Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
18.12.15
Smiljan Radic: el arte como germen
Casa para el poema del ángulo recto. © MoMA
Vía La Tercera.
Sus originales diseños coquetean con el arte y son exhibidos como piezas de museo, pero al final del día el chileno debe ser capaz de llevarlos a la realidad de la arquitectura
Denisse Espinoza A.
Cuando Smiljan Radic (1965) fue invitado a diseñar el pabellón de verano de la Serpentine Gallery de Londres, en 2014, el periodista Rowan Moore del diario inglés The Guardian decidió usar una caricatura para darlo a conocer entre sus lectores. Lo comparó con Obélix, el fortachón compañero de Astérix en la historietas galas, “pero con más cerebro”. “Es como un oso, barbudo, habla con voz alta, y tiene rasgos fuertes debido a su ascendencia balcánica”, anotó Moore. A primera vista la figura de Radic es por lo menos singular: un arquitecto nacido en el fin del mundo, pero con nombre croata y aspecto rudo que, sin embargo, goza levantando construcciones sofisticadas que mezclan la fragilidad de un diseño cercano a la escultura, con la solidez de la piedra, uno de sus materiales predilectos.
La creación de Radic para los jardines de Kensington en Londres fue el mejor resumen del espíritu que envuelve su obra: una masa etérea de fibra de vidrio, que parecía papel maché, sostenida por varias rocas sin intervenir. Para el cierre de la instalación, luego de cuatro meses, el chileno se había vuelto en una figura conocida y elogiada al nivel de Sou Fujimoto, Peter Zumthor y Jean Nouvel, algunos de los arquitectos que antes realizaron pabellones para la Serpentine Gallery.
La invitación en Londres terminó de poner en el mapa al arquitecto que siempre se ha movido con discreción en el circuito internacional, pero que sigue sumando reconocimientos. El último fue en Croacia, el país de sus abuelos, donde recibió el Premio Oris a la trayectoria y exhibió una muestra de sus maquetas e ilustraciones trabajadas junto a Alejandro Luer. Además, dio una conferencia ante dos mil personas y logró captar la atención de la Radio Televisión de Croacia y medios locales, que enfatizaron su herencia familiar.
El abuelo de Radic llegó a Chile en 1919, desde la isla Brac. Aquí, trabajó en las minas de salitre en el Norte, luego su hijo fue empresario y el nieto arquitecto. “Lo que más me motiva de visitar Croacia es que la gente es muy amable y tranquila. Mi abuelo se vino a Chile escapando del hambre desde una isla preciosa y que en esos tiempos, hace un siglo, puede haber parecido un lugar sin futuro”, dice Radic a La Tercera. “Nunca he vivido en Croacia, pero, lo confieso, me siento muy cómodo en la isla de Brac, con muchas piedras a mi alrededor ... Me encantan las piedras y la paz”, declaró a un medio local en Croacia.
Ha sido esa pasión, entre poética y racional por las piedras y los materiales nobles sin intervenir, la que ha marcado su arquitectura. Hoy Radic pertenece a una cofradía de creadores que usan el arte para impulsar a la arquitectura hacia nuevas direcciones. Así se ve en la muestra Endless House, que exhibe hasta marzo el MoMA de Nueva York.
Curada por el portugués Pedro Gadanho, en la exposición el chileno comparte espacio con arquitectos de talla mundial que han logrado darle una vuelta de tuerca a la disciplina. Entre ellos está Frank Ghery, conocido por sus edificios de formas abstractas muy parecidas al efecto que tiene arrugar un papel; el alemán Mies van der Rohe, quien se interesó por unificar arquitectura y naturaleza, y el holandés Rem Koolhass, que rompe con sus formas la perspectiva de la urbe: sus edificios no buscan integrarse, sino resaltar y ser protagonistas.
De Radic se exhiben maquetas y bocetos de la Casa para el poema del ángulo recto, adquiridos por el museo estadounidense: es una residencia levantada en 2011 para su familia en medio de un bosque en Vilches, San Clemente. La obra está inspirada en el trabajo del arquitecto Frederick Kiesler, a quien justamente se homenajea en la exposición del MoMA. Para el curador Pedro Gadanho, la originalidad de Radic se sustenta en el arte. “Es una casa que persigue el lenguaje orgánico de la arquitectura como una posibilidad de vida contemporánea. Es un gran ejemplo del retorno a formas alternativas de la modernidad”, explica Gadanho.
A Radic, eso sí, no le gusta que lo traten como a un artista. “Arte y arquitectura se vinculan mucho en el trabajo efectivo y cotidiano, comparten un espacio real cuando el arte deja de ser decoración, pero es casi imposible que nazcan del mismo sujeto, porque son maneras de ver el mundo completamente distintas. Yo soy arquitecto”, dice.
Sin embargo, en una fase preliminar de su trabajo el arte es central. En Zagreb presentó su imaginario en 12 maquetas de obras construidas y proyectos experimentales, algunas tituladas como si fueran fábulas. Está El castillo del gigante egoísta, que dio paso a su diseño para la Serpentine Gallery; El niño oculto en un pez, obra que llevó a la Bienal de Arquitectura de Venecia en 2010, junto a su esposa, la escultora Marcela Correa, y Moon Shadow (Sombra de Luna), realizada con Gonzalo Puga y Osvaldo Sotomayor. La gran burbuja, que levita y se ve desde mucha distancia, sirve como punto de reunión a las personas y las protege del sol, se presentó en el Museo Nacional de China en Beijing.
Eso sí, por estos días Radic está más preocupado del Teatro Regional del Biobío, que en septiembre inició las obras. El diseño resume el pensamiento artístico del arquitecto, alzándose como una gran escultura de membranas transparentes y luminosas que cuestiona los límites de exterior e interior. Ahora el desafío es traspasar la idea del papel y la maqueta ingeniosa a la compleja realidad local. Pero como Radic es finalmente arquitecto y no artista, el problema le acomoda. “La ejecución es una etapa extremadamente laboriosa, que a mi modo de ver sólo la pueden desarrollar de buena manera los arquitectos que han sido autores y conocen las complejidades de cada proyecto. Muchas veces no existe claridad al respecto en los organismos técnicos de gobierno, como sucede con el emblemático proyecto de recuperación del Palacio Pereira en Santiago, donde Cecilia Puga la arquitecta creadora del proyecto no ha sido considerada para la etapa de obra”, señala.
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