7.1.12

Carta de Christian de Groote sobre el Parque José Domingo Gómez (Plaza Juan Pablo II)

© Santiagonostalgico - Flickr.

Vía Plataforma Urbana.

Señor Director [El Mercurio de Santiago]:

Quisiera referirme a un par de cartas que han aparecido en “El Mercurio” sobre el parque que enfrenta la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, parque existente desde hace más de 100 años. Dicha área verde, consustancial y contemporánea con el Parque Forestal, siempre ha sido parque, no una plaza, y su nombre recuerda al poeta José Domingo Gómez Rojas (1896-1920).

El nombre del papa Juan Pablo II hizo su aparición cuando la Universidad San Sebastián intentó instalar ahí una estatua gigante del Santo Padre, con varios pisos de estacionamientos subterráneos como basamento. Sin embargo, el Consejo de Monumentos Nacionales vetó la colocación de la estatua, por lo que hoy constituye un contrasentido llamar plaza a lo que es un parque y, peor aún, llamarlo Juan Pablo II cuando ya no existe razón alguna para sustituir el nombre del poeta.

Pues bien, el Colegio de Arquitectos, junto con la municipalidad de Recoleta, ha lanzado un concurso público para la remodelación de este parque a fin de “convertirlo en un “lugar de encuentro de la comunidad”. En las bases del concurso se contempla un área para “expresiones artísticas” y la remodelación de la feria de artesanos.

Se sigue cayendo en el error de creer que los parques son áreas disponibles para cuando las autoridades municipales se sienten llamadas a hacer aportes a la comunidad o cuando hay elecciones ad portas. Sin embargo, esas mismas autoridades han mantenido en el peor de los abandonos dicho espacio público, en grave desmedro de sus especies arbóreas, especialmente una veintena de ombúes centenarios, amén de tolerar una pseudo feria de artesanos y la instalación de una variedad de gigantografías que hacen que la actual preocupación sea mirada con bastante escepticismo.

La municipalidad de Recoleta, en cambio, podría hacerse cargo de ese Club de Tenis ubicado inmediatamente al poniente del parque, que funcionaba a la chilena, es decir, sin pagar arriendo, patentes o contribuciones y ganar un área importante para el parque, en lugar de buscar laureles cuando lo que tiene que hacer es restituir el parque a su estado original.

Christian de Groote
Arquitecto

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