3.3.16

Centenario: Osvaldo Ventura un precursor del arte en Antofagasta

Vía El Mercurio de Antofagasta.



HOMENAJE. Entre sus obras destaca la destruida escultura del Chango López.

María Canihuante

Osvaldo Ventura López nació en Antofagasta, el 10 de febrero de 1916. Su vida la dedicó al arte. Fue pintor, escultor, grabador, pero, por encima de todo, fue maestro de maestros, formador de pintores en su Academia.

A don Osvaldo lo conocí ya mayor. Su figura no pasaba desapercibida. Era alto, muy elegante, siempre vestía de terno y corbata. Era afable y de fácil sonrisa, aunque un tanto reservado. Conocí su casa en la población Coviefi, en cuyo antejardín había una escultura de Gabriela Mistral.

Su obra pictórica es vastísima. Sus óleos y acuarelas son notables. Según don Waldo Valenzuela, "Ventura, como pintor, se movió entre lo real y lo simbólico; con respecto al primer camino se asomó a soluciones impresionistas y luego post-impresionistas. De acuerdo a ciertas convenciones y anhelos, buscó en el paisaje nortino la presencia del verde descubriendo hasta en las poblaciones más modestas la presencia de un árbol. Del mismo modo, buscó en la piedra estructurada la entraña de lo nortino. En el campo de lo simbólico, se acercó al surrealismo, incursionando en la ilustración de composiciones musicales.

Anécdotas

Andrés Sabella, gran amigo del Maestro Ventura, le pidió que le hiciera una escultura; algo pequeño, en madera. Osvaldo era callado y se concentraba mucho al trabajar. En cambio Andrés, conversador impenitente, le contaba mil historias mientras el maestro trabajaba. Las sesiones se extendían por toda la tarde y duraron seis meses. Cuando la obra estaba casi lista, y el maestro trabajaba en los retoques finales, Andrés empezó a contar una historia muy divertida. -Andrés, por favor, deja de hacerme reír, que ya estamos al final. Y el poeta seguía, entre risa y risa, contando sus historias. -¡Ay, Andrés, mira, te volé el ojo! ¡Te dije que no me hicieras reír! ¡Tenemos que empezar de nuevo! -¡No, no, no! ¡Déjalo así nomás!, contestó Andrés. Después de discutirlo un rato, Ventura aceptó. Pasaron cincuenta años… El poeta se enfermó y perdió el mismo ojo. Andrés, cada vez que encontraba a su amigo Ventura, con una sonrisa pícara le decía: -Me hiciste "mal de ojo". Por tu culpa, Osvaldo, ahora tengo sólo uno.

Ventura y el San Luis

Osvaldo Ventura, al igual que Sabella, era sanluisino. El año 1984, para el aniversario del San Luis, una de las pruebas para reunir puntos y elegir la alianza ganadora, era llevar al ex alumno más antiguo. Osvaldo, que ya estaba acostado, se levantó expresamente para acompañar a un alumno a concursar. Muy contento, decidió recordar viejas contiendas sanluisinas. Hubo un solo problema. Otra alianza había llevado a Andrés Sabella como candidato. Los amigos se enfrentaron en la competencia. No había nada que hacer: ganó Sabella, porque era mayor cuatro años que Ventura y, por lo tanto, había egresado cuatro años antes. ¡Pero esa noche volvieron a ser un par de divertidos alumnos del Colegio San Luis, vibrando con su espíritu ignaciano!

Días finales

Don Osvaldo fue un hombre dedicado a su arte. Las tareas domésticas eran, para él, un misterio. Fue, por tanto, muy regaloneado por su esposa. Al quedar sólo, tomó una gran decisión: con sus pinturas y pinceles más sus enseres personales, se fue a vivir, como pensionista, al Asilo de Ancianos de Antofagasta. En tal calidad, podía salir cuando quisiera, a comprar pinturas, a hacer trámites. Un día, fue a cobrar su sueldo. Al cruzar desde la Plaza Colón, vio un bus interprovincial que decía IQUIQUE. Sin pensarlo dos veces, subió al bus. Su sobrino, residente en el histórico puerto, tuvo la gran sorpresa de ver llegar a su tío Osvaldo. Al preguntarle la razón, Osvaldo contestó que consideraba innecesario vivir en el asilo, teniendo familiares en Iquique. Allí, nuevamente, volvió a sentirse regaloneado y querido. Retomó sus pinceles y su vida retornó a un cauce normal. Estos antecedentes me fueron relatados por el propio sobrino del maestro.

Un tiempo más tarde, nos enteramos de la muerte de Osvaldo Ventura.

Y, tal vez por una travesura del Duende, un día en Iquique, conocí a una señora quien, al saberme oriunda de Antofagasta, me contó que ella había cuidado, hasta el último día, a un caballero de Antofagasta, que era pintor. No podía creer lo que escuchaba: ¡había cuidado al Maestro Ventura! Y ella me contó con cuánto cariño, con cuánto amor, asistieron al querido maestro hasta su final.

Sin embargo, en una reunión oficial, presidida por el Alcalde de la época, una Dama del Ancla anunció la triste noticia de la muerte del maestro Osvaldo Ventura, "abandonado en las calles de Iquique, recibiendo el pago de Chile". Por supuesto, no pude callar y relaté cuánto había escuchado de la voz del propio sobrino. No podía permitir que se mancillara así el honor y la memoria del maestro Ventura y su familia.

Hoy, al conmemorar el Centenario del nacimiento de Osvaldo Ventura López, me sorprende la analogía: otro artista, antofagastino, sanluisino, nacido a comienzos del siglo xx, va a morir, al igual que Andrés Sabella, al puerto de Iquique, lejos de su amada Antofagasta.

Osvaldo Ventura López falleció el 14 de mayo de 1998. Sus restos descansan en el mausoleo familiar, en el Cementerio General del histórico puerto.

Antofagasta le rinde homenaje en la Plaza de la Cultura Osvaldo Ventura.



Entre sus obras más conocidas destacamos:

Oleo de Juan López, creación del maestro. Como no existía ningún retrato del primer habitante de Antofagasta, el alcalde de la ciudad, don Juan de Dios Carmona Peralta, no dudó en servir de modelo. Este óleo presidió la sesión solemne de aquel lejano 1948, en que se oficializó el 14 de febrero como Día de Antofagasta.

Escultura del Chango López representa la figura del legendario primer habitante de Antofagasta y su bote. Esta obra tenía un toque cubista en el tratamiento de los volúmenes y estaba ubicado en los jardines del Hotel Antofagasta. Por desgracia, fue destruida irresponsablemente.

Escultura de Gabriela Mistral, conjunto escultórico ubicado en la esquina de las calles Carrera y Antonino Toro.

Mural del Colegio San José, gran composición que decora un muro del Colegio San José, realizado por el pintor a fines de la década del '60, en que realiza una síntesis del paisaje humano y geográfico de la Región de Antofagasta.

Escudo de Antofagasta. El 22 de febrero de 1979 se seleccionó el escudo y el lema de la comuna de Antofagasta. El escudo fue diseñado por Osvaldo Ventura López.

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