Vía Publimetro Perú.
POR JORGE SÁNCHEZ HERRERA – Nómena Arquitectura
Arquitecto/Urbanista
jorge@nomena-arquitectos.com
En los últimos años, la arquitectura y el urbanismo latinoamericano han tenido un rol protagónico en el panorama global. Colombia tiene en Bogotá y Medellín a dos ejemplos mundialmente reconocidos por sus propuestas en materia de movilidad, inclusión social y espacios públicos. El trabajo de los arquitectos chilenos despierta un interés cada vez mayor, ya no solo por sus trabajos individuales sino por una identidad colectiva cada vez más definida. Aunque en menor escala lo mismo puede decirse de Paraguay y Uruguay. Ni qué decir de Argentina o Brasil que, como en el fútbol, tienen ejemplos y representantes de sobra. Del Perú poco o nada. Al menos hasta ahora.
Hace algunos días el pabellón peruano presentado en la 15° Bienal de Arquitectura de Venecia fue premiado con una mención especial al mejor pabellón nacional. Reconocimiento compartido con los pabellones de Japón y España (que se llevó la máxima distinción). El jurado reconoció la muestra peruana “por haber portado la arquitectura a un rincón remoto del mundo, haciendo de este un lugar para la educación y al mismo tiempo un medio de proteger la cultura amazónica”.
El jurado se refiere a la muestra “Our Amazon Frontline”, curada por los arquitectos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse, quienes decidieron poner en el mapa del mundo el trabajo que viene realizando el Ministerio de Educación a través de su programa para la educación “Plan Selva” (al que le dediqué una columna semanas atrás), que busca reducir la brecha de infraestructura educativa en la Amazonía. En palabras de los curadores: “(…) el Perú lucha ahora para la salvaguarda del bosque amazónico a través de la educación, empoderando las comunidades indígenas para que sean ellas mismas los custodios de su territorio. En este esfuerzo, la arquitectura provee el espacio para esta significativa transformación cultural.”
La noticia no es menor. La Bienal de Venecia es el evento de arquitectura más importante en el mundo y este año, con el lema “Reportando desde el frente” bajo la curaduría del arquitecto chileno Alejandro Aravena, se planteó desviar los reflectores de los arquitectos para ponerlos sobre aquellas historias locales que normalmente están condenadas al olvido. Lo importante, más allá del premio en sí, es la enorme visibilidad que está recibiendo esta política pública de educación en la selva, y por tanto, sus altas probabilidades de ser continuadas por un nuevo gobierno. En un país acostumbrado a reinventar la rueda cada cinco años, ese es el mayor premio.
Vaya un gran reconocimiento a aquellos que han hecho realidad la idea de que el Perú tenga un pabellón nacional en La Bienal de Venecia por los próximos 20 años, a los curadores y productores, al Minedu y, nuevamente, al equipo de arquitectos detrás del área de infraestructura del Plan Selva.
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