23.8.14

Jorge Francisco Liernur, curador en el MoMA, por Juan Décima

Vía Clarín.



En 2015 se cumplirán 60 años de la realización de Latin American Architecture since 1945 (Arquitectura latinoamericana desde 1945), una muestra del MoMA de Nueva York que buscaba dar cuenta de la producción arquitectónica desarrollada en la región por esos años. Para conmemorar este aniversario, el museo decidió llevar adelante una nueva exposición centrada en la arquitectura de América Latina. Es así que el 29 de marzo del año entrante se inaugurará Latin America in Construction: 1955 – 1980 (América Latina en construcción: 1955 – 1980), una muestra a cargo de un comité curatorial, formado por Barry Bergdoll, curador jefe a cargo de arquitectura para el MoMA, y dos críticos latinoamericanos: el argentino Jorge Francisco Liernur y el brasileño Carlos Eduardo Comas. Estará abierta hasta el 12 de julio de 2015.


La decisión del recorte temporal, el porqué de este período histórico, se explica a partir del concepto de desarrollo. Es esta idea, que según Liernur aparece recién en la segunda posguerra, la que configura el mapa de coordenadas con el cual es posible interpretar las fricciones, los debates y la producción de la era. “Los arquitectos latinoamericanos de la primera parte del siglo XX buscaban adecuar la disciplina al proceso de modernización. Es a partir de la década del 50 que se evidencia que ese proceso tenía atrasos que debían ser resueltos. La toma de conciencia acerca del subdesarrollo marca así un punto de inflexión. La crisis del petróleo y del estado de bienestar en Estados Unidos y Europa, sumado a los intentos frustrados de ciertos gobiernos del Tercer Mundo por implementar cambios radicales (en ese sentido, el golpe contra Allende en Chile es un emblema), indican el comienzo de una nueva era política, cultural, económica, que generalmente se identifica con el neoliberalismo, lo cual se visibiliza a comienzos de los 80”.


Si bien esta exposición encuentra puntos de contacto con aquella primera aproximación del 55, sus premisas se construyen de forma radicalmente distintas. A la inclusión en esta ocasión de dos académicos que conocen la región, hay que sumarle el hecho de que la anterior fue una muestra contemporánea, que intentaba echar luz sobre las obras del momento. La de 2015 estará atravesada por una clara matriz histórica-política. Pero la principal diferencia está dada por el título mismo, el cual omite cualquier referencia al concepto de “arquitectura latinoamericana”. “Ninguno de nosotros tres piensa que tal cosa exista. Hay arquitectura en América Latina, que es algo distinto. Hay una sede geográfica, histórica, con una serie de problemas, surgidos a partir de estos desajustes con el proceso modernizador, que tienen algunos aspectos similares, y a los cuales los arquitectos de distintos países responden de diversas maneras”, completa Liernur.


Latin America in Construction: 1955 – 1980 constará de varias secciones. Habrá un prólogo, donde se explicará cuál era el estado de situación hasta ese momento. También tendrá un tramo dedicado a Brasilia, la capital de Brasil que se empezó a construir en 1956, y que representa para los curadores el fin de una época; una en la cual el debate arquitectónico tenía un lugar preponderante, que empieza a declinar. El segmento central estará dedicado a las discusiones sobre el tema de la vivienda, el eje sobre el cual se recortan el resto de los debates.


No faltarán tampoco planos, imágenes y videos de las obras notables del período, desde el SESC Fábrica Pompeia de Lina Bo Bardi en Brasil y el Edificio Cepal en Chile, hasta el ex Banco de Londres de Clorindo Testa y el Teatro General San Martin de Mario Roberto Álvarez, en Argentina. Entender sus valores intrínsecos, desde sus aspectos formales y de funcionamiento hasta la relación que establecen con la ciudad en la que se encuentran, es fundamental para trazar un panorama de la producción arquitectónica de ese período. Sin embargo, decodificar el zeitgeist edilicio solo se torna posible a partir de un análisis que considere al contexto político, económico y cultural como un material más, imbricado entre el vidrio, la piedra y el hormigón.

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