21.7.11

El pintor Lucian Freud (1922-2011) ha muerto


Ayer miércoles 20 de julio falleció el pintor germano-británico Lucian Freud, nieto del psicoanalista Sigmund Freud. Su obra se ha destacado por pintar desde modelos, sin necesariamente ser considerado un retratista. Su conocida aficción por pintar de noche, aunque tambien lo hacía de día, y siempre con el modelo presente, conducía a extenuantes sesiones que han quedado plasmadas en sus aclamadas pinturas calificadas de realistas.

La familia de Lucian Freud proviene de Viena, su padre Ernst Ludwig Freud (1892-1970), el hijo menor de Sigmund y Martha Freud, fue arquitecto, siendo amigo de juventud del arquitecto biorrealista Richard Neutra. Ernst, quien se había formado en Viena, se estableció como arquitecto en Berlín en 1920, donde nació Lucian en 1922. En 1933, debido al nazismo, emigraron a Londres.

Entre 1939 y 1942 estudió primero en el Central School of Arts and Crafts, en Londres, y posteriormente en el East Anglian School of Painting and Drawing, en Dedham bajo la tutoria de Cedric Morris. En ese contexto es donde se forma el joven Lucian, un abuelo psicoanalista, un padre arquitecto de médicos, y el impacto de la segunda guerra mundial.

A esto se sumará el existencialismo de pós guerra, atribuido principalmente debido a su estancia en París en 1946. La precariedad de la vida Parísina durante la guerra e inmediatamente posterior al fin de ella, ha sido descrita por Simone de Beauvoir en su autobiografía, en lo que ha sido visto como un espíritu de ese tiempo para el ambiente cultural artístico europeo. En ese sentido en las primeras obras de Freud, de los años 40’ y principio de los 50’, los modelos expresan una “intensidad emocional y tensa ansiedad”, como en Interior en Paddington, de 1951. En París Freud conoció a Pablo Picasso y a Alberto Giacometti.


A pesar de que su trayectoria principia durante la segunda gran guerra, su arte recien fue enfáticamente puesto en valor a fines del siglo XX, tanto que una de sus obras, Benefits Supervisor Sleeping (Supervisor de los beneficios de dormir), realizada en 1995, donde aparece la voluptuosa modelo de 125 kilos Sue Tilley, superó el récord mundial de subastas de un artista vivo, el año 2008. De alguna forma, esta efervescencia con su producción artítica, queda marcada cuando el crítico de arte Robert Hughes, en 1998 aclamó a Freud, como “el mayor pintor realista vivo”, y a continuación una serie de otras voces se alzaron y posicionaron el pintor. Por otro lado, en la exposición dedicada a su obra en la Tate Britain el año 2002, se argumentó que Freud habia “redefinido el retrato”.

El mismo Hughes, lo ha situado por sobre la nueva generación de artistas británicos denominados como los Young British Art (YBA), cuando en una pequeña exposición realizada el año 2004 en la galería Wallace Collection supera la muestra New Blood realizada por la Saatchi Gallery, donde supuestamente se exponían pinturas de los YBA, contraponiendo la avanzada edad de Freud con la juventud de su pintura, en un tono irónico escribión en The Guardian:

“(…) más joven que la lenta putrefacción del tiburón de Damien Hirst en su tanque de formol turbio; más extraño que la Vermin Death Star de David Falconer, que se compone de miles de ratas de metal fundido; y un centenar de veces más sexy que rancio ícono del aseo inmundo de Tracey Emin, su muy reproducida cama. Su trabajo es sumamente difícil, incluso cruel. Pero no tiene ninguna de las posturas emocionales fáciles que apela al tipo de gusto institucional del hombre propaganda, el irritante cinismo y sensacionalismo de soluciones rápidas que impregnan la colección Saatchi.”

Sin embargo, si nos referimos a los YBA y a Freud, es invitable acudir a la pintura monumental de Jenny Saville, otro de estos nuevos jóvenes artistas británicos del gusto institucional de la colección Saatchi.

“Las damas de Saville son montañas de suntuosas carnes color rosa tan sólo rogando ser escaladas, tan erótica e impresionantes como virginales Everests. En Shift y Propped, Saville pinta sus modelos con un fascinante exotismo: íntimamente coquetos y profundamente sensual, su atratctivo es realzado por su ensimismada desenvoltura. Estas mujeres saben que excitan, el placer está en sus propios cuerpos.”

Pero volviendo sobre Freud, si nos referimos a los primeros reconocimientos, en 1954 expuso en la Bienal de Venecia junto a otros dos jóvenes artistas, Francis Bacon y Ben Nicholson. Luego, en 1976, el artista Ronald Brooks Kitaj (1932-2007) organizó una exposición en la Hayward Gallery llamada The Human Clay, donde utilizó el término School of London para designar algunos de los pintores expuestos, quienes trabajaban de forma figurativa y realizaban un profundo escrutinio del sujeto, entre los que estaban el mismo Kitaj, Francis Bacon, Frank Auerbach y Lucian Freud.

© Centre George Pompidou - El País

La pintura de Freud sufrió un fuerte cambio en 1958 cuando abandonó los detallistas pinceles de pelo de marta y adoptó drásticos pinceles de pelo de cerda que permitían infinitos trazos grueso y correcciones. El cambio fue fuertemente influenciado por su amistad con el pintor Francis Bacon, iniciada en 1945, la que se mantuvo hasta fines de los años 70’ cuando debido a la admiración de Freud por la obra de Frank Auerbach la amistad se rompe, más tarde Bacon criticaría a Freud por hacer un trabajo “realista sin ser real”.

Ese tiempo de agotamiento del cuerpo del modelo, que ha sido visto como una estrategia del artista, reduciendo el cuerpo a un denominador comun, a la básica condición humana. Volvemos aquí sobre la fatiga, que ha sido destacada por Neutra como uno de los fenómenos básicas del ser humano, tanto fisiológica como psíquica, en este caso por medio de la obra de Freud, de cuerpos exhaustos de estar siempre el la misma posición, asumiendo un pleno estado de reposo el cuerpo desnudo expone un decaimiento muscular, como carne fresca. Si bien no todos las representaciones de desnudos son de personas yacientes, esas son las más humanas y donde el cuerpo se muestra más transparente, o sea expone su interior, mediante una carne mórbida.

“En lo que a mí respecta, la pintura es la persona. Quiero que ella trabaje para mi sólo como la carne lo hace.”

A esta idea del cuerpo fatigado por las extensas horas posando, se agregaría una idea acerca de la muerte, de la enfermedad que reside en esos cuerpos tendidos, y del análisis clínico implícito en la pintura. En ese sentido más perverso sobre la mirada freudiana, el columnista del periódico The Observer especialista en literatura inglesa Peter Conrad, ha interpretado el pensamiento y obra de Lucian, remontandose a las primeras experiencias, y a los sustratos estratificados en el cuerpo.

“Los retratos de Freud, habitualmente de esposas o amantes, parecen siempre estar esperando la relación para ponerse enfermo y morir. En 1948, grabó su primera esposa Kitty [Epstein] yaciendo enferma en la cama en un hotel de París, mirando hacia una dientuda, espinosa, erizada rosa que se levanta desde su almohada. ¿Tiene el "gusano invisible", como en el poema de Blake sobre la rosa enferma, ya empezó a consumir la flor? A Freud le gustan los sujetos que "duermen bien", envueltos por una desprotegida pasividad. Pero el sueño rara vez se ve distraídamente erótico; esas enredadas camas y ruinosos sofás son como mesas mortuorias, o –como mínimo– los asperos divanes en que los médicos te invitan a estirarse. Freud le recordó a [William] Feaver que su abuelo pensaba que el psicoanalista podría estar cualificado desde un punto de vista médico y siempre dio a sus traumatizados pacientes “un completo y riguroso examen físico. Lo que me parece correcto y adecuado”.”

Los desnudados escrutinados por Lucian Freud, al ser convertidos a la realidad del artista “combinan intimidad con distancia, atracción con repulsión”.

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