26.10.18

3 SIAU / 3er Seminario de Investigación en Arquitectura y Urbanismo, Sala ÁS, Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte, Viernes 26 octubre 2018

3 SIAU / 3er Seminario de Investigación en Arquitectura y Urbanismo
Programa de Magíster Arquitectura en Zonas Áridas (MAZA)
Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte (EARQ_UCN)



Sala ÁS, Escuela de Arquitectura, Universidad Católica del Norte
Viernes 26 octubre 2018

Mesa 1 / Modera Claudio Galeno

18:00 / Carlos Miranda
Breves apuntes: Disociación unidad materia-forma, requerimiento preliminar a la formación de la disciplina arquitectónica moderna

18:15 / Valeska Cerda / Francisca Araya
Fisonomía urbana desde un proyecto modernista, Conjunto Habitacional Gran Vía, Antofagasta.

18:30 / Catalina Zúñiga
Edificio Caliche, la arquitectura de los márgenes urbanos de Ricardo Pulgar

18:45 / Handy Bravo
El espacio intermedio: como construcción de la sombra en la ciudad de Antofagasta

19:00 / Carolina Toro Cortés / Claudio Galeno
Teatros (cines) en los campamentos mineros del norte de Chile

19:15 / Preguntas

Mesa 2 / Modera Valeska Cerda

19:30 / Gustavo Alvarado
Racionalidad y cosmovisión, como definidoras de la arquitectura andina del norte de Chile

19:45 / Jostan Chaparro
Formación de la ciudad industrial y su relación con el frente mar, auge minero del siglo XIX y XX en Antofagasta

20:00 / Bairon Alday
Reconocimiento de patrones tipológicos de la infraestructura bordemar para el desarrollo de una arquitectura de condición anfibia. El caso del norte de Chile

20:15 / Claudio Galeno-Ibaceta
Campamentos en Chuquicamata, la salubridad de una ciudad industrial en el desierto de Atacama

20:30 / Zachelin Ahumada:
Cárceles urbanas, el control social inserto en la arquitectura

20:45 / Preguntas

Ver nota de prensa en UCN al Día.

4.10.18

Master of desert modernism Rick Joy celebrates 25th anniversary with retrospective tome



Vía Wallpaper.

By Jonathan Bell

The American desert holds a certain mystique for architects. Where else can you get the emboldening sense of having conquered nature without any need for aesthetic compromise? As a result, the arid expanses of the West are a playground for modernists of all persuasions, from the expressive to the minimal.

Rick Joy started his practice in Tucson, Arizona, in 1993, bringing a crafted, material approach to residential design. Projects like the Desert Nomad House of 2006 were part of a renaissance in desert building, delivering self-sufficiency, simplicity and a light touch on the delicate desert environment without compromising the purity of the scheme. The house was one of the standout projects in Joy’s first monograph, ‘DesertWorks’, published in 2002. Now, on the occasion of the studio’s 25th anniversary, a new book has been published, ‘Studio Joy Works’, which charts recent work, much of which is now far removed from his Tucson stamping ground.

Featured projects include the Sun Valley House in Idaho, a private retreat arranged as two wings flanking a central courtyard, with rustic stone walls chiselled and chamfered to geometric perfection. Stone is also used in the Woodstock Vermont Farm, this time paired with traditional cedar shingles to create a meticulously precise update of the state’s vernacular farm architecture. There’s plenty of design diversity on display, from the expansive family ranch in New Mexico with its sheet metal roof and shuttered concrete finishes, to the bunker-like minimalism of a vacation retreat in the Turks and Caicos Islands and the chalky minimalism of a loft in New York.

Joy’s studio has also started to engage in civic works, translating the same asceticism it applies to its private projects into public space. The book features the Princeton Transit Hall and Market, a bold piece of sculptural art that serves the famous college town without kowtowing to the town’s many architectural statements. Joy speaks of ‘cherishing the site’s spirit,’ and the works on display imply a strong sense of place, filtered through an even more rigorous approach to form and detail.

1.10.18

16th International Docomomo Conference Tokyo, Japan, 2020

Vía Docomomo International.



The candidacy from Docomomo Japan to organise the 16th International Docomomo Conference, in Tokyo, was approved in the 15th Docomomo Council Meeting, last August 30, 2018, at Cankarjev Dom.

The 16th International Docomomo Conference will take place in Tokyo, organized by Docomomo Japan, between the 15th and the 18th September 2020, under the theme "Resilient Inheritability: Sharing Values of Global Modernity".

Theme:
Resilient Inheritability - Sharing Values of Global Modernity
Today, not only in Europe, but in Japan, South America, Africa and throughout the world, the architectural cultural heritage that we call the “Modern Movement” (MoMo) has been exposed to the major force of conscious/unconscious destructions.
We can trace the causes to three reasons:

1.Popular Ignorance of the MOMO
2.Self-Vulnerability of MoMo
3.Skepticism towards MoMoIdeology

Hence, we are embarking on a mission to mitigate these three elements of threat which are endangering the MoMo. We are calling for, not only, those experts who are directly and indirectly connected to the movement, but all the people interested in the protection of the MOMO in a renewed future, to come together to offer knowledge and experience. There are, also, three types of knowledge that we must collect from the global community. From the experts:
1. Knowledge of relativizationand reinterpretation;
2. Technology, methodology and policy to revitalize the value and the vitality of the MOMO. And, from the adults gathered around the experts and the children who will carry our world towards the future;
3. Knowledge of education and enlightenment.

Subthemes:
1. Celebrating Sports / Lasting Sports
2. Housing
3. Technology and Materials
4. Timber Structure
5. Education and Theory
6. Publication and Documentation
7. City and Landscape
8. Local / Global
9. Metabolism / Re-
10. Design and Furniture

Venue:
The conference will be in the Ueno Cultural District, at
- Tokyo Cultural Hall designed by Kunio Maekawa;
- National Museum of Western Art designed by Le Corbusier;
- Tokyo University of Art and Tokyo National Research Institute for Cultural Properties.

More info: http://www.docomomo2020.com

Helia Bravo Hollis, la reina de los cactus


Helia Bravo Hollis en el jardín botánico de la Reserva de Biósfera de Tehuacán
De Planckarte - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0

Vía El País.

La primera bióloga mexicana, conocida por sus alumnos como “maestra Bravo”, dedicó gran parte de su vida al conocimiento y divulgación de la variedad florística de las cactáceas

Por Alberto López
30 SEP 2018 - 21:59 CEST

Del amor por la naturaleza, gracias a los paseos de niña con sus padres los domingos al atardecer, a convertirse en la referencia de la Biología mexicana con el apoyo de buenos maestros que supieron cultivar sus cualidades. Así de meteórica fue la carrera científica de Helia Bravo Hollis, una mujer a la que el estudio de los cactus le proporcionó toda la serenidad y pragmatismo necesarios para su trabajo investigador. Y es que se necesita mucha pasión y amor para dedicarse a esta variedad inhóspita, agreste, que crece en secarrales y desiertos y que destaca más por sus afiladas espinas que por su belleza de formas.

A nadie hasta entonces se le había ocurrido recorrer palmo a palmo sierras, montañas y desiertos en busca de todas las variedades de cactáceas para clasificarlas, nombrarlas y explicarlas para la posteridad. Solo con una paciencia y una dedicación extremas era posible un trabajo tan vasto, que la naturaleza le devolvió en forma una lucidez extraordinaria hasta fallecer cuatro días antes de cumplir 100 años.

A la doctora Helia Bravo Hollis, “maestra Bravo” como la conocían sus alumnos y a ella le gustaba que la llamaran, nunca le molestó ni le preocupó ser pionera en una disciplina y en un momento histórico convulso en la historia mexicana, aunque siempre tuvo una gran preocupación por las desigualdades sociales y la situación de su país. Su trabajo se define con la palabra vocación como demuestran estas palabras suyas, llenas también de humildad: “Hice mi trabajo con sentido de responsabilidad ante la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con amor, con pasión, con coraje; no fue un trabajo con sueldo, fue una grata investigación. A pesar de todo, creo que mi trabajo dejó mucho que desear, pues el conocimiento de las cactáceas no está acabado, siempre se está haciendo”.

El reconocimiento, más allá de títulos, premios y legado incalculable de su obra está en las numerosas especies y subespecies bautizadas con su nombre en su honor, por ejemplo ‘Heliabravoa chende’, ‘Airocarpus bravoanus’, ‘Opuntia bravoanus’, ‘Opuntia heliabravoana’ y ‘Opuntia heliae’, entre otras…

Helia Bravo Hollis nació el 30 de septiembre de 1901, en Villa de Mixoac, actual Ciudad de México. Los paseos dominicales por la naturaleza con sus padres, al atardecer, despertaron en ella ese amor por lo que rodeaba a su localidad natal. Destacó en sus estudios de Primera y lo hizo de tal forma que el propio presidente de México, Porfirio Díaz, le hizo llegar un reconocimiento firmado por sus extraordinarias calificaciones.

La situación política de México estuvo, sin embargo, a punto de trastocar la brillante proyección de Helia en el conocido como ‘decenio trágico’, ya que en 1914, su padre, fiel ‘maderista’, fue fusilado tras el asesinato de Francisco Madero un año antes. A pesar de todo, la pequeña estudiante terminó la Educación Básica y en 1919 comenzó el Bachillerato. En la Escuela Nacional Preparatoria tuvo como maestro, entre otros, a Isaac Ochoterena, quien le transmitió el amor por la biología. En este momento, y a pesar de tener clara su dedición a los seres vivos a través de la Biología, tuvo que empezar a estudiar Medicina, ya que aún no existía esa carrera en la Universidad. Sin embargo, Biología comenzó sus clases un año después en la Escuela de Altos Estudios y Helia Bravo pidió el cambio.

La joven científica publicó su primer trabajo en la ‘Revista Mexicana de Biología’ en 1921. La influencia del profesor Ochoterena fue tal, tanto en ella como en sus compañeros, que no solo les inculcó el amor por la biología, sino que además lo hizo por el gusto por la cultura. De hecho, la primera asignatura del profesor Ochoterena incluía una actividad que era observar la vida de los protozoarios en un caldo de cultivo a base de paja, y Helia se convirtió en una experta en protozoos hasta el punto de publicar ocho obras entre 1921 y 1929 sobre este apartado.

En 1927 Helia Bravo Hollis se convirtió en la primera bióloga titulada de México y, cuando en 1929 la Universidad alcanzó su autonomía y Ochoterena fue nombrado encargado del futuro Instituto de Biología, Helia fue la elegida para formar el herbario y también le encargaron el estudio de las cactáceas, una de las familias de plantas más identificativas de México: cactus, chollas, nopales,… y así más de 700 especies que en su mayoría no existen en ningún otro lugar.

Helia Bravo Hollis comenzó así una etapa de viajes para recabar información, recolectar muestras y fotografiar diferentes tipos de cactáceas que culminó en 1931 cuando se graduó como Maestra en Ciencias Biológicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM con la tesis titulada ‘Contribución al conocimiento de las cactáceas de Tehuacán’. A partir de este momento su carrera investigadora resultó imparable, enfocada a la sistematización de plantas y enfocada en los cactus mexicanos. En 1937 publicó su libro ‘Las cactáceas de México’, que la situó a la vanguardia de ese campo investigador en todo el mundo.

En otoño de 1951 se fundó la Sociedad Mexicana de Cactología con Helia Bravo Hollis como presidenta y con el doctor Meyrán como editor de la revista ‘Cactáceas y Suculentas Mexicanas’, que publicó su primer número en junio de 1955. Sus miembros realizan un intenso trabajo de campo y con todo el material recogido contribuyeron a la fundación del que en la actualidad es el Jardín Botánico de la Universidad Nacional Autónoma Mexicana (UNAM). A lo largo de la década de 1960 la doctora Bravo dirigió los jardines con pasión y fue muy respetada, hasta el punto de que incluso se dice que pagó a los trabajadores de su propio bolsillo cuando una huelga los dejó sin salario.

A los 90 años, con un gran disgusto como ella mismo expresó, y en plena lucidez, se jubila: “Me retiran de trabajar en el Instituto de Biología a los 90 años, impedida por una dolorosa artritis que me impide caminar”.

En total, la doctora Helia Bravo Hollis publicó casi 170 artículos, dos libros, describió 60 clasificaciones científicas y realizó 59 revisiones de nomenclatura. Recibió numerosos premios y reconocimientos, incluidos el Cactus d’Or de la Organización Internacional de Suculentas, un doctorado honoris causa y un Premio Investigador Emérito en la UNAM. Sus trabajos recibieron la aclamación mundial de colegas biólogos y botánicos y en la actualidad seis especies y una subespecie de cactus llevan su nombre.

Asimismo, el Jardín del Desierto, dentro del Jardín Botánico de la UNAM, lleva su nombre, al igual que un jardín botánico y una colección de cactus en Zapotitlán de las Salinas, en el estado de Puebla. En el año 2000 también se creó una Reserva de la Biosfera en Metztitlán, en gran parte gracias al trabajo investigador que realizó en esa zona.

En los últimos años de su vida se dedicó a la pintura, y lo hizo reflejar paisajes que recordaba de la infancia “para que ustedes, ya en otro siglo, conozcan cómo fue nuestra preciosa ciudad”, aseguraba.

Falleció el 26 de septiembre de 2001, en medio de los preparativos de lo que iba a ser, cuatro días después, la celebración de su centenario y destacando siempre su lucidez. Su mérito, además de ser pionera en la Botánica mexicana y en el estudio y clasificación de los cactus, se extiende a otros campos de la Biología a nivel mundial, ya que también destacan sus investigaciones en campos de la protozoología, la flora acuática, la flora y la vegetación de zonas tropicales y áridas.