Hace algunos años, me refiero a la primera década del siglo XX, un profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte (EARQ_UCN) en Antofagasta, hablaba de Carlos Espinosa como una persona importante, sobre el cual aparentemente todos debíamos cuál era su importancia. No entendía muy bien quien era, porque nadie se daba el trabajo de explicarlo, o nadie conocía cabalmente quien era. Sabía que era físico, en la línea de Ricardo Zuleta, el “Pichuflín”, que había sido profesor nuestro, y dominaba las relaciones entre física y arquitectura, todo orientado a lo medioambiental. Estaba en sintonía con Zuleta, pero era distinto. Espinosa, a propósito de ese profesor, empezó a colaborar en algún curso de la EARQ, y se le podía ver a veces por los patios y pasillos.
A fines de diciembre de 2010, revisando el archivo del Centro de Documentación de la EARQ, me encontré con unas dispositivas sobre una expedición de estudiantes a un lugar del desierto, junto con la arquitecta fundadora de EARQ, Ángela Schweitzer y el físico Carlos Espinosa. Las fotos debían ser parte del conjunto de material documental que había sido donado a la EARQ luego del fallecimiento de Schweitzer. El registro debía corresponder al periodo comprendido entre 1982-1984, ya que esos fueron los años en que la arquitecta estuvo en Antofagasta, porque en noviembre de 1984, por un conflicto con Rectoría (con un rector militar impuesto por la dictadura), ella fue exonerada.
El registro de fotos mostraba varias cosas:
1. Una vista panorámica muy profunda de un paisaje desértico que bajaba hundido entre montañas.
2. Dos fotos de una planicie entre cerros que se podían unir en una sola panorámica.
3. Unas rocas con un grupo de cactus crecidos entre ellas.
4. Una vista general panorámica con tres personas en torno a un barril plástico, varias mangueras por el suelo arenoso, otro barril sellado, otras dos personas caminando, y al fondo un campamento, algo que parecía una carpa blanca rodeada de cosas, otra extraña carpa media transparente con forma de octaedro, y un vehículo tipo jeep.
5. Una foto mucho más cercana del curioso octaedro, mostraba que estaba cubierto en su parte superior por lona blanca, y en sus laterales por malla negra. En el interior, sentados frente a una mesa, sonreía Ángela Schweitzer, bien abrigada, con una chaqueta gruesa, pantalones largos y botines, y, atrás de ella, Carlos Espinosa, con lentes de sol y un sombrero. El octaedro de una altura aproximada de un metro y ochenta centímetros, y de ancho equivalente, era para cobijar personas en su interior, protegiéndolas de la radiación del desierto.
6. En una foto más panorámica, una persona muy abrigada y con lentes de sol, caminaba y miraba a la cámara, al fondo un extrañísimo y enorme artefacto negro estaba posado sobre el desierto. Era semi trasparente, lo que evidenciaba que su revestimiento negro era malla. Al parecer estaba hecho de octaedros aglutinados como si fuese un enorme cristal que se encumbraba como una pirámide diamantada. Abajo, en su base las puntas apenas tocaban el suelo. A pesar de la apariencia alienígena, y de la violencia del color negro, se mostraba como una construcción etérea y muy liviana, que parecía flotar sobre el paisaje.
7. Una foto mucho más cercana del artefacto negro, lo mostraba con mayor precisión. Una serie de personas puestas a su lado, permitían comprender sus dimensiones, de alrededor de 4 metros de altura y de ancho. Estaba compuesto de una serie de octaedros, que se acumulaban y que formaban una base ancha, cuyas puntas tocaban el suelo en puntos muy precisos, y que, mientras subían, se iban reduciendo hasta llegar a la cumbre de la figura.
Finalmente, ese artefacto era un gigantesco y volumétrico atrapanieblas que Espinosa había definido como “macrodiamante”, un invento suyo para producir agua en el desierto a partir de las nieblas que se metían en el desierto desde el mar, nubes rasantes que se conocían como camanchaca.
Las personas de la foto, eran estudiantes de la EARQ, que, junto con Schweitzer habían acompañado a Espinosa en el recambio de las mallas que revestían el atrapanieblas macrodiamante.
La foto de la compleja construcción era alucinante, porque el atrapanieblas se veía como una escultura, o como una pieza de otro mundo, enigmática, poderosa y ligera, siniestra y volátil, sin duda era la cristalización de la genialidad de Espinosa.
Escanee esas dispositivas, y algunas semanas después tuvimos una reunión de profesores para coordinar las actividades del año, entre ellas, se quería realizar un ejercicio integrado. Esos ejercicios tenían un carácter lúdico y la idea era que reunieran disciplinas teóricas y prácticas en torno a la construcción de algún tipo de arquitectura en escala 1:1. En muchos casos esos ejercicios también tenían profesores invitados.
Llevé a esa reunión las fotografías del macrodiamente, y propuse que el “integrado” tuviese como tema central los atrapanieblas y que Carlos Espinosa fuese el profesor invitado del ejercicio. La idea fue bien recibida, de modo que se tomaron algunos acuerdos para la realización del ejercicio durante el primer semestre de 2011.
Trabajamos con Espinosa en el diseño del ejercicio, y se decidió que el lugar donde se instalaría el atrapanieblas, sería en uno de los lugares que los físicos habían identificado como abundantes de camachacas, paraje conocido como Los Nidos. En abril de 2011 llevamos a cabo el ejercicio, que se tituló: "El devenir de una nueva ecología". El registro completo del proceso de las actividades, fue publicado en el blog: http://integradoatrapanieblas2011.blogspot.com/ .
Durante las diversas actividades, el grupo registro entrevistó dos veces a Espinosa. Los videos se pueden visualizar en: https://youtu.be/rG_Ujbz0BfI y https://youtu.be/mfsiS8Gzeeg .
El integrado fue un éxito y en la noche previa al retorno desde Los Nidos, con el atrapanieblas instalado, vino la camanchaca y todo el sistema de recogida de aguas funcionó como se había planificado.
En los años que siguieron al ejercicio, el tema de los atrapanieblas fue recobrando cierta presencia en el ambiente, o por lo menos, debido a nuestra inmersión en el tema, y a la colaboración con Espinosa, estuvimos más conectados a ciertas situaciones que envolvieron a Espinosa y los atrapanieblas.
Lo primero fue que un canal de televisión francés que se llama Shamengo, quería incluir a Espinosa en una serie de reportajes que se llamaba “Los Pioneros”, y se trataba de personas que cambiaron el mundo con sus inventos (https://www.shamengo.com/en/tv-channel-the-pioneers/). El equipo de Shamengo vino a Antofagasta y filmaron en marzo de 2012. Fuimos con ellos y con Espinosa a Los Nidos y allí hicieron la entrevista (https://www.escueladearquitecturaucn.cl/equipo-de-la-television-francesa-visita-la-escuela-de-arquitectura/). Como el tema central era los atrapanieblas, y cuando fuimos no hubo camanchaca, les compartimos material en video de los registros del ejercicio del año anterior. El año 2013, publicaron el video en la web de Shamengo, bajo el título de “Je ramasse l’eau des nuages dans mes filets / My nets capture water from the clouds” o “Mis mallas capturan agua de las nubes” (https://www.shamengo.com/en/pioneer/131-carlos-espinosa/).
Algunos meses más tarde, El Mercurio de Santiago, el martes 9 de octubre de 2012 (p. A11), publicó un extenso artículo titulado “Con nueva generación de atrapanieblas intentan forestar y cultivar el desierto de Chile”, el cual se centraba en el ejercicio que habíamos realizado y en sus proyecciones (ver: https://bit.ly/39zJIMj ). En ese reportaje Espinosa decía:
“En los años 30, siendo niño, salía a jugar a las siete de la mañana en la salitrera María Elena, porque después el calor era insoportable. Era verano y un día vi algo como motas de algodón en la pampa, que según los adultos era camanchaca, la neblina costera, pero cuando salió el sol desapareció. Luego, en 1956, hubo una crisis de agua en Antofagasta y racionamiento. Debía tener para lavar a mis seis hijos chicos y prepararles comida, por lo que sacaba agua del mar, la hervía en la cocina y con una cacerola recogía el vapor de la tetera."
Desconozco si lo que siguió estuvo conectado con la publicación del reportaje del canal francés Shamengo el año 2013, es muy probable que sí. El 2014, invitaron a Espinosa a presentar su invento en la muestra “Le bord des mondes”, que se realizaría los primeros meses del 2015 en el centro de arte contemporáneo “Palais de Tokyo” en París (https://palaisdetokyo.com/en/exposition/le-bord-des-mondes/ ). La curadora de esa muestra era Rebecca Lamarche Vadel. La exposición reuniría muestras del trabajo de una serie de creadores que con sus diseños habían expandido la ciencia hacia el arte, entre ellos a Espinosa (https://palaisdetokyo.com/en/exposition/carlos-espinosa/ ).
La muestra se pudo visitar desde el 17 de febrero hasta el 15 de mayo del 2015, y se presentaba con estas palabras:
(…) la exposición "Le Bord des Mondes" [Al borde de los mundos] explora los múltiples campos de la creación artística e invita a creadores de fuera del mundo del arte cuya obra parecería pertenecerle por su profundidad, su belleza y su singularidad. Estos artistas, visionarios, experimentadores, poetas y piratas, revelan estos campos sin precedentes y desafían los límites.”
Como se indica en un reportaje de la web de la UCN (https://bit.ly/3xYGwlB ), Espinosa envió a la muestra una reconstrucción de un atrapanieblas que había fabricado en 1978. El artefacto, fue fabricado en la Escuela de Arquitectura, gracias a la colaboración del profesor Sergio Alfaro, quien luego, fue a instalarla a París.
Hace una semana, el domingo 12 de junio, Carlos Espinosa falleció a los 98 años. Una serie de reportajes (entre ellos, este de la UCN https://www.noticias.ucn.cl/destacado/ucn-lamenta-muerte-de-su-doctor-honoris-causa-carlos-espinosa/ ) han rendido tributo al inventor de los atrapanieblas.
Nota de El Mercurio de Antofagasta del 13 de junio (https://www.mercurioantofagasta.cl/impresa/2022/06/13/full/cuerpo-principal/4/):
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