Vía La Nación.
A diferencia de otras capitales culturales, las paredes de Antofagasta se pelean el arte de Rinaldo Villegas. El graffitero cuenta cómo la nortina ciudad y sectores populares como La Chimba, valora los graffitis y los ciudadanos son parte activa de la disciplina.
Jueves 17 de diciembre de 2015 | por Carlos Salazar
Bufón es el tag del artista graffitero Rinaldo Villegas. Su huella puede seguirse por las más populares calles de Antofagasta en la Población Miramar, Oscar Bonilla, Trocadero, la Población Oriente, la COVIEFI y hace poco en La Chimba, donde agitó los sprays para hermosear una plazoleta abandonada que hoy es un ágora comunitaria del proyecto "Barrio Feliz" de Entel.
"Yo trabajo eminentemente acá con un proyecto llamado Pintoreska que busca generar un sentido de pertenencia con la gente de distintos barrios a través de la participación de los mismos vecinos. Me di cuenta de que tradicionalmente, pocos pedían permiso o integraban a las comunidades en estos rayados que si se logra este trabajo en conjunto, ocurre una cosa bien bonita: la gente cuida los graffitis, mantiene limpios los lugares, pone plantitas y las riega", describe.
Bufón Villegas ganó recientemente un fondo de la Minera Escondida para extender su radio de color que incluye materiales, pinturas y colaciones para niños que se asoman al trabajo activo de recuperar paredes a través de la ilustración y el graffiti.
Es un curioso caso en el que a través de redes sociales, las personas de Antofagasta se comunican con el pintor para ofrecerle sus muros como lienzo. "Yo ya pasé por ese período de pintar muros porque sí, la gente ubica mi trabajo y junto a otros amigos graffiteros compartimos estos espacios para mostrarle a la gente que no se trata de una actividad ilegal como se le ha criminalizado a veces", dice sobre actos vandálicos que en otras regiones son objeto de persecución como los rayados del Metro de Valparaíso, por ejemplo.
"Desgraciadamente es parte del graffiti también, pero de una cosa más europea y gringa que chilena, de otra realidad de ciudades grandes y donde el descontento social también es enorme y se manfiesta de otras maneras. No lo justifico, pero puede ser válido desde ese enfoque. Sin embargo, por acá preferimos orientarlo en pos de ayudar al barrio", dice el artista originario de la Población Oriente.
-¿Te parece que el graffiti en Antofagasta es visto de una manera distinta que en otras regiones?
-Claro. Considera que para el mural de La Chimba, fue la misma junta de vecinos la que nos llamó. Esa era una plaza que llevaba casi 20 años sin que nadie la interviniera y era un espacio perdido y, según se aprecia el resultado, como herramienta de cambio ha sido algo muy bueno. Desgraciadamente también es parte de una realidad de la ciudad, en otras ciudades la cosa es más competitiva en términos sociales y del graffiti también. La gente es más individual para su trabajo artístico y por otro lado, acá usamos más rodillos y brochas. Antofagasta es una ciudad que no está muy bien cuidada y también está bien dividida la cosa social, desde la línea del tren hacia arriba y hacia abajo donde hay más recursos.
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