Vía El Mercurio de Antofagasta.
INVESTIGACIÓN. Análisis de aves tropicales de diferentes sitios arqueológicos de Atacama revelan que fueron traídas desde el Amazonas y que sobrevivieron en el inhóspito clima del desierto.
Caravanas de llamas, que recorrían al menos 1.000 kilómetros de distancia desde el sur del Amazonas hasta los valles del alto andino. La travesía imposible contemplaba el cruce de la Cordillera por pasos que superan los 4 mil metros de altura en medio de temperaturas que pueden llegar fácilmente a los 10 grados bajo cero.
Por años, diversas investigaciones arqueológicas documentaron la existencia de plumas y restos de aves tropicales entre sitios ceremoniales tan diversos como Topater en Calama o Matilla en la región de Tarapacá. El registro sin embargo, no profundizaba en cómo ni en qué condiciones las primevas poblaciones del alto aldino transportaron y mantuvieron aves tropicales en medio del desierto más árido del mundo.
Las plumas de colores brillantes de guacamayos, papagayos y otros loros neotropicales fueron uno de los símbolos más importantes de riqueza y poder en la América precolombina. La reciente investigación de los académicos, José Capriles y Calogero Santoro, publicada en la prestigiosa rcvista científica "Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America" (PNAS), trajo luz y reveló asombrosos hechos acerca de cómo llegaron y vivieron estas aves tropicales en valles del altiplano.
ESPECIES ANALIZADAS
El estudio de 27 restos momificados, de al menos seis especies de loros, en cinco sitios arqueológicos del desierto de Atacama proporcionó evidencia que la captura, transporte y mantenimiento de aves exóticas fue parte de un complejo sistema logístico y de aprovisionamiento, muy probablemente, empujado por la fascinación y el valor que otorgaban las comunidades prehispánicas a las brillantes plumas.
"Soy boliviano y parte de interés en el post doctorado que cursaba en la Univelsidad de Tarapacá era entender una serie de procesos que se extienden hasta el poblamiento inicial de la región" indica Capriles, profesor asistente en el departamento de antropología de la Pennsylvania State University.
"Alentados por el profesor Santoro que nos comentó de la existencia de aves tropicales en contextos funerarios en el norte de Chile. Organizamos una serie de visitas a museos y repositorios del norte chileno, incluido el museo de la Universidad de Antofagasta. Junto con sistematizar la información, agregamos análisis como las dietas de las especies y la diversidad intraespecies utilizando ADN antiguo y fechados radiocarbónicos para saber cuándo fueron transportadas. Todo eso nos permitió contar una historia bastante interesante acerca de lo sofisticado que fueron estas sociedades", indica Capriles.
La mayoría de los restos de aves analizadas datan entre 1.100 y 1.460 d.C., al final del imperio Tiwanaku y justo antes de que los incas dominaran el territorio. Una época de guerra, pero también de una gran actividad comercial, con caravanas de llamas en constante movimiento.
"Los que lograban transformar estas plumas en artefactos suntuarios eran personas que tenían ciertas capacidades políticas, económicas, religiosas para detentar o acceder a estos símbolos de poder. Pero por otro lado, que estos animales llegaran a esta zona, implica un sistema de redes e intercambio muy avanzado. Son al menos mil kilómetros. Si se piensa, incluso hoy, no hay una ruta directa entre ambas zonas y ellos lograban sortear todos las dificultades climáticas", indicó Colagero Santoro académico del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá.
ADAPTACIÓN
Para los investigadores obtener evidencia acerca que las aves no solo soportaron las adversas condiciones climáticas, sino que lograron adaptarse al hábitat del desierto fue uno de los mayores hallazgos de la investigación.
"Por lo menos entre 1330 a 1400 también se importaron aves. No solo plumas. Los análisis dietéticos nos permitieron ver que las aves sobrevivieron en zonas áridas como Pica ya que en su composición química fueron alimentados con maíz que fue fertilizado con guano traído desde la costa. Eso fue muy interesante porque otros investigadores habían hecho estos análisis en personas o plantas, pero verlo en loros no permitió cerrar muy bien la investigación", indicó Capriles.
Cabe indicar que el comercio de plumas en la región se remonta a mucho más atrás, al menos en las momias Chinchorro de alrededor del 5.050 A C, afirma Santoro, existen hallazgos en sitios donde se hallaron restos de plumas de aves exóticas. La mayoría de las aves momificadas examinadas en el nuevo estudio se recuperaron originalmente de un sitio arqueológico llamado Pica 8, ubicado cerca de la localidad.
"El arte plumario diría que fue uno de los grandes artes de las civilizaciones americanas ante de la llegada de los europeos. Y no solo utilizando plumajes de aves tropicales. También hay evidencia que en la costa se utilizaban plumas de pelícanos para realizar enormes penachos", agregó Santoro.
"Cuando uno hace este tipo de investigaciones, siempre está pensando en cómo la gente logró instalarse en estos entornos tan difíciles y que lograron permanecer casi hasta el presente. Las condiciones extremas del desierto no amilanó a la gente para desarrollar una sociedad compleja, pero que siempre tuvo la disyuntiva que el agua se acababa. Si no entendemos eso hoy, nos va a pasar lo que pasó a ciertas sociedades andinas que tuvieron que emigrar por la falta de agua. Creo que ahí hay un mensaje de vida para hoy que es muy enriquecedor", finalizó Santoro.
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