Algunos artículos sobre la catástrofe del pasado domingo 2 de septiembre:
Vía El País.
El Museo Nacional de Brasil entierra siglos de trabajo entre cenizas
Por Felipe Betim.
El incendio ha consumido buena parte de los 20 millones de piezas coleccionados a lo largo de 200 años
El incendio que destruyó este domingo el Museo Nacional, en Río de Janeiro, llevó un día después a centenares de personas a los portones de la casa de campo de Boa Vista, el inmenso parque municipal que lo alberga. El fuego, descontrolado, quemó una parte importante de la historia de Brasil y del mundo. También una historia de vida y de trabajo de los empleados del recinto, que se preocupaban por extender el vasto conocimiento que custodiaba el museo. Y de los más jóvenes, universitarios que estudiaban en medio de su gigantesca colección: 20 millones de piezas recopiladas a lo largo de 200 años de existencia. Dentro del parque, frente al palacio incendiado, los profesionales que trabajaban en la institución se abrazaban este lunes entre lágrimas: el sentimiento general era equiparable a la partida de un amigo o un familiar cercano. Desolación solo compensada por la ausencia de víctimas mortales o heridos.
Mientras tanto, los bomberos y la Defensa Civil trabajaban sin tregua para enfriar el edificio, una antigua residencia de la familia imperial, y medir el riesgo de colapso de la estructura. Las primeras evaluaciones apuntan a que resistió bien a las nueve interminables horas en llamas. Pero el techo y el piso ya no son tales. Tampoco la decoración interna original ni gran parte de la colección. Poco se salvó, aunque algunos científicos se arriesgaron al rescatar microscopios y parte de las colecciones cuando el incendio empeoró.
"Pueden reconstruir todo, poner paredes de la más alta tecnología... Pero, ¿qué vamos a colocar ahí dentro?", lamenta el paleontólogo Maurílio Silva de Olivo, uno de los responsables de cuidar y reconstruir la colección de fósiles. "Todo lo que estaba expuesto se perdió: no resiste a una temperatura tan alta durante tanto tiempo. Nuestra esperanza está en el material guardado en cajas de acero".
Oliveira trabaja en el museo desde hace casi dos décadas, pero los problemas estructurales vienen, dice, de mucho antes. Los empleados de la institución se unieron, según su relato, para mantener el lugar funcionando y presionar al Gobierno Federal para que destinase más recursos a una de las joyas de la ciencia y la cultura brasileña, vinculada a la Universidad Federal de Río de Janeiro. "A pesar de todas las dificultades, éramos el quinto museo del mundo y la quinta institución de investigaciones de Latinoamérica por tamaño de nuestra colección", explica Oliveira, uno de los responsables del cuidado de los fósiles de la colección. En mayo de este año, los directores del museo recurrieron a una campaña virtual para recaudar fondos y recuperar uno de los espacios que cobijaba el esqueleto de un inmenso dinosaurio. Obtuvieron poco más de 6.000 euros al cambio y lograron reabrir la exposición.
La tragedia ha conmocionado a Brasil, un país que se resiente por la falta de compromiso de los políticos con los espacios públicos. La indiferencia hacia el museo, visitado por Albert Einstein y por la científica francesa Marie Curie en los años veinte del siglo pasado, se pudo medir en junio de este año, cuando ningún ministro de Estado se dignó a acudir a los festejos por su 200 aniversario.
El museo no solo concentraba piezas históricas. Era una “institución viva”, de producción de conocimiento, explica Ana Lazar, doctora del departamento de Vertebrados. "Somos una referencia para investigadores del mundo entero que venían a estudiar especies extintas que solo estaban aquí". Este lunes, los bomberos seguían retirando piezas de valor incalculable que parecían haber resistido a las llamas. En la entrada del palacio, el meteorito Bendegó, uno de los mayores del mundo, permanecía intacto, erigido ya en todo un símbolo de resistencia del museo. "Lo que tenemos que pensar ahora es en el futuro de la institución", decía Alexandre Kellner, director del museo. Hace poco había pedido a las autoridades un espacio extra para conservar mejor la colección que no estaba expuesta. Un ruego que, como tantos otros del Museo Nacional de Brasil, no llegó a tiempo.
Vía La Tercera.
Museo Nacional de Brasil pierde 200 años de patrimonio
Autor: Paula Valles M.
El Museo Nacional era uno de los más antiguos de Brasil y antes fue sede real.
El recinto que se incendió la tarde del domingo era uno de los más importantes de Latinoamérica y contenía más de 20 millones de piezas. Fundada en 1818, la institución era la más antigua de su país en esta disciplina y los costos de reconstrucción ascienden a 3 millones y medio de dólares.
Eran las siete y media de la tarde del domingo cuando comenzaron las llamas. A esa hora, los visitantes del Museo Nacional de Brasil, ubicado en Río de Janeiro, ya se habían retirado y el recinto tenía sus puertas cerradas. Al interior, solo quedaban cuatro vigilantes que afortunadamente no salieron heridos. El incendio, cuyas causas se están investigando por la Policía Federal, logró ser controlado durante la madrugada del lunes, y arrasó con 200 años de patrimonio brasileño.
De acuerdo a la información proporcionada por el subdirector del Museo Nacional de Brasil Luiz Duarte, el siniestro provocó la pérdida del 90 por ciento del acervo de la institución. En términos monetarios, los costos ascienden a 15 millones de reales, equivalentes a 3 millones 600 mil dólares.
Creado en 1818 por el Rey Juan VI de Portugal, cuando Brasil aún era una colonia, el museo comenzó en sus inicios a albergar especies botánicas y animales. Luego, durante el transcurso del siglo XIX abrió espacios a la arqueología, antropología y paleontología. Así, fue generando uno de los acervos más importantes del mundo. En sus 20 mil metros cuadrados, el recinto albergaba una colección de 20 millones de piezas, de las cuales solo un 1 por ciento habría estado expuesta al público.
En su interior, el Museo Nacional tenía organizadas sus exposiciones en diferentes secciones que abordaban la evolución de la tierra, la de la humanidad, culturas mediterráneas, Egipto, arqueología precolombina y brasileña, etnología indígena de Brasil, culturas del Pacífico, y zoología.
Dentro de esa amplia colección, destacaban piezas como Luzia, el cráneo más antiguo descubierto en América, que data de hace más de 11 mil años. En el ámbito geológico, el museo conservaba el meteorito de Bendegó, un hallazgo de 1874 catalogado como el segundo cuerpo celeste más grande del mundo. También destaca la gran colección de arqueología egipcia y precolombina, la más antigua de Latinoamérica. Según el sitio web del museo también se contaba con una momia hallada en Chile, en las cercanías de Calama. Sobre esa pieza, la Ministra de las Culturas Consuelo Valdés comenta: “Por ahora no tenemos información al respecto. Hace poco nuestro antropólogo de la Subdireccion de Museos del Servicio Nacional del patrimonio, estuvo ahí y no vio ni le comentaron de cuerpos humanos provenientes de Chile”. Además, el museo tiene uno de los más grandes acervos paleontológicos del continente, con una colección de fósiles que dan cuenta de un total de 56 mil ejemplares, entre ellos los huesos del gigantesco Maxakalisaurus.
Durante el último año, los recursos destinados al Museo Nacional de Brasil habían disminuido. Incluso este año, el museo estuvo cerrado por 10 días debido a una huelga de sus trabajadores a cargo de la limpieza, quienes reclamaban no recibo de sueldos.
El incendio de este recinto recuerda la tragedia de 1978, cuando otro incendio destruyó el 90 por ciento del acervo del Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. Había obras de Picasso, Dalí, Miró y Paul Klee, entre otros.
Tras conocerse las devastadoras consecuencias del incendio, distintas personalidades alrededor del mundo han lamentado el suceso y puesto a disposición ayuda, con el objetivo de restaurar aquello que sea posible. Uno de ellos fue el presidente francés Emmanuel Macron, quién señaló en Twitter que “Francia pondrá a sus expertos al servicio del pueblo brasileño para ayudar en la reconstrucción”.
En la misma línea actuó la Ministra de las Culturas, Consuelo Valdés, quién conoce el museo “Me impresionó el conjunto que representaba esta institución, tanto por la variedad de sus colecciones como por el propio edificio que en sí mismo tiene un enorme valor patrimonial”, cuenta. La ministra se contactó a primera hora con el Embajador de Brasil, para ofrecer el apoyo necesario. “Apenas ellos tengan un diagnóstico, acerca del estado de las colecciones, su documentación y archivo, podremos determinar qué tipo de ayuda prestar”, señaló.
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