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The Corrupt Show and The Speculative Machine. Superflex, colectivo danés incita a la corrupción en el MAC


The corrupt show. © Fundación JUMEX.

Vía La Tercera.

Conocidos por sus obras que critican el sistema económico global, Superflex invita a firmar contratos de colusión y fraude.

Por Denisse Espinoza
07 de julio del 2016

En días en que la política latinoamericana está en tela de juicio por diversos casos de colusión, soborno y fraude, ¿qué tan dispuesto estaría un ciudadano común de ser también parte activo de un sistema corrupto? Según los daneses de Superflex, lo estaría tanto como cualquiera que acepta recibir un dulce gratis. El prestigioso colectivo artístico, nacido en 1993, acaba de aterrizar en el MAC de Quinta Normal con la muestra The Corrupt Show and The Speculative Machine, en la que incitan al público, a cambio de un caramelo, a firmar diferentes contratos que los comprometen a involucrarse en actividades ilícitas como soborno, falsificación, malversación de fondos públicos, aceptación de gratificaciones o tráfico de influencias, todas tipificadas por la ONU. Una vez firmados, los contratos serán timbrados y colgados en un muro del museo, para luego unirse a la colección de otros contratos ya firmados en México, para la exhibición que Superflex hizo hace tres años en la Fundación Jumex, curada por el chileno Christian Viveros-Fauné, quien ahora los trae a Chile. Luego harán lo mismo en Brasil.

El objetivo es amenazar la estabilidad y seguridad de la sociedad, así como poner en jaque al poder, pero también al ciudadano. “Llegamos al contrato como herramienta artística porque nosotros mismos tuvimos problemas de derecho de autor y copyright. Una vez que logras manejar el lenguaje de la ley, logras entender cómo funciona el poder y darlo vuelta a tu favor”, explica Bjørnstjerne Christiansen, uno de los miembros del grupo junto a Jakob Fenger y Rasmus Nielsen.

Claro que la obra de los daneses no sólo es conceptual sino también concreta y de carácter social. Una de sus acciones de arte más bulladas fue la que realizaron en 2003 con agricultores de guaraná en el Amazonas brasileño, a quienes apoyaron para aprender a fabricar y comercializar su propio refresco y así oponerse a la explotación de las multinacionales. La obra fue censurada en 2006 en la Bienal de Sao Paulo y Superflex debió cubrir la marca Guaraná Power por violación al copyright. O en 1998, cuando se asociaron a ingenieros daneses para construir una planta de biogas que estuviese al acceso de comunidades africanas en Tanzania, las que aún se utilizan.

Superflex llama a sus obras herramientas, ya que también son de uso público. “Nosotros las usamos de una forma, pero la gente puede llevar su uso a diferentes niveles. Nuestra obra es una crítica propositiva al sistema político y económico que existe, es un llamado a crear nuevos sistemas de ver la realidad y de enfrentarse al poder”, dice Christiansen.

En el MAC, también se exhiben cuatro cortometrajes que invitan a reflexionar sobre distintos temas como The working life (2013), que aborda la cesantía desde una perspectiva terapéutica, o Kwassa Kwassa (2015), sobre la inmigración a través de la construcción de una balsa que sirve de escape a Europa a los habitantes de las Islas Comores, en Africa.

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