28.4.13

Mercado de Concepción se incendia, una magnífica obra de Tibor Weiner puede desaparecer

© Cooperativa.

Ayer se produjo un nuevo atentado a la memoria de la modernidad, el Mercado de Concepción fue afectado por un gran incendio. El edificio de Muller y Weiner es una de las obras más singulares de la arquitectura moderna chilena. Está organizada en torno a una gigantesca bóveda reticulada que definia un espacio amplio bajo el cual se disponian los locales comerciales. Esa bódeva reticulada componía una amable imagen urbana que cruzaba la manzana de extremo a extremo y que cubria 50 metros de luz, definiendo un magnífico espacio público.

Su estética de hangar, y el uso del entramado perfilaron una obra sin equivalentes a nivel nacional e internacional. Es lamentabe el litigio en el que se encontraba y el siniestro que lo ha afectado.

A continuación dos noticias, una breve de Bio-Bio Chile sobre el incendio, y otra más extensa aparecida en El Mercurio el 20 de abril, dedicado al litigio y a Tibor Weiner.

Vía Bio Bio Chile.

Así luce el interior del Mercado Central de Concepción tras violento incendio

Domingo 28 abril 2013
Publicado por Iván Oliveros

Por cerca de tres horas el Mercado Central de Concepción ardió violentamente consumiendo gran parte de la estructura, provocando la desesperación de los locatarios del lugar que vieron cómo de un momento a otro perdieron su fuente de trabajo y el impacto en los penquistas que presenciaron la destrucción de una construcción histórica de la ciudad.

Todas las compañías de bomberos de Concepción, más la colaboración de personal bomberil de otras comunas trabajaron intensamente para controlar el siniestro que dejó daños totales en algunos de los locales.

En total fueron 249 locales comerciales los que resultaron afectados por el siniestro del Mercado Central de Concepción, afectando a cerca de 370 familias.

Vía El Mercurio.

El arquitecto de la Bauhaus detrás del Mercado de Concepción

El Mercurio› 20 de Abril de 2013

El húngaro Tibor Weiner llegó en 1939, escapando de la 2ª Guerra Mundial. Vivió nueve años en Chile y terminó siendo clave en la irrupción del modernismo en el sur.

Tras 18 años de litigio judicial, sigue siendo incierto el destino del Mercado de Concepción. El 4 de abril, el ministro de la Corte Suprema Sergio Muñoz fijó el 15 de mayo como plazo final para que las partes -el municipio y Concepción 2000- presenten un proyecto en conjunto.

Dos días antes, las declaraciones de Mauricio Araneda, asesor jurídico de la municipalidad, encendieron un debate respecto del valor patrimonial de la edificación de 1940. "No se trata de remozar eso (el Mercado de Concepción), ahí hay que hacer algo nuevo", dijo el abogado.

La primera respuesta fue una carta pública firmada por Gonzalo Cerda, Cristián Berríos y Pablo Fuentes, docentes del departamento de Diseño y Arquitectura de la U. del Bío Bío. Allí, calificaron la frase como "descuidada", pues es "una obra paradigmática de la propagación de la modernidad en Chile y un hito arquitectónico imprescindible de nuestra ciudad".

El edificio es el mayor testimonio de la revolución modernista que instigó en el sur un intrépido arquitecto de la Bauhaus que se había refugiado en nuestro país en 1939.

"Tibor Weiner y su esposa, Judith, eran de origen judío, y además de eso, él era simpatizante comunista. Así que, a través de las gestiones de Pablo Neruda, viajó en barco a Chile con refugiados españoles", cuenta su ex alumno y amigo Miguel Lawner.

Weiner ya había tenido que abandonar Alemania en 1930, cuando la represión nazi cae sobre la Bauhaus. Con el director de la escuela, Hannes Meyer, se fueron a la Unión Soviética. "Parecía el lugar ideal para plasmar utopías, pues aún estaban vigentes los principios vanguardistas de los constructivistas", comenta Lawner.

Allí, Weiner trabajó en el diseño de una nueva ciudad en Los Urales, Orsk, y dio clases. "Pero la situación se hizo muy difícil con las tonterías del realismo socialista", dice Lawner.

"Para él, Chile fue un remanso de paz, y aquí fue feliz. Pero cuando González Videla reprimió al comunismo, Weiner no quiso arriesgarse", agrega.

Por eso aceptó, en 1948, la invitación que le hicieron desde Hungría, para dirigir el diseño de una nueva ciudad: Sztálinváros. Hoy se llama Dunaújváros, y sigue siendo el mayor emblema del modernismo socialista. Allí murió Weiner, en 1965, de un ataque al corazón. Estaba a punto de de cumplir 60 años.

Audacia estructural

Cuando Weiner arribó a nuestro país, en 1939, el sur estaba devastado por el terremoto de Chillán. "Pero el titánico esfuerzo de la reconstrucción permitió que Concepción y Chillán fueran laboratorios para el modernismo arquitectónico, hasta entonces restringido a Santiago", dice Pablo Fuentes.

El Estado impulsó entonces un ambicioso programa de concursos de arquitectura en la zona devastada. "Ricardo Müller (autor del Estadio Nacional), contactó inmediatamente a Weiner, y ese binomio conquistó varios premios. El más relevante fue el Mercado de Concepción. También ganaron la Intendencia y el Cuartel de Bomberos de Chillán", cuenta Lawner.

Los especialistas coinciden en que la dupla fue estructuralmente audaz. En el Mercado de Concepción, por ejemplo, logran una bóveda impresionante y una luz de 50 metros con una estructura de marcos de hormigón armado, la primera en su tipo.

"Está sólo a una cuadra de la Plaza de Armas y se integra bien a la trama urbana. Pese a su gran dimensión, no está fuera de escala. Es parte del patrimonio de arquitectura moderna de nuestro país", comenta Daniel Talesnik, también arquitecto.

Lawner es tajante: "Es una obra magnífica, sería una insensatez demolerlo". Y Talesnik lo complementa: "El hecho de que siga siendo utilizado para la función que fue diseñado hace 70 años habla por sí solo".

Ese fue, precisamente, uno de los mandamientos de la Bauhaus: "La función hace al órgano". Y fue uno de los principios que Weiner logró instalar en la formación de los arquitectos cuando se sumó al movimiento estudiantil que exigió, en 1946, la reforma del plan de estudios de Arquitectura en la U. de Chile. Tuvo éxito: el añejo énfasis en las beaux arts daría paso a una concepción racionalista de la profesión. "Fue una verdadera revolución, y Weiner fue su instigador", sentencia Lawner.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario