Vía El Mercurio de Antofagasta.
HISTORIA. Fragata perteneció a Real Armada Británica y fue botada en Devonport, en 1855. En Mejillones sirvió de residencia a los empleados ingleses del Fcab.
La bahía de Mejillones encierra una serie de episodios propios de su dependencia marítima. En este caso, nos referimos a los muchos naufragios acaecidos en sus aguas, algunos de trágicos perfiles, en tanto otros hay que son ignorados. Este "cementerio" submarino, espera ser explotado por un grupo de emprendedores mejilloninos quienes, derrochando coraje, esfuerzo y porfía, sueñan con transformar el fondo de la bahía en un recurso turístico de grandes proyecciones.
Hojeando libros y hurgando archivos, efectuando reiteradas inmersiones, algunas provechosas y otras no tanto, esperan dar con los restos de la fragata inglesa "Liffey", nave de la Real Marina Inglesa que terminó sus días en Mejillones, luego de navegar todos los océanos, con una dotación de medio millar de hombres y una batería compuesta de 50 cañones de diverso calibre.
Circuito
"La idea es hacer un circuito submarino para buceadores de mediana experiencia. Hay goletas y remolcadores hundidos que ya los tenemos ubicados. La tarea ha sido dura, porque el fondo está lleno de fango, producto de la contaminación. Todo este circuito terminaría con el reconocimiento de los restos de la "Liffey", que está aquí, en la proyección del antiguo muelle de la empresa "Buchanan and Jones" - afirma David Pizarro, mientras emerge de las profundidades con un trozo de madera.
Junto a Felipe Catalán, director del museo de Mejillones y al buzo Karim Rivera, el buzo comercial David Pizarro trabajó en el balizado de los restos sumergidos de los pilotes, como una manera de determinar con mayor precisión el lugar del hundimiento de la fragata inglesa.
Botada al agua el año 1856, la "Liffey" navegó por las aguas del mundo como parte de la Flota Volante de la Real Armada Inglesa. Ancló en Coquimbo, donde estuvo apostada por largos años, junto a otras naves británicas. Tanto tiempo permaneció en esas aguas, que los tripulantes bajaban a "La Pampilla", donde los marinos extranjeros practicaban fútbol, deporte que se desconocía en Chile. Corría el año 1894, apagados los desenfrenados odios generados por la revolución que derrocó al presidente Balmaceda, el 24 de junio los ingleses residentes y algunos chilenos entusiastas dieron origen al Coquimbo Unido, primer club de football de Chile. (¿"Coquimbo United", que hablaba de la unión de criollos y británicos?)
La imponente fragata fue dada de baja el año 1903, fue desarbolada y su armamento transbordado a otro navío inglés. Con posterioridad al año 1906, la "Liffey" es remolcada hasta Mejillones, adquirida por la empresa salitrera "English Lomax" y en el año 1924, pasa a poder de la naviera JJ. Mac Auliffe, donde sirvió de "chata", para acopiar stocks de carbón, pertrechos logísticos y alojamiento de los empleados ingleses solteros.
"Las aguas de Mejillones encierran una serie de historias. Hay que bajar a buscarlas, para darlas a conocer y ponerlas a disposición de la comunidad. En esos maderos hundidos, en los cascos que están sumergidos, se han escrito páginas llenas de episodios en que los principales actores fueron los mejilloninos, salvo escasas excepciones. Recuperar ese pasado para traerlo al presente es nuestro sueño…"- explica Felipe Catalán, director del Museo de Mejillones, que depende del municipio.
Final
Catalán explica que la "Liffey" terminó sus días hecha astillas, porque fue desmantelada y su madera vendida a los mejilloninos. Algunos la adquirieron para hacer muebles, pero pasaron muchos malos ratos dada la dureza de la "teka", madera con la que estaba hecha su obra viva, los baos y la cubierta.
Lo que queda de la "chata" Liffey en el fondo del mar mejillonino es muy poco. La quilla, parte de sus cuadernas, los palmajares, parte del codaste y el empalme de la roda, son los escasos vestigios del que fue un poderoso navío inglés. Todo hecho de aquella "teka", que es difícilmente afectada por la "broma" o "polilla de mar", (Teredo navalis). Pero lo que más hay bajo esas aguas, son muchísimos recuerdos, episodios enjundiosos que estos tres mejilloninos esperan sacar a flote, para disfrutarlos y compartirlos.
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