© Claudio Galeno.
Una de las mejores obras que definen el concepto de lo sublime es la vanguardista "A Philosophical Enquiry into the Origin of our Ideas of the Sublime and Beautiful" (Indagación filosófica sobre el origen de nuestras ideas acerca de lo sublime y de lo bello), publicada en 1757 y escrita por el inglés Edmund Burke.
En el escrito él explica la percepción corpórea de lo sublime como un “horror delicioso” o deleitoso, producto del encuentro entre el cuerpo y una naturaleza sobrecogedora. La fuerza de la impresión de esa naturaleza puede provenir de distintas situaciones, su vastedad, la infinitud, las grandes dimensiones, la profusión, y otras más que son abordadas por Burke.
© Claudio Galeno.
Se trata de ideas comunes a diversos contextos, que fueron plasmadas en obras como las arquitecturas de Piranesi, Boullée o Ledoux, pero también en las pinturas románticas del alemán Caspar David Friedrich, magistralmente representado en Der Wanderer über dem Nebelmeer (El viajero sobre el mar de nubes), realizado entre 1817-1818; asi como en las pinturas del emblemático pintor británico Joseph Mallord William Turner (1775-1851); y en las del norteamericano James McNeill Whistler (1834-1903), principalmente en sus revolucionarios nocturnos, que empezaron a ser realizados mientras estuvo en Chile en 1866.
A principio de la modernidad del siglo XX, en Latinoamérica el trabajo fotográfico del alemán-lituano Roberto Gerstmann indaga en la vastedad y expresión geográfica del paisaje sudamericano, plasmando su experiencia de lo sublime mediante la técnica del ojo mecánico.
© Claudio Galeno.
Interesante entrada! También es un concepto aplicable a ciertas arquitecturas modernas. Adjunto enlace a un análisis de la Casa Farnsworth bajo ese punto de vista por si a alguien le interesa echarle una ojeada:
ResponderBorrarhttps://bailarsobrearquitectura.wordpress.com/2015/01/12/sublime/
Saludos,
Iago López