Por Claudio Galeno-Ibaceta sobre la interacción del arte con la arquitectura, desde Antofagasta y el Norte Grande de Chile. By Claudio Galeno-Ibaceta about the interaction between art and architecture, from Antofagasta and the Large North of Chile.
5.8.18
La muerte del artista Juan Salva "nos recuerda que la compleja trama de la vida es inestable, que nada está detenido, que la belleza impoluta es un mito, y que el mundo necesita la humanidad irracional de la fiesta."
"Locura Maya" (acrílico, 150x150 cm) de Juan Salva en la muestra de BAJ y FME del 2012.
Hace un poco más de dos semanas, el 18 de julio de 2018, falleció el artista antofagastino Juan Salva, el principal exponente del arte antofagastino de corriente latinoamericanista.
Su obra se inició en los años setenta durante sus años de estudio en la Universidad del Norte y se desarrolló desde los años ochenta, todo en plena dictadura militar.
La última exposición en la que participó fue en la colectiva LUPA organizada por Balmaceda Arte Joven.
A propósito de su muerte, merecidamente fueron publicadas varias notas en la prensa antofagastina, cuyos links están al final de este post.
A continuación extraigo algunos fragmentos biográficos del escrito crítico ""Juan Salva Rodríguez, una pintura del gesto o la escritura del cuerpo" que publiqué el año 2012 sobre su obra, a propósito de una exposición en Balmaceda Arte Joven. El texto fue parte del catálogo de esa muestra. El escrito completo lo pueden leer o descargar en mi perfil de ResearchGate.
"El artista Juan Salva Rodríguez ha dejado en manifiesto que ha ejecutado una pintura de gesto, (...) si nos adentramos en los aspectos inconscientes (...) de la relación del artista y sus telas, veremos que el gesto no solo está proyectado por la mano, sino también por el brazo, el tronco, hasta llegar a todo el cuerpo para culminar en el intelecto.
En la muestra se pudo apreciar (...) su reconocido dominio del color en consonancia con el uso de temáticas relativas al norte chileno, (...) una evolución de sus forma de expresión, o la manifestación de una producción artística más despejada de protocolos.
Juan Salva Rodríguez fue marcado por la experiencia de su padre con la fragua. Él mismo ha relatado como "el maestro Salva", que trabajaba en la minería, creaba piezas de hierro forjado en su taller que mantenía en paralelo a su trabajo. Juan recuerda con intensidad la atmosfera de creación que se daba en el ambiente de la fragua, del hierro en el fuego, de la luminosidad provocada por la brasa y por el metal que era moldeado por la fuerza creadora del maestro.
Salva estudió Licenciatura en Artes Plásticas en el extinto Departamento de Artes Visuales de la Universidad del Norte, en la cual ingresó en 1974 y se recibió en 1979 con la tesis "Técnicas de la pintura mural" realizada en conjunto con los artistas Jaime Cabrera Cossio, Fernando González Román y Mario Saavedra Villarroel, la tesis fue dirigida por el destacado pintor Ronald Clunes León y si nos detenemos un momento sobre la formación de Salva, no deja de tener importancia el hecho de que haya estudiado arte durante el periodo inicial de la dictadura militar chilena.
La tesis es un cuidadoso manual de las técnicas del muralismo, complementado con la experiencia de haber ejecutado cada una de las técnicas como parte de la investigación, lo que se puede ver en el amplio registro fotográfico que la acompaña. Los mismos autores declaran en el documento la necesidad que sentían de complementar su enseñanza con una investigación sobre el arte del mural.
Se podría decir que la decisión de operar en el muralismo, significaba explorar una mayor escala, un mayor soporte, que podría ser el de la arquitectura, o el arte integrado, en el discurso de la modernidad que se refería a la síntesis de las artes, principalmente en el momento en que estos artistas se formaron, cuando la epopeya de la modernidad era oscurecida por la desorientada posmodernidad, principalmente en un Chile de fines de los años 70'. En el contexto de Antofagasta, una ciudad militarizada, Salva desarrolló una producción en la represión, centrada en la vida misma, más que en ser un evidente agente ideológico, como ha declarado, refugiándose en el imaginario mágico del desierto y de la tradicional vida en epopeya de desierto de Atacama. En el documento de su tesis declararon:
"Así, llegamos a tomar posición frente a la pintura y hemos comprendido que la pintura de caballete, actualmente es un objeto de consumo individual y se convierte en propiedad de..., lo que ha establecido la ruptura entre el arte y el pueblo, perdiendo el carácter colectivo, social y popular de arte mural."
La investigación del grupo de Salva es exactamente como lo plantea su título, una exploración sobre aquellas técnicas murales, que culminaba en ese marcado momento latinoamericano, demostrando su interés por las corrientes de la modernidad identitaria y regionalista. Además, en el caso de Antofagasta, debido a la existencia de las escuelas de arte de la Universidad de Norte, desde 1960, y de la Universidad de Chile, a partir de 1964, se había formado una importante escena artística preocupada por su propio contexto y por su propia historia. Algunos de los académicos de esa diversa escena, fueron en "la Norte": Waldo Valenzuela, Osvaldo Thiers, Iván Lamberg, Harold Krussel, Ronald Clunes y Alicia Valenzuela; mientras que en "la Chile" estaban: Osvaldo Silva Castellón, Juan Hernando León, Gregorio Berchenko, Guillermo Deisler y Mario Tardito.
Además Salva también ha colaborado con el teatro y la escenografía. Su primera experiencia se produjo mientras terminaba sus estudios en 1979, periodo en que tuvo la oportunidad de trabajar con el reconocido director de teatro Eugenio Guzmán, la obra que montó en Antofagasta fue "La visita de la vieja dama", una comedia de Friedrich Durrenmatt, para la cual Salva realizó las escenografías y todo el diseño de la puesta en escena presentada con éxito en el Teatro Pedro de la Barra. Según el pintor, la particularidad de su propuesta fue que era cinética, que tenía movimiento mediante prismas que giraban y que mediante esa rotación cambiaban el contexto de la escena. A esto se suma una experiencia de cinco años, a partir de alrededor de 1985, diseñando el escenario central del tradicional Festival de Colectividades Extranjeras de Antofagasta, donde construyó grandes plataformas, la iluminación y estructuras con movimiento.
A pesar de que la producción artística de Salva es muy reconocida, y que ha dedicado su vida a la producción del arte, increíblemente, sobre el arte de Salva se ha escrito poco, y por lo general ha sido sobre los temas de sus pinturas, que han estado enraizados en una cosmovisión propia y compartida, impregnada de la vida dramática del norte chileno. Esos temas, por lo general, son de interés para el público, pero por otro lado también corresponden a una lectura más figurativa de sus obras: los cuerpos que bailan, el diablo andino, el ritual religioso, pero además mediante estas obras se revelan características sintaxis compositivas, manifiesto en la imagen colectiva de cuerpos acumulados o entrelazados. Sobre los temas de Salva, Waldo Valenzuela escribió:
"(...) curiosamente uno de los temas que se hace presente de modo constante en su quehacer pictórico son los grupos de danzantes de la Virgen, es decir de las expresiones de la religiosidad popular, fenómeno eminentemente latinoamericano, donde se funden o conjugan ancestrales tradiciones mágico-religiosas de origen pre-colombino y la herencia hispana de procedencia colonial que enriquecen con su música y bailes los grandes santuarios nortinos, en Salva sin embargo es otra la traducción: la multitud es vociferante y en las bandas de bronce se da una catarsis expresiva de gran violencia plástica."
Los temas para las pinturas, también son estimulados por la afición de Salva por la literatura, afinidad que con el paso del tiempo ha desarrollado cada vez con más intensidad. De esa forma la lectura ha sido compañera de su pintura, estimulando el proceso creativo, entregando relatos y composiciones que luego articulan la generación de una nueva obra, de esa forma el artista funciona como un mediador entre lo literario y lo pictórico, en un decodificador, por utilizar un término propio del artista.
Sobre ciertos conceptos compositivos que han guiado su producción, podemos destacar la idea de entrelazamiento, que también permite llevarnos de la idea de corporeidad a la de incorporeidad. En ese sentido, la acumulación de cuerpos, que el artista ha declarado como una manifestación de lo "colectivo", no sólo se observa en los conjuntos de personajes, sino también en la acumulación de cuerpos, o en la detención en los fragmentos de cuerpos, en los miembros, donde las manos son su mayor protagonista.
Los miembros están definidos por manchas y sombras, líneas de oscuridad y campos de oscuridad donde se sostienen los planos de color. Los planos pretenden ser volúmenes de luz. Esa idea, siempre presente, nos llevaría a referirnos a la luz y la sombra, pero en cada cuadro la luz emerge de forma diferente, alterando la composición, jerarquizando, dando distintos énfasis.
Un primera lectura sobre las obras expuestas, es el hecho de que las pinturas no caben en sus telas, que su vida se expande hacia el exterior, (...) Si bien los campos de colores y de luces podrían parecer los dominantes, son las líneas o los delineados que subrayan las piezas, las que dominan el ojo y empatizan con el observador, las líneas lo guían, lo inducen, los desplazan, el ojo ingenuo es acarreado en el gesto de Salva. Por la línea se subyuga el cuerpo de luz, el trazo o la línea acentúa el plano iluminado, pero a la vez lo oprime, así, el cuerpo del observador queda atrapado, o enredado, en el entrelazamiento.
En las pinturas expuestas, la mayoría son entrelazamientos expansivos, (...) los cuerpos entrelazados quedan contenidos en la tela, pero aun están al borde del desborde. Los cuerpos que bailan en realidad son las proyectadas contorsiones del mismo artista, que derrama su acción sobre la superficie, quedando plasmada la impronta de su cuerpo, el derrame del cuerpo, los gestos del cuerpo sobre la tela.
[Algunas] (...) pinturas (...) presentan escenas más complejas, donde no es solo la línea la protagonista de la composición, sino el volumen, la acumulación de piezas, (...) los volúmenes se encajan entre si, o se apilan como mamposterías, y la pieza o el miembro domina la estructura. Sin embargo, también está el cuerpo del artista, solo que aquí los trazos transmiten movimientos más automáticos.
El automatismo del cuerpo es innegable en la pintura a gran escala, (...) donde domina el brazo, la torsión del tronco y el desplazamiento de todo el cuerpo, así como su elongamiento y contorsión. (...) [En algunas] está más presente la mano y el brazo, (...) [en otras] está el brazo y el tronco, de forma que la pintura transmite un ritmo erótico del cuerpo. [Otras son] (...) pura mano, lo que refleja un trazado complejo, más meditado, que se podría entender como más científico, con mayor dominio del intelecto. [Algunas composiciones] (...) expresa[n] mayor abstracción, ya que [son] (...) más automática[s], y por lo tanto más visceral[es]. Así con un accionar provocado desde los órganos, el gesto resulta más erótico, y empático con el observador. En ciertas piezas esa impronta del gesto está activada desde el uso del aerógrafo. El uso de esa herramienta, le ha permitido al artista, como el mismo ha expresado, la libertad del trazo extendido sin interrupción, luego reescrito con los pinceles. Esa técnica, que viene de su participación en el ámbito del diseño gráfico, ha sido incorporada a parte de su obra, y evidentemente colabora con fuerza en el gesto automático.
En forma paralela, ciertas manifestaciones del graffiti contemporáneo tienen esa impronta del gesto del brazo y de la mano, o según su escala, del tronco o del cuerpo completo. Las pinturas de Salva inquietan al cuerpo de observador mediante la activación del principio de la empatía, de la proyección sentimental, entendido como la respuesta del cuerpo afectado por las líneas y los campos de color.
(...)
El pintor ha declarado que la recurrente presencia del diablo en ciertas obras, podría entenderse como la necesidad de alterar el orden, frente a una producción dedicada a la vida colectiva.
Para terminar, la producción de Salva ha sido catalogada de expresionista o de fauvista incluso, pero además de estas apreciaciones, en esta muestra, se revela una libertad creativa que plasma su interés por la acción espontánea de la voluntad del gesto, que denota su interés por el movimiento mediante obras menos intelectualizadas, por lo tanto menos figurativas, que no necesitaban responder al medio para estar expuestas. Cuando el artista ha hecho referencia a sus escenografías, ha destacado lo cinético, que afortunadamente coincide con su trazado automático, haya sido este generado desde una acción más del intelecto, o más auténtica desde lo visceral. La existencia que representa, la colectividad, sus escenas de multitudes o grupos entrelazados, o incluso el diablo, manifiestan su pasión por el movimiento y por un arte que altera el orden establecido, y nos recuerda que la compleja trama de la vida es inestable, que nada está detenido, que la belleza impoluta es un mito, y que el mundo necesita la humanidad irracional de la fiesta."
Por Claudio Galeno-Ibaceta.
A continuación las notas de prensa:
Soychile, 18.07.2018 y El Mercurio de Antofagasta:
A los 63 años fallece pintor el antofagastino Juan Salva: Sus murales estaban instalados en lugares claves de la ciudad, como en la Biblioteca Regional de Antofagasta y la fachada de la Corporación Municipal de Desarrollo Social (Cmds).
UCN al Día, 19.07.2018:
Juan Salva: un legado de arte, colorido y compromiso con su Alma Mater: Pintor y ex estudiante de nuestra institución falleció a los 63 años.
Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, 19.07.2018:
Mundo de las Culturas lamenta deceso de destacado artista plástico antofagastino Juan Salva Rodríguez.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario