálgico al pensar que hubo un momento en el que la revolución era posible".

Pero se trata de una nostalgia basada en cimientos falsos. Los movimientos "siguen siendo radicales pero fueron fracasados. Cualquiera que piense que el siglo XX fue un éxito tiene que pensar que este ha dado el siglo XXI... un siglo de mierda" asevera el comisario. Esa misma idea del fracaso la tenía bien interiorizada McLaren cuando quiso que su epitafio, en 2010, fuera "fracasa otra vez, fracasa mejor". Pero ese ideal del fracaso es profundamente punk.

"En esta exposición estamos los que creemos que la cultura va de romper jerarquías, de no tener genealogías claras, aunque el punk luego sea traidor. Se trata de artistas muy directos, sin sutilezas", explica el comisario de la muestra. Son piezas literales de artistas como Pepo Salazar, Mario Espliego, Tracey Emin, Jordi Colomer, Raymond Pettibon y una infinidad más. En ellas hay ruido, hay feísmo, hay música. Hay actitud. "La foto de Tracey Emin abierta de piernas y con dinero alrededor no está hablando de la sociedad de consumo sino transmite la idea de que se acaba de prostituir vendiendo su obra y está contenta". Esa es la actitud punk y pop tan asumida en el Reino Unido. Pero cuando pensamos en el caso español "tendemos a infravalorar la movida madrileña y a sobrevalorar el rock radical vasco y hay que mirarlo en su complejidad. Todo esto sigue vigente".

Además, todo lo relativo al movimiento punk está reflejado en el libro Rastros de carmín de Greil Marcus, en el que hacía un mapa detallado de los antecedentes del movimiento. La exposición, en cambio, toma el relevo y pretende trazar la actualidad del punk y su referencia como punto de encuentro entre artistas alejados entre sí. El ruido, el anti-diseño, el inconformismo, la pérdida de la ilusión, el nihilismo, la oposición o la reivindicación de la libertad sexual, son elementos comunes a todos ellos.

De esta manera, Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo, se divide en seis apartados que se distinguen como una nebulosa. Por un lado "el punk como referencia en una artista como Aida Ruilova que hace un vídeo con Raymond Pettibon o Pepo Salazar coge la letra de un grupo y lo convierte en seña de identidad para su obra". El segundo apartado tiene que ver con la violencia. "Se habla del punk como movimiento violento pero esto es digno de todos los movimientos radicales del siglo XX y la violencia no es nuestra, es de la sociedad". La tercera parte tiene que ver con la actitud dispersa y nihilismo, con el antisistema y la anticultura. La siguiente nube parte de la idea de la alienación y las dos últimas son interpretaciones sobre dos cuestiones en las que quería hacer hincapié el comisario. "Por un lado el contexto de pánico y terror del que surge el punk y que tiene que ver con la sexualidad que se vuelve importante en dos niveles. Las mujeres son tratadas por igual y no como meras gruppies. Patti Smith, por ejemplo, representa la cuestión del género, el transgénero y la intersexualidad en el punk", concluye.

Pero hay más. Hay The Clash, hay Suicide, hay Kortatu, hay Siniestro Total, hay Kaka Deluxe, hay The Slidts, hay The Jam. Hay fotografías, carteles, vídeos. Hay arte. Hay actitud. Hay punk.


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