9.10.12

Con nueva generación de atrapanieblas intentan forestar y cultivar el desierto de Chile

Vía El Mercurio.


Proyecto de la U. Católica del Norte se ubica al sur de Antofagasta

"En los años 30, siendo niño, salía a jugar a las siete de la mañana en la salitrera María Elena, porque después el calor era insoportable. Era verano y un día vi algo como motas de algodón en la pampa, que según los adultos era camanchaca, la neblina costera, pero cuando salió el sol desapareció. Luego, en 1956, hubo una crisis de agua en Antofagasta y racionamiento. Debía tener para lavar a mis seis hijos chicos y prepararles comida, por lo que sacaba agua del mar, la hervía en la cocina y con una cacerola recogía el vapor de la tetera".

Así explica Carlos Espinosa (83), hoy profesor emérito de física y matemáticas de la U. de Chile, de dónde surgió la inspiración para obtener de la neblina agua dulce para consumo humano. Hoy es considerado entre los académicos como el "padre de los atrapanieblas de Chile".

De aluminio y plástico

En 1962 y tras cuatro años de experimentos en el desierto, Espinosa patentó su invento, una estructura tridimensional que por primera vez en el mundo incluía el plástico como alternativa para captar las gotas de agua suspendidas en el aire.

Medio siglo después, estructuras de aluminio y plástico con formas piramidales y chimeneas que permiten obtener mayor cantidad de agua y resistir el fuerte viento e incluso la radiación solar, están reemplazando a los ya clásicos atrapanieblas de latón, bronce y mallas raschel (conocida como malla de kiwi). Con esa tecnología antigua existen hace un tiempo en Alto Patache, 65 km al sur de Iquique, y en Morro Moreno, entre Antofagasta y Mejillones.

Ahora, el sitio escogido para los nuevos atrapanieblas es en Los Nidos, 30 km al sureste de Antofagasta, en la cordillera de la costa. Se trata de un proyecto de la escuela de arquitectura de la U. Católica del Norte apoyado por la Conaf.

Con esta nueva generación de captadores de camanchaca se intenta forestar, a nivel experimental, parte del desierto. Ese es el primer paso; luego se quiere replicar la experiencia en cultivos como hortalizas, además de contar con un suministro permanente de agua que permita el asentamiento humano.

El lugar es casi inaccesible por la falta de una huella permanente, pero el aislamiento se compensa al ser uno de los mejores sitios para captar camanchacas en Chile. Sus registros de precipitaciones oscilan entre 20 y 70 mm al año. "Se ubica entre 600 y 800 metros de altitud y cerca del mar, que se ve subiendo un cerro", indica Sergio Alfaro, arquitecto a cargo de la iniciativa, que a la fecha ha demandado una inversión de un millón de pesos.

Estudiantes de arquitectura instalaron allí un atrapanieblas gigante, de siete metros de alto y casi 20 metros de largo, con estructuras piramidales. Y hace dos meses fue el turno de otro prototipo de 6 metros de altura y medio metro de largo en su base, confeccionado de acuerdo a un diseño de Espinosa.

"Con los primeros captamos 2 litros de agua por metro cuadrado y con el segundo, entre 5 a 7 litros. En éste usamos una malla mosquitero plástica, con un menor tamaño de los orificios", explica Alfaro.

"Tenemos 16 algarrobos plantados, que alcanzarían su madurez a los cinco años. Es la especie que mejor se adaptó, junto con la acacia saligna. Entre diciembre y febrero casi no hay camanchaca y veremos cómo soportan ese estrés hídrico, pero se pueden promover proyectos de agricultura de subsistencia, por ejemplo hortalizas, bajo un sistema de invernadero, cerrado, abastecido con el agua captada de atrapanieblas", añade.

En la Conaf, que ha donado algarrobos, indican que no se ha avanzado mucho en el desierto de Atacama. En los años 80 la corporación instaló en Los Nidos atrapanieblas que abastecían a una plantación de mil tamarugos, pero no funcionó. Sólo uno sobrevive.
"La captación de agua y uso en pequeñas poblaciones se limita a sectores costeros con altitud, además que acá en el desierto casi no hay población rural", dice Ricardo Moyano, director de la Conaf en Antofagasta.

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Cómo funcionan

Según Carlos Espinosa, "la camanchaca avanza horizontalmente a una velocidad de entre 5 y 15 m/seg". La malla envolvente del atrapanieblas capta agua de la nube rasante y la hace descender gravitacionalmente a un recipiente que funciona como cimiento, acumulador y medidor. Luego el agua es conducida por tuberías plásticas, hasta los algarrobos plantados.

Para más información sobre el atrapaniebla diseñado y construido por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica del Norte, ver el blog "Integrado 2011 Atrapanieblas".

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