4.11.12

Patrimonio chileno que hay que cuidar, revista MásDeco


Vía MásDeco.

En Chile tenemos varios exponentes de edificios modernos, muchos de los cuales ya no existen: fueron demolidos o destruidos por terremotos. Son parte de una época de oro de la construcción estatal y parte de nuestro patrimonio material.

Por: Francisca Jiménez

Chile fue uno de los países con más ejemplos de arquitectura moderna en Latinoamérica -junto a Brasil y otras naciones- en una época en que el estilo neoclásico aún imperaba como la forma de construcción más tradicional. A mediados de los años veinte surgió una camada de arquitectos jóvenes que se atrevieron con esta nueva tendencia que provenía, principalmente, de Europa. Mientras en el Viejo Continente personajes como Le Corbusier, Walter Gropius y Mies van der Rohe construían casas e incluso barrios enteros bajo este nuevo precepto -como la Weissenhofsiedlung en Stuttgart, el edificio de la Bauhaus en Weimar y la Villa Savoye en París- en nuestro país arquitectos como Sergio Larraín García-Moreno, Alfredo Johnson, Roberto Dávila y Juan Martínez, entre otros, comenzaban a dar los primeros pasos en esta nueva manera de hacer arquitectura.

Según Humberto Eliash, arquitecto de la Universidad de Chile y autor de los libros “Arquitectura moderna en Chile, testimonios y reflexiones” y “Arquitectura y modernidad en Chile, 1925-1965 (1989)”, este estilo surge en los años veinte de la mano de los que serán los protagonistas del cambio, algunos de ellos nombrados arriba y otros tales como Rodulfo Oyarzún Philippi, Enrique Gebhard y Waldo Parraguez. Estos jóvenes profesionales estudiaban en Chile, mientras otros se formaban en Europa. “Ya a fines de los años veinte se realizan aquí las primeras obras modernas, mientras que en la década de los treinta son cada vez más las nuevas construcciones. Sin embargo, es en los años cuarenta cuando se materializan y el Estado se hace también parte de ellas”, relata el experto.

MODERNISMO EN REGIONES

En ese sentido, resalta la existencia de una corriente de arquitectura moderna en varias ciudades de Chile, aparte de Santiago, debido a una planificación urbana que provenía del Estado. Algunas de ellas fueron Antofagasta, Talca y Viña del Mar. Sin embargo, las principales urbes en las que se desarrolla la arquitectura moderna fueron Chillán y Concepción, debido principalmente a la reconstrucción después del terremoto de 1939 y otras ciudades industriales del norte y sur del país. Esto porque en estas últimas se necesitaba construir edificios para los servicios públicos necesarios y allí el Estado tuvo un rol vital.

Andrés Maragaño, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca, cuenta que en la capital de la Región del Maule también hay vestigios de lo que fue el modernismo en regiones. Explica que hubo un registro realizado antes del terremoto de 2010 de parte del Consejo de Monumentos Nacionales y la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Talca para el proyecto “Museo de la Ciudad”. En este se dan a conocer cerca de 118 edificios habitacionales e institucionales declarados como arquitectura moderna y emplazados principalmente en las áreas donde se remodeló la ciudad después del terremoto de 1928, en el centro de Talca. La construcción de estos edificios, primero art deco y luego modernos, es parte de un proceso que se inicia con el terremoto de fines de la década del veinte. Se trata de unas 58 construcciones art deco y cerca de siete que fueron destruidas o reemplazadas antes del sismo de 2010.

El académico explica que “el caso es interesante desde varios puntos de vista: el primero es que en Talca, después del terremoto de 1928 -con una recepción más abierta y necesitada para un ‘estilo nuevo’- muchas viviendas de adobe se reconstruyeron solo en la parte de sus fachadas como símbolo de modernidad, cambiando su materialidad inicial por albañilería y aplicando elementos art deco y art nouveau. Por otro lado, debido al sismo, el Estado tuvo que hacerse cargo no solo de una ciudad destruida sino que también desmoralizada, con una alta tasa de desempleo causada por los efectos de la Gran Depresión mundial”. Y agrega que “es así como se constituye la remodelación urbana: primero generando nuevas calles y nuevos anchos en ellas según fuera el caso, mientras que en otras situaciones se aportó con una nueva vivienda para la clase obrera y nuevos edificios públicos e industriales como una forma de posicionar nuevamente la ciudad. Esto provocó el inicio de una nueva fase urbana y el fin del carácter colonial de Talca”.

Así las cosas, la ciudad comienza a sustituir o remodelar muchos edificios de estilo neoclásico como el Liceo de Hombres, el Palacio Cruz, la Intendencia de Talca, el Mercado Central. “El Estado busca iniciar una modernidad social y urbana, con lo que surgen edificios que aportan a la imagen pública de la ciudad, al espacio urbano y a la educación. Esto lo cumple a cabalidad con el edificio de Las Escuelas Concentradas 1940, desarrollado por la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales. Este proceso de apertura al movimiento moderno en la urbe se prolonga hasta la década de los 70, tramo en el que se construyen algunos edificios emblemáticos, generalmente desde la inversión estatal, como el edificio del Serviu, el edificio del SAG, la Casa Central de la Universidad de Talca y el edificio Caja de Crédito Prendario, entre otros”, explica Maragaño. Sin embargo, después del terremoto de 2010, un 65% de estos edificios quedaron destruidos o fueron reemplazados por nuevas edificaciones.

En el norte de Chile, ciudades como Antofagasta fueron blanco de este nuevo estilo y otras más pequeñas como Chañaral no quedaron exentas de esta corriente. Es el caso de un hotel de la cadena estatal Honsa, precursora de una política territorial de implementación de servicios turísticos de parte del Estado. La Hotelera Nacional S.A. construyó en las décadas de los 40 y 50 varios edificios para albergar a los nuevos turistas nacionales a lo largo de todo el país. Según Maximiano Atria, arquitecto e investigador de la UC, esto sucedió en el marco de una política gubernamental de la época para incentivar este tipo de construcción en regiones.

Es así como se puede deducir que la arquitectura moderna en nuestro país fue una obra conjunta entre jóvenes profesionales con nuevas ideas y la acción del Estado en llevar a cabo construcciones para los chilenos. Patrimonio en peligro de extinción, ya que actualmente el nivel de mantención de estos edificios es prácticamente inexistente y la gran mayoría ha sufrido fuertes intervenciones o han sido demolidos ante una falta de valoración preocupante.

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