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El Mercurio de Antofagasta, 1º de agosto de 2017.
PATRIMONIO. ¿Qué pasaría si todos los cables del centro desaparecieran? Son muchos los edificios que, sin duda, volverían a la vida.
Por Jimena Herrera Montenegro
Imaginemos por un momento que todo el cableado que cruza a Antofagasta es soterrado, permitiendo observar en detalle las más bellas y antiguas construcciones de la ciudad.
Si tan sólo nos detenemos en el centro o el casco histórico y miramos con atención, nos daríamos cuenta que la historia habla a través de los edificios, y nos transporta a una época lejana.
Museo Regional (Casa Chile o Edificio de la Intervención Chilena)
Este viaje al pasado comienza con uno de los edificios más antiguos de Antofagasta: el Museo Regional, declarado monumento histórico y cuyo diseño fue encargado al arquitecto chileno Manuel Aldunate.
Según dice el arquitecto Claudio Galeno, ese edificio originalmente fue diseñado en Valparaíso, prefabricado y enviado a Mejillones, cuando aún no comenzaba la Guerra del Pacífico y, por ende, todo este territorio era boliviano.
"Cuando esto pasa a manos chilenas, es trasladado a Antofagasta, porque se quema la Aduana y se convierte en la nueva Aduana. Hoy corresponde al Museo", detalla.
Galeno explica que Antofagasta comenzó a poblarse en 1868. Es decir, el Museo -que es de 1867- tiene prácticamente la misma edad que la ciudad.
"Este edificio representa la tecnología de la época. El piso es de madera y cuenta con técnicas constructivas industrializadas que se aplicaron a muchos edificios del Siglo XIX", precisa.
Catedral de San José
La Catedral es otro de los edificios más relevantes en Antofagasta. Los archivos dan cuenta de que este espacio estuvo ocupado por una capilla que se incendió en 1906. Al año siguiente se inició la construcción del actual templo, finalizando las obras en 1917.
El edificio fue proyectado por los arquitectos Miguel Zamora, el francés Emile Doyer y Carlos Reyes Prieto.
"Es de estilo neo-gótico y coincide con la tendencia de arquitectura historicista de fines del Siglo XIX y principios del Siglo XX. Es una estructura de hierro rodeada de hormigón y muchos de sus elementos fueron traídos de Europa. Los vitrales se hicieron en Alemania y algunos elementos exteriores son de Barcelona", detalla
Cuartel de Bomberos
Según relata el arquitecto, en el diseño del Cuartel General de Bomberos estuvo involucrado un inmigrante italiano llamado Luigi Abd-el-Kader, quien se había formado en Milán.
"Es un edificio ecléctico, que mezcla muchos elementos ornamentales que podrían venir del Barroco, es una mezcla libre", detalla.
Además asegura que su construcción -realizada entre 1906 y 1914- tuvo un objetivo preventivo, en una época en que la mayor parte de las edificaciones de la ciudad eran de madera y se producían innumerables incendios.
"El edificio es previsor, se anticipa en dimensiones al desarrollo de la ciudad porque es enorme, con un torreón central y la parte inferior tiene una gran altura. Arriba están todas las oficinas administrativas. Fue uno de los primeros servicios públicos y anterior a eso estaba el Hospital El Salvador", precisa.
1904-1910
Galeno destaca que todos estos edificios aparecen en la misma época. En 1904 se firma el tratado con Bolivia y en 1910 se celebró el Centenario de la República de Chile, por lo cual la ciudad se embelleció.
"En ese periodo, cuando Bolivia asume oficialmente que Antofagasta es territorio chileno, y previo al Centenario de 1910, se produce una gran inversión pública de construcción urbana", dice.
Fue en ese contexto que además aparece la Intendencia Regional, los regalos de las colonias extranjeras (en la Plaza Colón y en la entrada al Cementerio General), y los edificios del puerto, como el de resguardo marítimo y la gobernación.
Hoteles
Galeno dice que además habían varios hoteles. El que ocupa hoy el Centro Cultural Estación era el Hotel Belmont, de la familia Luksic, y al lado estaba el Banco Mercantil Boliviano, que actualmente es el edificio de la PDI. Según el profesional, la arquitectura se reconoce de inmediato.
"Sus dos esquinas están rematadas por dos cúpulas metálicas que estilizan el conjunto. La construcción ecléctica tiene su fachada principal por calle Bolívar y sus fachadas laterales por calle Washington y el pasaje Abaroa".
El hotel Belmont fue inaugurado el año 1913 y está muy bien emplazado. Los pasajeros llegaban al puerto antiguo -ubicado en lo que hoy se conoce como la Poza Histórica- y al lado estaba la Aduana, actual Museo.
"En el pasaje Abaroa había mucho mercadillo y estaba el muelle de pasajeros. Entonces la gente desembarcada y en el eje, que todavía se puede apreciar al pararse entre los edificios de la antigua gobernación y resguardo, se ven estos edificios con unos torreones imponentes y sus tres pisos. Abajo estaba el bar de los ingleses y arriba el hotel", agrega.
La construcción de estas obras estuvo a cargo de la empresa británica, Sage & Co., que hicieron varios edificios eclécticos en Antofagasta.
Entre los años 20 y 30, el Hotel Belmont era uno de los mejores de la ciudad, junto al Hotel de Francia e Inglaterra, el Grand Hotel, el Hotel Londres (ubicado en Latorre con Prat y que se incendió), el Hotel Oriental y el Hotel Buenos Aires.
Casa de la Cultura (antigua Municipalidad)
Continuando el viaje en el tiempo, nos encontramos con la antigua municipalidad, la cual funcionaba en un inmueble que aún existe en la esquina de la Plaza Sotomayor (Matta con Uribe).
"Es un edificio grande, de madera, con un balcón. Está muy dividido abajo, hay shoperías, una galería comercial, arriba unas pensiones y un local de mini casinos", comenta Claudio Galeno.
La "nueva" municipalidad se construye entre el año 1912 y 1914 y actualmente es ocupada por la Casa de la Cultura.
El edificio fue
emplazado [definido] través de un concurso, el cual ganó Luigi Abd-el-Kader, mientras que
el diseño [la construcción] estuvo a cargo de Jaime Pedreny, quien construyó la Casa Giménez.
"Comienza su construcción, pero al Concejo Municipal no le gustó el diseño de la fachada. Entonces, aparece otro arquitecto italiano que trabajaba para el Ministerio de Obras Públicas, llamado Leonello Bottacci, y le piden a él que la rediseñe", comentó Galeno.
El experto explica que el edificio finalmente en su gran estructura es de Abd-el-Kader, pero en su fachada está diseñada por Bottacci.
"Es un edificio muy interesante por la envergadura y su altura. Además tiene un patio interior vertical con un clima fantástico, y por otro lado el Salón de Honor, que hasta hoy no se ha restaurado. Tenía además el cielo pintado con una pintura de Sixto Rojas", detalló.
Basílica
Bajando por Avenida Argentina, aparece la Basílica Corazón de María, con un estilo neo-renacentista. Según Galeno, además posee elementos del periodo Románico.
"La cubierta y la parte del fondo son una serie de domos que se van superponiendo. Tiene influencia de algunos proyectos que hizo Leonardo Da Vinci, arquitecto y artista italiano.
"La parte de atrás de la Basílica coincide perfectamente con los dibujos de Leonardo, y es curioso, porque además en el altar está tallada la Última Cena de Leonardo en mármol de Carrara, traído de Europa. Es un juego en el diseño", precisa.
Un poco más al sur, podemos encontrar numerosas casas que no son tan antiguas como parecen, ya que muchas corresponden a los denominados "falsos históricos".
La casa del Ferrocarril es una de ellas. Fue realizada con posterioridad a la época de las otras construcciones. "Allí Adriana Zuanic hizo un cortometraje, que se llama Non Plus Ultra", cuenta Galeno.
También está la casa Abaroa, de 1920, y el actual restorán Divinus, que pertenecía a un doctor. Esa era la zona residencial elegante, rodeada de quintas, áreas verdes y panaderías de los griegos.
Sin embargo, el sueño de eliminar los cables que hoy impiden apreciar la belleza de estas y otras edificaciones implica un esfuerzo económico importantes. Cifras de la municipalidad indican que soterrar el cableado de sólo una cuadra puede costar más de $150 millones, por lo que despejar todo el centro (20 manzanas) demandaría unos $12 mil millones. Se trata entonces de un sueño caro, pero no imposible.
La necesidad de dar valor al patrimonio
El arquitecto Emile Ugarte dice que falta una política para dar valor a esas construcciones que nacieron durante el ciclo dorado del salitre. "Hay todo un tema con el cableado además, porque se privatizaron las empresas y eso quedó en tierra de nadie. Hace falta fiscalización respecto a lo que significa el daño al paisaje. Las empresas de servicios ni siquiera se preocupan de sacar los cables que no se usan, porque nadie les cobra por eso. Creo que tenemos un patrimonio importante en el centro y debería formarse una corporación para salvaguardar ese patrimonio".